Final del jus soli en Mayotte: un avance más en la reaccionarización del Estado

Imagen de cabecera: manifestación frente a la embajada francesa en las Comores en 2018.

Publicamos esta traducción no oficial de un artículo de La Cause du Peuple.

En febrero de 2024, el Ministro de Interior Darmanin anunció que Emmanuel Macron quiso que “no sea posible ser francés si no eres hijo de padres franceses”, si uno nació en Mayotte.

En el contexto general de la ley de inmigración, donde el jus soli [expresión en latín para el derecho del suelo, un principio burgués de acuerdo con el que la nacionalidad está determinada por el lugar de nacimiento] fue puesto en cuestión frente a la censura del Consejo Constitucional (por razones técnicas y no políticas), es necesario observar esta decisión para ver las consecuencias de la reaccionarización del Estado burgués (vea nuestro artículo anterior).

Jus soli, un principio que se ha convertido en importante para la burguesía francesa

Al respecto de la nacionalidad, la burguesía francesa ha evolucionado durante el tiempo, siguiendo el desarrollo del capitalismo francés.

La gran Revolución Francesa de 1789 instaló a la burguesía en control. Con la primera monarquía constitucional (1791), hay una forma de jus soli la cuál es confirmada tras el final de la revolución en la ley de Napoleón en 1804. Pero este jus soli es condicional, no se puede decir que sea particularmente un principio establecido por la burguesía francesa, es usado raramente.

Fue en 1851, y entonces en 1889 cuando la legislación fijó firmemente el jus soli en la ley francesa. ¿Por qué? Este es el momento en el que el capitalismo francés necesita fuerza de trabajo y no puede confiar sólo en los antiguos campesinos, quienes no llegan suficientemente rápido a las ciudades o mueren en las sucesivas guerras. Por lo tanto, es necesario tener inmigrantes que serán buscados en Italia, España, Bélgica… Así, notamos por ejemplo que en 1889, cuando la nueva ley llega, esto fue casi 20 años desde 1870-1871, tiempo de la Guerra Franco-Prusiana y de La Comuna; allí, por lo tanto habrá ausencia en los grupos de edad que realicen el servicio militar, porque sus potenciales padres murieron en la guerra. La ley de ese año reflejará la realidad de que la mayoría de hijos jóvenes de extranjeros tendrán que hacer el servicio militar.

Así, en el punto de ruptura hacia el imperialismo el cuál ocurre alrededor del final del siglo XIX e inicios del siglo XX, Francia se convirtió en el principal país receptor de inmigración en Europa, mientras restringía la nacionalidad en sus nuevas colonias, donde uno no se convierte en francés como en la Francia metropolitana (Ley de Indigennat de 1881). Esto continuará con el infame ejemplo de los llamados “Musulmanes franceses” en Argelia, los cuáles acompañaron tantas masacres y persecuciones. Tienen que mantenerlo en mente para siempre recordar cómo el imperialismo francés es usado para tratar aquellos que designa extranjeros en “su” suelo.

Así, podemos decir que desde el principio de su historia contemporánea (porque también existió de otra forma bajo el viejo régimen), el jus soli evolucionó en Francia (y en otros lugares en las colonias) de acuerdo a las necesidades del capitalismo, y entonces del imperialismo francés. Se abrió cuando hubo una necesidad de fuerza de trabajo, y entonces se cerró. Pero se ha convertido en un principio general de la ley de la burguesía francesa, un instrumento por el cuál podría controlar a su población en todos los regímenes burgueses desde la 1ª República. Consecuentemente, vale la pena puntualizar que su cuestionamiento en Mayotte, y entonces en Francia en general (el cuál es la posición de los Republicanos de Ciotti y ha sido la posición histórica de RN desde el padre de Le Pen) no se enfrenta a casi quejas. Al contrario, esta “solución” se vende a las masas como una solución a los problemas de Mayotte. Es una señal de la reaccionarización del Estado, porque la larga tradición legal de la democracia burguesía en Francia es puesta en cuestión por primera vez en una forma intensa desde la llamada “descolonización” y desde el Régimen de Vichy, el cuál volvió a la naturalización obtenida “por el suelo” con las deportaciones de su gobierno fascista.

La negación de los principios de la democracia burguesa francesa detrás del jus soli

La burguesía francesa siempre ha presumido ser la heredera de la Ilustración, de las grandes ideas, tradiciones de libertad o derechos humanos. Todo este sinsentido ha tomado vida por sí mismo cuando vemos la feroz explotación y medidas inhumanas tomadas durante los últimos 175 años por parte del Estado burgués, el cuál se ha convertido en el más grande opresor tras haber hecho al pueblo creer que los haría libres.

Como se ha explicado anteriormente, es muy importante vincular esto con el actual desarrollo de la historia del imperialismo francés. Por lo tanto en este punto, es necesario reconocer que en Mayotte ocurre una violación de este principio de forma deliberada y abierta, inscrita en los “Principios de la República”: “La República es una e indivisible”.

¿Realmente indivisible? Sin embargo, cuestionar el derecho a la nacional sobre una parte del territorio (Mayotte) rompe completamente este principio.

La reaccionarización del Estado burgués de la cuál estamos hablando no es una abstracción, se consigue con medidas concretas, dónde los principios de la república burguesa (democrático-liberal) son puestos en cuestión por parte del gobierno. No sorprende que las fuerzas que flirtean más abiertamente con el fascismo apoyen la extensión de tales medidas y afirmen que han conseguido “victorias ideológicas” cuando son introducidas.

Es una necesidad para la burguesía continuar avanzando con tales armas incluso si esto significa desprenderse de sus pensadores y los escritores originales de sus principales leyes, tales como la Constitución de la 5ª República. Debe reestructurar totalmente el Estado para evitar la crisis y para contener las revueltas, y estas son tareas que van todas ellas de la mano. Nada progresista puede venir de la burguesía. El imperialismo es parasitario y el imperialismo francés es un parásito lujoso y hambriento, el cuál no puede aguantar su propio peso sin chupar la sangre de los proletarios en Francia y de los pueblos oprimidos fuera de ella. Intenta arrastrarnos en su caída y en sus leyes, en sus guerras y en sus proyectos desilusionantes, y los oportunistas del Parlamento intentan hacernos creer que es es posible salvarlo, no haciendo reformas reaccionarios sino con un programa de “izquierdas”.

Pero son tiempos duros, la reaccionariación del Estado burgués francés ha continuado frenéticamente en los años recientes. La única clase capaz de cambiar la situación es el proletariado, para ello carga con la tarea de derrocar el Estado burgués, y con ello, la reacción en toda la línea.

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