AND: Editorial Semanal: Regreso a la escena del crimen

Publicamos una traducción no oficial del artículo de A Nova Democracia de Brasil encontrado en su página web.

La escena de una decena de jóvenes haciendo ejercicios físicos y movimientos con rifles, en el complejo de la favela Maré, en Río de Janeiro, se transformó en el nuevo y ridículo espectáculo mediático. Haciéndose pasar por defensora de las favelas y del “emprendimiento identitario” durante los últimos 8 años, Rede Globo [Nota de traductor: cadena de televisión brasileña] no pudo dejar de exponer el carácter más genocida que siempre la ha caracterizado: hizo sonar sus siniestras trompetas y en un reportaje de 11 minutos compara estos toscos ejercicios (tan mal ejecutados y mal conducidos) con el entrenamiento sistemático que se ofrece en las Fuerzas Armadas. Es la contraseña que todos los perros sanguinarios de extrema derecha quieren escalar la guerra contra el pueblo. El bolsonarista Cláudio Castro ya anunció que habrá una megaoperación allí, “sin fecha de finalización”.

El gobierno de Luiz Inácio no se queda atrás y después ofreció la Fuerza Nacional e incluso la Marina para intervenir militarmente ese territorio. «La situación en Maré ha llegado a un punto muy grave, es necesario que haya una respuesta y el gobierno está dispuesto a ayudar», afirmó el secretario ejecutivo del Ministerio de Justicia.

Extraña decisión, si tomamos la siguiente declaración de Luiz Inácio, en octubre de 2022: “El problema de las comunidades más pobres de Brasil es que el Estado sólo aparece cuando tiene un problema que resolver, pensando que la policía es la solución”. Qué diferente es el candidato Lula y su gobierno, ¿verdad?

La intervención militar en Maré, ya definida entre bastidores, será un estrepitoso fracaso y estallará en nuevas rebeliones populares contra la guerra injusta, como fue el caso en Alemão (2010) y en la propia Maré (2014), ambas también por orden del gobierno del PT. Luiz Inácio y Rede Globo, que intentan presentarse como la antípoda de Bolsonaro y bolsonaristas como Cláudio Castro, están todos unidos en este tema. Todos regresan a la escena del crimen para repetirlo.

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Estos grupos criminales que deambulan por las favelas no son el núcleo del problema del tráfico de drogas. Esto está arraigado en el Estado brasileño, que rápidamente se está convirtiendo en un narco-Estado. Al fin y al cabo, todo el mundo sabe que la droga se produce en el extranjero y llega al país principalmente a través de las fronteras del Norte y Centro-Oeste, de las que son responsables el Ejército y otras fuerzas federales. ¿Tiene el comandante del Ejército algo que decir sobre la extraña ineficacia de sus tropas en este control? ¿Qué podemos decir del general Carlos Alberto Mansur, ex-secretario de seguridad de Amazonas, blanco de un operativo policial en agosto de 2023 por participar en esquemas de narcotráfico local? ¿Y qué decir de los dos oficiales de la Fuerza Aérea, que laboraban en la Oficina de Seguridad Institucional de la presidencia de la república, que están siendo investigados por participar en una operación de transporte de drogas con aviones de las Fuerzas Armadas?

Vayamos más lejos. Tomemos el ejemplo de Luiz Carlos Rocha, el “cabeza blanca”, considerado en 2017 el mayor narcotraficante del país y uno de los más grandes del planeta. No estaba entre los pobres, en una favela de Río o Salvador. Vivía en el afortunado municipio de Sorriso (MT), la meca del agronegocio. Llevaba el título de empresario agrícola, un gran latifundista. Las ganancias del negocio ilegal fueron blanqueadas a través del cambista Alberto Youssef, el mismo hombre que hizo un trabajo similar con políticos involucrados en la Operación “Lava Jato”. Luiz Carlos tenía profundas relaciones con Eudes Tarciso de Aguiar, un influyente político de Brasnorte (MT), considerado el mayor líder de la ciudad por haber logrado elegir a Mauro Mendes como gobernador del estado y a Jaime Campos como senador. No está de más mencionar que todos ellos estaban, en aquel entonces, enamorados de Bolsonaro. Luiz Carlos vivía bajo una identidad falsa, sobornando a tantas autoridades como podía. ¿Alguien cree que es una excepción entre sus compañeros?

Estos son los verdaderos fundamentos del narcotráfico en el país: grandes empresarios, terratenientes, autoridades del viejo Estado; hombres de posición que observan las operaciones en las favelas desde su lujosa sala de estar, viviendo como señores de la guerra.

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