India: sobre los hechos actuales en Haryana
Imagen de cabecera: disturbios en el distrito de Nuh, Estado de Haryana. Fuente: The Hindu.
El lunes 31 de julio por la tarde estallaban nuevos disturbios en India, concretamente en el Estado de Haryana. Los choques habrían iniciado tras la manifestación de dos grupos reaccionarios nacionalistas hindúes, Bajrang Dal y Vishwa Hindu Parishad, dentro del distrito de Nuh (junto a otros distritos, también se le llama “Mewat” en algunos medios de comunicación), territorio mayoritariamente musulmán. En esta movilización muchos de los participantes estaban armados y habían lanzado en redes sociales múltiples amenazas contra los residentes del área a la que iban a asistir. Además, a la manifestación asistieron elementos reaccionarios que previamente habían asesinado miembros de la comunidad musulmana.
Ante esta amenaza, las masas de Nuh, mayoritariamente campesinos pobres y obreros salieron a las calles y rechazaron la movilización reaccionaria con una lluvia de piedras, y se enfrentaron también a las fuerzas de seguridad del viejo Estado indio debido a su complicidad con los grupos reaccionarios. Tras ello inició la represión del viejo Estado indio y de los grupos paramilitares reaccionarios contra el pueblo. Ya hemos informado anteriormente sobre esto. Desde el primer día el Estado suspendió el acceso a internet, prohibió las reuniones de cuatro personas o más y desplegó miles de paramilitares y fuerzas policiales en la zona. Sólo en el primer día ya se contabilizaban tres agentes del Estado indio muertos y decenas de heridos entre los civiles.
Con la llegada al gobierno del Bharatiya Janata Party (BJP) liderado por Modi en 2014, se agudizó el uso de las divisiones religiosas y étnicas para enfrentar a las masas del pueblo entre ellas, especialmente poniendo a las masas empobrecidas de cada territorio como el objetivo de los ataques de otras masas, y a los grupos paramilitares reaccionarios como fuerzas de choque. En Haryana y sus alrededores han ocurrido varios choques en los últimos años: en Nueva Delhi hubo fuertes choques en el año 2020 a raíz de una nueva ley discriminatoria contra la población musulmana de India, provocando fuertes disturbios y posteriores masacres de musulmanes. En total se contabilizaron 38 asesinados y más de 200 heridos. En Gurugram, Haryana, hubo ataques de grupos hindúes reaccionarios durante muchos viernes de finales del año de 2021, contra musulmanes que intentaban rezar en público. Los medios de comunicación siempre caracterizan esto como choques religiosos, y en concreto, los definen como brutales enfrentamientos entre hindúes y musulmanes.
Pero lo que debemos tener en cuenta es quienes son realmente estos musulmanes y porqué son el objetivo de las clases dominantes: el Estado de Haryana no es de los más pobres del Estado indio. Pero dentro de Haryana, el distrito de Nuh fue considerado el distrito más subdesarrollado de toda India en el año 2018. El Estado indio y sus organismos oficiales afirman que las cifras de pobreza han descendido enormemente en los últimos años, pero aun así, afirmaban en el año 2021 la tasa de pobreza de Nuh seguía siendo muchísimo más alta que la media de Haryana. Tras este distrito, se encontraba Palwal, el segundo distrito con mayor población musulmana de Haryana. El resto de distritos tienen una población mucho menor de este credo, y por lo general cifras muy alejadas de pobreza. La población de esta zona es mayoritariamente rural, siendo muchos de estos musulmanes pastores. Por esto mismo, los grupos reaccionarios de “vigilantes de las vacas” sirven como fuerzas de choque de las clases dominantes, que roban el ganado de los pastores o les obliguen a estacionarlo donde ellos requieran, haciéndoles pagar el coste. Todo ello conlleva lucrarse de su esfuerzo o concentrar las cabezas de ganado en menos manos, y desposeer a los pastores pobres de este ganado. Por otra parte, muchas demoliciones de casas han sido contra la clase obrera más empobrecida que malvivía en chabolas en muchas zonas de Haryana. Por todo ello, esta represión encauzada por las clases dominantes, va directamente contra una parte muy empobrecida del pueblo. Y se usa a otra parte del pueblo, también empobrecida, para atacarse mutuamente bajo el pretexto de diferencias religiosas irreconciliables.
