TURQUÍA: ¡No se logrará el cambio con las elecciones, sino con la lucha organizada del pueblo!

A continuación publicamos una traducción no oficial del artículo publicado en Yeni Demokrasi.

El año 2024 comenzó con las dinámicas de 2023. Los aumentos en el salario mínimo, los salarios de los jubilados y de los funcionarios públicos, que no son mejoras, se han mantenido en un nivel que arrastra aun más a estos segmentos a condiciones de miseria. Nos enfrentamos a incrementos que están muy por debajo de la tasa de inflación anual, que es del 64,77 por ciento según TÜİK y del 127 por ciento según ENAG. Según la estimación más optimista, las clases trabajadoras entraron en 2024 con una tasa de empobrecimiento del 40 por ciento. Hay una agresión económica que roba y usurpa niveles mínimos de vida, y esta situación de robo y hurto ha surgido con los aumentos de los peajes de puentes y autopistas, de la gasolina y el diésel, de los impuestos a los vehículos de motor, de los cigarrillos y el alcohol, y de los alimentos básicos a medida que entramos en el nuevo año. Se intenta gestionar la crisis económica del sistema imperialista y su extensión a todos los ámbitos con un mecanismo que no perjudique las tasas de ganancia y la insaciable acumulación de capital del capital financiero monopolista y de las clases dominantes en los países semicoloniales y semifeudales. El resultado de esto inevitablemente resulta en la usurpación de los derechos económicos de las clases trabajadoras y en pasarles la factura a ellas. La factura es el cuchillo ensangrentado presionado contra los huesos de las clases trabajadoras. Más dificultades significan una vida más pobre, una vida social más limitada, pérdida de esperanza para el futuro y, por supuesto, la acumulación de una ira y una reacción más fuertes ante la situación dada.

La dictadura fascista es muy decidida, consistente e insistente en culpar de la crisis económica al pueblo trabajador. Esta determinación e insistencia se manifiesta en la continuación de la agresión política y la hegemonía ideológica sin reducir la dosis. Lo principal que necesitan las clases dominantes para lograr la hegemonía ideológica es fortalecer la creencia de que “nada cambiará”. Este enfoque básico se basa en hacer efectivas todas sus orientaciones políticas, herramientas, manejo del proceso e ideas formadas sobre este eje en sus diversos niveles y formas. Las clases trabajadoras, la oprimida nación kurda y varias nacionalidades y fuerzas militantes están bajo asedio con este enfoque. El mecanismo coercitivo del fascismo está activo en su forma más implacable contra la búsqueda constante de derechos, demandas de libertad política y todo desarrollo que esté sujeto a lucha. Se están fortaleciendo mecanismos como la presión policial y de la gendarmería, las amenazas judiciales en la categoría de «terrorismo», la tiranía de las pandillas y la mafia, dispositivos de violencia social como sectas y congregaciones y la explotación del trabajo forzoso. De esta manera, se intenta intimidar a la clase obrera y a todos los demás segmentos oprimidos, a consentir lo que está sucediendo y a condenarlos a los límites del sistema.

Al entrar en 2024, una de las cosas cuyos límites se han determinado y a la que queremos limitarnos son las elecciones locales. Así como las masas se polarizaron con las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2023, ahora se están alineando en las elecciones locales. El año 2023 se ha convertido en un año que refuerza el alineamiento detrás de dos camarillas fascistas y pone toda la fuerza, el deseo y las expectativas de cambio del pueblo al resultado de esta carrera de camarillas fascistas. La ira y la reacción de las masas, su deseo y expectativa de cambio han sido utilizados como material para la carrera electoral. La conciencia de la necesidad de la acción y la lucha organizadas, esta cualidad fundamental de garantizar el cambio, se ha ahogado en el alineamiento electoral. El hecho que todas las fuerzas combativas se hayan convertido en objeto de este juego establecido por las clases dominantes debe verse como resultado del debilitamiento de la conciencia, las exigencias y las reivindicaciones del pueblo en la lucha de liberación. Está claro que esta situación ha llevado a un incremento de la desorganización, desesperación y a la creencia que no habrá cambio de cara a la liberación de las masas a través de una acción independiente.

