Nuevos ataques contra los campesinos pobres en Brasil

Proyecto minero de Belo Sun en Pará. Fuente: Belo Sun/Reproducción

Las empresas mineras en Brasil y el latifundio continúan su ataque contra los campesinos pobres. Estos ataques se producen en estados como Pará, Amazonas o Minas Gerais y se realizan como presión de los grandes latifundistas para poder hacerse con la tierra dejando desprovistos a los campesinos. Campesinos de los que después se aprovecharán para que trabajen en condiciones de semiesclavitud en sus minas o latifundios.

Estados federales de Brasil. Fuente: epicentrogeográfico.com

El pasado 7 de julio el periódico A Nova Democracia sacaba a la luz los ataques de una de estas empresas imperialistas, la minera canadiense Belo Sun en Pará. Esta empresa pertenece al fondo de inversión Forbes & Manhattan. En esta zona, la empresa minera quiere hacer un mega proyecto aurífero. Quieren extraer 5 millones de toneladas de oro por año mediante minas a cielo abierto, uso de explosivos y la construcción de almacenes de los desechos químicos, un relleno sanitario, un depósito de explosivos, y construir una estación de abastecimiento de combustible , alojamiento y carreteras. Estas operaciones acaban suponiendo la destrucción de la tierra del campesinado. Para presionar al campesinado y que abandone la tierra, están amenazándolos y atacándolos con armas de fuego. Los campesinos denuncian que esto ocurre desde 2012, cuando les restringían el acceso a áreas públicas, promoviendo el acaparamiento de la tierra y contratando empresas de seguridad privada armada.

El 3 de julio los campesinos indígenas de Nova Yvu Vera fue atacada con gases lacrimógenos por la Policía Militar (PM). Esta comunidad campesina lleva desde abril sufriendo persecuciones de la PM o de grupos armados financiados por empresarios. Están sufriendo ataques porque reclaman tierras donde se ubican grandes empresas y además éstas cada vez más se adentran dentro de su tierra. AND les visitó y afirmaban “¡Si arrestan a 10 líderes, nacerán 20-30 líderes!”. Manteniendo en alto su espíritu de lucha por la tierra. Mientras los ataques se están intensificando, también lo hace la resistencia de los campesinos pobres: este año hemos visto un incremento en las ocupaciones de tierras en varias partes de Brasil.

Tropas de choque atacando campesinos. Fuente: A Nova Democracia

En el territorio del pueblo indígena Yanomami, la compañía minera está enfrentando al campesinado perteneciente al pueblo indígena con otras partes de los campesinos entre sí por el problema de la tierra. AND añade que “los conflictos se han recrudecido como reflejo directo de la falta de solución a la situación del campesinado (la llamada “reforma agraria” sigue archivada) y la lucha desenfrenada contra la minería aurífera en la TI Yanomami [nota de autor: Tierra Indígena Yanomami] a través de operaciones que sólo apuntan al oro de minería, sin castigo a los millonarios articuladores de las operaciones, como hacendados y militares”. También denuncian cómo, ante la falta de tierra para los campesinos y con una cesta de la compra cada vez más alta, el gobierno federal anuncia ayudas para nuevas inversiones en el latifundio, “principal causante de la calamidad”, añaden. En total la ayuda es de 364,2 mil millones de reales brasileños.

Estas empresas se aprovechan de las condiciones de miseria que crean para poder adquirir mano de obra muchas veces en condiciones semifeudales. También actúan así los latifundistas, AND escribe: “La base del latifundio capitalista sigue siendo el semifeudalidad, que evoluciona en sus formas y es utilizado por el gran capital para una mayor acumulación”. Una de las últimas grandes operaciones liberó a 83 campesinos, junto a sus hijos en los estados de Pará, Paraná, Minas Gerais y Espirito Santo. Estos campesinos vivían sin agua corriente y en condiciones deplorables. Sin embargo, el gobierno federal sigue diciendo que estos son “casos aislados”. El periódico añade que “la cura definitiva es mucho más profunda que una simple cuestión de ‘casos aislados’ y exige resolver el fin mismo del sistema de tenencia y distribución de la tierra, medida ajena a cualquier gobierno del viejo Estado burocrático-terrateniente brasileño y hoy sólo planteada y aplicada por movimientos populares auténticamente democráticos, especialmente del campo.”

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