AND: Editorial Semanal – ¿Contingencia para quién?

Publicamos una traducción no oficial del artículo de A Nova Democracia de Brasil encontrado en su página web.

La nueva contingencia de R$ 600 millones, anunciada y detallada el 29 de septiembre por el gobierno federal, golpea duramente a la Educación. Solo esta cartera habrá bloqueado un valor de R$ 165,7 millones. La contingencia – eufemismo para referirse a los recortes presupuestarios – ya es la segunda de este año que afecta a la Educación: la primera, en agosto, ya había bloqueado R$ 332 millones. El valor total bloqueado, desde el inicio del gobierno, es de R$ 497 millones.

Luiz Inácio no parece recordar sus exuberantes promesas, tan abundantemente propagadas a lo largo de 2022. Esta es la impresión, porque, en lo que respecta a la Educación, sus acciones contradicen todo lo que venía diciendo: «La Educación no es un gasto, es una inversión».

¡Pero tranquilos todos! El gobierno parece tener una buena razón: “El nuevo régimen fiscal ha reemplazado al tope de gasto, que dice que los mismos límites siguen vigentes hasta el 31 de diciembre”, dijo el secretario de Presupuesto Federal del Ministerio de Planificación. Entonces, básicamente, el gobierno está recortando en educación porque el “nuevo régimen fiscal” le ordena recortar el gasto para garantizar el superávit fiscal, condición para seguir pagando la amortización y los intereses de la deuda pública, un verdadero asalto de los imperialistas al 51% del presupuesto de la nación. Pero, esperen: ¿no fue el “nuevo régimen fiscal” propuesto por el propio gobierno para acabar con el horroroso “tope de gasto” que impedía precisamente las inversiones en Educación? Luiz Inácio parece apreciar este dicho: cambiarlo todo, para mantener todo como siempre ha sido.

Pero Lula también parece haber olvidado sus promesas sobre la “reforma agraria”. Hoy en día, su gobierno sólo alcanza el 10% del objetivo de familias asentadas, un objetivo establecida por el propio gobierno. Sólo 726 familias fueron asentadas, en comparación con las 7.200 que recibieron la promesa. El presupuesto para hacer efectiva la promesa es aún menos alentador que la credibilidad del presidente: R$ 202 millones es el monto para la “reforma agraria”, que ni siquiera garantiza la indemnización de un sólo latifundio.

¿Por qué tan poco dinero para la reforma agraria? A cuenta del “nuevo régimen fiscal”, propuesto por el gobierno del PT, como salvación de la Nación frente al “techo de gasto”. También en esto, el candidato Lula es el paraíso al lado del verdadero Lula. El 1 de junio de 2022, en plena campaña en el sur del país, criticó la falta de “reforma agraria” de los gobiernos anteriores y desestimó el argumento de cumplir con las reglas fiscales: “Tenemos que preguntarnos cuánto costó no haber hecho la reforma agraria cuando todo el mundo lo hizo”, dijo, para regocijo de los ilusos.

Aquí vale la pena señalar la mentira descarada de que “todos hicieron la reforma agraria”, cuando en realidad sólo los países que hoy son imperialistas la hicieron cuando establecieron la república democrática, mientras que la mayoría de los países oprimidos por el imperialismo -como Brasil- nunca la hicieron y por lo tanto se quedaron atrás en la historia; hechos que Lula conoce, pero que residen en su estilo de manipulación a la hora de hacer declaraciones.

Mientras la “contingencia” quita los escasos recursos de los servicios públicos y las políticas sociales que el gobierno dice defender, lo cierto es que para otros sectores no hay problema con los fondos. El Ministerio de Agricultura, por ejemplo, no ha recibido –desde principios de año– ningún bloqueo de fondos, sino todo lo contrario. Las reaccionarias Fuerzas Armadas, en cambio, tenían una contingencia de R$ 22 millones irrisorios (4% del valor bloqueado de Educación, ¡compruébelo!). Quizás, ahora, los oficiales superiores de las Fuerzas Armadas se vean obligados a servir solomillo y no más filete mingnon en sus cubiertas regado con whisky de doce años. Es una pena, ¿no?

Mientras Luiz Inácio demuestra, día tras día, que no tiene intención de materializar sus promesas más esenciales de campaña, las masas luchan y luchan. Contra el desmantelamiento de la Educación, en septiembre, estudiantes y profesores de la Universidad Estatal de Minas Gerais, la Universidad de São Paulo y la Universidad Federal de Maranhão llevaron a cabo paros laborales y ocupaciones, exigiendo recursos y defendiendo con uñas y dientes la educación pública gratuita; los profesores del sistema de escuelas públicas estatales de Goiás también paralizaron sus actividades. A pesar de la parálisis total de la “reforma agraria” del viejo Estado, fantasiosa y en bancarrota, los campesinos pobres del campamento de Mãe Bernadette, en Carinhanha (sur de Bahía), se enfrentan a los pistoleros del latifundio y a las tropas policiales que se les han unido, para garantizar la posesión de la tierra a quienes viven y trabajan en ella. ¡Así marcha el gobierno de la coalición reaccionaria presidida por el oportunismo de esta «izquierda” de pacotilla!

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