El papel del Estado indio en esta cuestión es fundamental: el gobierno del BJP intensifica las políticas de enfrentamientos en el seno del pueblo en múltiples lugares de India, especialmente con las masas que conforman minorías, y las zonas más empobrecidas o donde las contradicciones del capitalismo burocrático están más agudizadas; otra cuestión clave es que el Estado permite a las milicias reaccionarias actuar libremente, reprimiendo de esta forma al pueblo de forma constante y sirviendo a sus intereses, como en el caso de la concentración de ganado; el Estado despliega más fuerzas represivas en los lugares en los que estallan los choques, favoreciendo un mayor control y represión de las masas allí en estos lugares. Otra de las actuaciones más destacadas del Estado indio es la demolición de casas y otras propiedades del campesinado pobre, la clase obrera y la pequeña burguesía que se puede considerar un problema para las clases dominantes y los reaccionarios, y de las minorías. En Haryana, tras dos semanas de actuación estatal, se habrían demolido 1.208 propiedades.
Esta demolición de las casas es un tema muy importante para las masas empobrecidas del Estado indio, que llevan años denunciando que se derruyen sus casas, negocios, etc., con la intención de expulsarlas de donde están. No sólo en Haryana, sino en otros muchos territorios como Delhi, Uttar Pradesh o Madhya Pradesh. Otro ejemplo muy sonado fue el del G20 celebrado en Delhi, que precipitó centenares de demoliciones de hogares de masas empobrecidas del pueblo, dejándolas sin hogar. Para poder demoler sus propiedades, se usan múltiples excusas: que las casas están construidas ilegalmente; que están en territorio que de repente se considera protegido o área natural reservada; que sus poseedores son criminales y la demolición es parte de la pena a pagar. Estas masas que normalmente se agrupan bajo la religión musulmana, han denunciado que esto es una política de limpieza étnica por parte del nacionalismo hindú más reaccionario.
El Estado indio no actúa sólo, sino que dota de medios y usa a organizaciones paramilitares reaccionarias, como las dos que se manifestaron el 31 de julio en Nuh. El uso de estas organizaciones en Haryana le sirve para criminalizar, acosar y atacar a las masas más empobrecidas, usando como excusa la religión. Si las masas se alzan de forma justa contra el acoso de los reaccionarios, el Estado indio tendrá una excusa para intervenir y reprimir brutalmente a las masas, agudizando su control y la militarización de las calles. Todo esto también provoca que el pueblo de Haryana esté en una constante tensión y conflicto, perdiendo de vista a su verdadero enemigo: las clases dominantes indias que les despojan de sus tierras y ganado, y les condenan a la pobreza.
El uso de estas ideas reaccionarias y de grupos armados reaccionarios contra el pueblo como formas de enfrentar al pueblo entre sí, son prácticas habituales del viejo Estado indio. Esto es algo que podemos ver por ejemplo en Manipur y cómo allí el uso de una supuesta división entre las tribus Meitei y Kuki/Naga, permite que en gran medida el pueblo se enfrente entre sí. Por lo tanto las clases dominantes se pueden centrar en continuar desposeyendo de sus tierras al campesinado pobre, tanto en Manipur como en Haryana y facilitar la explotación sobre el pueblo.
Los medios burgueses son cómplices en gran medida de este problema, ya que frecuentemente enmascaran la realidad, hablando de conflictos o choques “religiosos” o “étnicos/tribales”. Incluso muchos de ellos se han mostrado equidistantes y han hablado de enfrentamientos entre un grupo y otro, sin reflejar que hay masas oprimidas y dejando completamente de lado el aspecto de clase, el papel del viejo Estado indio y de las clases dominantes indias.