Ahora la misma historia, el mismo juego y el mismo clima político se organizan con las elecciones locales que se celebrarán en marzo. La dictadura fascista está organizando las elecciones locales de marzo de 2024 como una oportunidad para distraer a las masas de sus problemas y contradicciones, para comprender las causas de la pobreza y la miseria, y para reforzar fundamentalmente el alineamiento en torno a dos camarillas fascistas y profundizar su desorganización y desorden. Las masas populares organizadas y combativas parecen estar enfocadas en atrapar el «viento de cambio a través de las elecciones» en 2024, al igual que en 2023, con sus discusiones, enfoques políticos y actitudes. Es evidente que está siendo arrastrado rápidamente a la posición de ser un objeto del juego establecido y del proceso dirigido por la dictadura fascista. Están convencidos con que las oportunidades de cambio de 2024 estarán en la agenda electoral local con discusiones sobre alianzas, elecciones de candidatos y una orientación política decidida. Ven las elecciones locales, con todo su poder político y organizativo, concentración intelectual y formación espiritual, como el más importante objetivo a vencer en 2024, para desarrollar la lucha y la participación del pueblo en la lucha de clases. En este contexto, no sólo la dictadura fascista utiliza las elecciones locales de 2024 como herramienta para consolidar la hegemonía ideológica reaccionaria, la línea reformista-liquidadora también se refugia en este viento que condena al pueblo al sistema. Está claro que el movimiento liquidacionista-reformista reduce la creencia popular que «nada cambiará» a los acontecimientos dentro del sistema y se centra en estos acontecimientos. Predomina una línea política que atribuye a esto la victoria en 2024. Es una realidad que las fuerzas que reivindican la revolución también aportan sangre a esta tendencia liquidacionista-reformista.

Sin duda, los marxistas-leninistas-maoístas no permanecerán indiferentes ante la sensibilidad política creada por las elecciones. Sin embargo, abordará esta sensibilidad política con un enfoque táctico, centrándose en los problemas de la revolución, las tareas básicas de la revolución y la línea de acción y organización independiente de las masas. Nunca será objeto del juego electoral, parte del refuerzo de la incredulidad de las masas en el cambio. Los comunistas manejarán el proceso con la creencia que el poder débil puede derrotar al fuerte y aparentemente invencible sólo con una orientación organizada y creativa. A pesar de toda la presión, el control y la desigualdad en el equilibrio de poder, el poder de cambio creado por la resistencia palestina con el Diluvio Al-Aqsa del 7 de octubre será una inspiración. Se centrará en el movimiento que muestra la dinámica del poder de cambio de la guerrilla en Hakurk y Zap, que se consideraba imposible en las duras condiciones del invierno, contra el fascismo, que se considera intocable e invencible y que dice tener el control de todo, “hasta que sabe que talla de zapatos usas”.

Los comunistas seguiremos el camino de nuestros «mártires», que se hicieron inmortales por la revolución y el comunismo al que atribuimos la última semana de enero, y que determinaron el camino de la liberación del pueblo sellándolo con su vida y su sangre, contra este tendencia liquidacionista, conciliadora, constitucionalista y electoralista para el cambio. Con ocasión del 100º aniversario de la muerte del camarada Lenin el gran maestro del comunismo, quien propuso la teoría y la práctica del camino de la liberación completa de la clase obrera, el pueblo y las naciones oprimidas, ellos comunistas enfocaremos el proceso con pleno compromiso por el sendero que nos mostró. En el centenario de su muerte, se hará hincapié en la necesidad de comprender mejor al gran maestro, quien enfatizó que la lucha organizada del pueblo y la preservación de su línea independiente es de vital importancia, y que la lucha sobre esta base destruirá todo pesimismo, desánimo, orden que se conforma con menos y creencia en la inmutabilidad. Conmemorar al camarada Lenin significa estar más preocupados y concentrados en los problemas de la revolución, las necesidades de la revolución y las posibilidades de la revolución. La Semana de los Mártires del Partido y la Revolución, declarada por el Partido del Proletariado para la última semana de enero, debe entenderse como el reclamo de los inmortalizados por la revolución de convertir la ira y el rencor acumulados del pueblo en una fuerza organizada y una fuerza de acción política. La responsabilidad de oponerse con más coraje al asedio ideológico y a los movimientos creados por la burguesía de todos los colores y tipos recae sobre los hombros de los comunistas. Centrémonos en convertir la desorganización del pueblo en poder organizado. La ira del pueblo y las profundas contradicciones que experimenta son la agenda real y la posibilidad real de la lucha. Seamos decididos y dedicados a que la clase obrera y todo el pueblo vuelvan su rostro no hacia las falsas esperanzas y falsos cambios, sino hacia la búsqueda de la revolución por parte de aquellos que son inmortales para la revolución.

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