INDIA: estallan grandes protestas de los campesinos contra el capitalismo burocrático
Imagen de cabecera: marcha de campesinos camino de Delhi. Fuente: Rajesh Sachar AP Photo.
El martes 13 de febrero inició una marcha de decenas de miles de campesinos en India, especialmente desde Punjab y Haryana, hacia la capital del país, Nueva Delhi. Cargaron camiones y todo tipo de vehículos con alimentos y enseres, preparados para viajar durante un largo tiempo y acampar en la ciudad si era necesario. Todo ello llega tras unas negociaciones fallidas con las autoridades estatales, las cuáles queda patente que han engañado a los campesinos tras haberles hecho numerosas promesas en el pasado. Desde el propio martes la policía ha estado disparando gases lacrimógenos, fortificando la capital y atacando ferozmente a los campesinos para evitar que lleguen a su destino. También se han cortado los servicios de internet en muchos lugares de Haryana y se han prohibido las reuniones de cierto tamaño en la capital. Aunque la mayoría de campesinos son de Punjab y Haryana, también se han sumado grupos desde Uttar Pradesh, Rajasthan y Madhya Pradesh.
Los campesinos indios y el actual gobierno indio ya han chocado anteriormente. Entre el año 2020 y 2021 hubo enormes protestas y tras ellas Modi y el BJP tuvieron que retirar una serie de medidas que liberalizaban el mercado agrícola. Adicionalmente prometieron a los campesinos que se tomarían una serie de medidas, la más destacada de ellas, asegurar el precio de los productos de los campesinos para evitar pérdidas. Tiempo atrás, el gobierno indio ya había prometido doblar los ingresos de los campesinos para el año 2022, cosa que de nuevo no se cumplió. Adicionalmente, en el año 2022 el gobierno indio prometió a los campesinos que estabilizarían una serie de precios garantizados para mantener la subsistencia de los maltrechos campesinos indios.
Todo ello ha servido como caldo de cultivo para que los campesinos indios se rebelasen contra el viejo Estado indio. Finalmente, tras años de esperas y de ser abandonados, los campesinos indios exigen que garantías, ya sea mediante precios fijados por ley o con más apoyo estatal, incluyendo que el gobierno garantice estatales reservas de alimentos, comprando los productos a los precios mínimos estipulados con los campesinos. Otra exigencia que tienen es que se les exima de pagar préstamos agrícolas y que los ingresos superen en más de un 50 por ciento los costes de producción. Los campesinos más activos han sido los de Haryana y Punjab porque los principales beneficiados de los precios mínimos estipulados en los últimos años han sido ellos, ya que venden la mayoría de su grano bajo este sistema de precios.
El gobierno del BJP y las clases dominantes indias han demostrado repetidamente que no velan por los intereses de los campesinos, sino que sirven a los intereses del imperialismo, principalmente el yanqui. No sólo incumplieron las promesas hechas tras las fuertes protestas de 2020-2021, sino que recientemente han empeorado las condiciones de vida de los campesinos por los nuevos acuerdo de venta del país a los imperialistas. Una medida más que fue en detrimento de las condiciones de los campesinos, fue hace meses después del G20, cuando hubo un acuerdo entre el imperialismo yanqui y las clases dominantes indias: India bajó los impuestos a multitud de productos agrícolas muy importantes para la economía del imperialismo yanqui, dando pie a su importación masiva en detrimento de la producción de los campesinos locales. Ya informamos de este acuerdo y de las terribles consecuencias de la política del BJP para el campesinado indio: “En general todos estos productos alimenticios tienen la característica de que son productos muy consumidos en el país asiático, y por lo tanto muy rentable para Estados Unidos su exportación. Sin embargo, por esta misma razón, son una base necesaria para los productores de la India, ya que algunos de ellos suponen una importante fuente económica para regiones enteras como las manzanas, nueces y almendras en los estados de Jammu y Cachemira, Uttarakhand y Himachal Pradesh. En estos Estados en la economía se está imponiendo el turismo como negocio principal, dejando a miles de campesinos pobres arruinados.”
Ante estas protestas y las enormes movilizaciones de campesinos que marchan decididos a Delhi, el viejo Estado indio ha llevado a cabo varias acciones: ha blindado Nueva Delhi y cortado todos los accesos para los campesinos. Ha blindado las fronteras de la ciudad como si se tratasen de fronteras de un Estado a otro y cómo si estuviesen en guerra, pero contra su propio pueblo. Por otra parte ha desatado una brutal ola de represión, con acciones inéditas hasta el momento como bombardear con gases lacrimógenos desde drones a los manifestantes. Además, ha habido fuertes choques con la policía antidisturbios, en los que los campesinos se han mantenido firmes y combativos, e incluso han ingeniado métodos para contrarrestar los medios muy superiores de las fuerzas represivas. Por ejemplo, se informa que están lanzando piedras para derribar los drones, están usando tractores para quitar las barricadas de cemento, y que usan métodos defensivos de varios tipos para minimizar los efectos de los gases lacrimógenos. El viejo Estado indio sólo conoce una manera de lidiar con las protestas de los campesinos: la brutal represión. En las protestas que fueron de 2020 hasta 2021 hubo más de 750 campesinos indios muertos.
De nuevo vemos como la situación en el sur de Asia es especialmente turbulenta, y cómo ya mencionamos anteriormente, la explosividad de las masas va en aumento. El capitalismo burocrático está en una situación crítica y los gobiernos burocrático-terratenientes, los imperialistas y las clases dominantes locales no son capaces de frenar ni amansar al pueblo cuando se rebela de forma justa contra la miseria a la que lo relega el imperialismo y el capitalismo burocrático.