México: elecciones y boicot
A continuación publicamos un artículo de Periódico Mural de México.
A casi una semana de las elecciones federales de este año, ha crecido de forma notable entre las masas el rechazo al circo electoral de la gran burguesía. La gente no quiere votar, y eso está más que claro.
Esto tiene que ver con la agudización de la contradicción entre las masas y el viejo Estado donde el pueblo se ha desencantado de todos los partidos electoreros, identificando a todos por igual. Esto hace que el pueblo no desee seguir siendo gobernado como hasta ahora, y junto a otras contradicciones inherentes a esta sociedad, está llevando a que las clases parasitarias no puedan seguir gobernando como antes.
Se trata de una crisis estructural que sacude al régimen y que no se puede tapar con un dedo.
Como hemos comentado anteriormente, estas elecciones en particular se presentan como las más violentas en medio de esta crisis donde también las contradicciones interburguesas sacuden esta elección. Las clases dominantes se disputan a muerte (literal) los espacios de poder del viejo Estado, y eso desaborda la violencia electoral.
Al momento se cuenta ya con más de ochenta personas asesinadas relacionadas al proceso electoral, de las cuales 34 eran candidatos o precandidatos y el resto operadores políticos de los distintos partidos.
Según un nuevo informe de Laboratorio Electoral, desde el 4 de junio de 2023 en que comenzó el actual proceso hasta el 23 de mayo de 2024, se han registrado 272 agresiones relacionadas con los comicios con un saldo hasta el momento de 82 homicidios, 65 atentados, 17 secuestros y 108 casos de amenazas.
A estos números hay que sumar la renuncia de al menos 200 candidatos de diferentes partidos en el estado de Zacatecas quienes se bajaron de la contienda para no perder la vida. Lo mismo en Oaxaca donde al menos 6 candidatos del PAN renunciaron a la contienda, y según las declaraciones de la presidenta estatal de dicho partido las renuncias se dan por “miedo a las amenazas de Morena o miedo a que los maten”. También pasa en Chiapas donde recientemente 515 candidatos de todos los partidos han renunciado, al igual que en Michoacán donde otros 420 candidatos hicieron lo mismo para salvar el pellejo. Estos son números reales que siguen reproduciéndose en todo el país y permiten confirmar que las elecciones de la gran burguesía en México no solamente son una farsa, sino también un peligro que cuesta la vida de aspirantes y votantes.
El pueblo se organiza.
Ante esta podredumbre, la respuesta del pueblo es la correcta: el llamado al Boicot contra la farsa electoral burguesa.
En ese sentido, el debate que se ha construido desde las distintas expresiones de lucha surgidos desde la izquierda democrática-revolucionaria ha encontrado eco en diferentes espacios unitarios donde se ha puesto sobre la mesa la defensa de la independencia de clase de las organizaciones del pueblo, y la necesidad de romper con el oportunismo y el cretinismo parlamentario.
Esto no ha sido sencillo pues aún existen actores agazapados al interior del movimiento que se llenan la boca con discursos de “unidad a toda costa” para someter al movimiento bajo la férula de una u otra facción de la gran burguesía. Oportunistas, reformistas y revisionistas hablan de “unidad” para traficar con las luchas del pueblo.
Para demócratas y revolucionarios está claro que se requiere la unidad del pueblo organizado y no-organizado en torno a dos cuestiones: la unidad de principios y la unidad en la acción.
Como hemos dicho antes, por una cuestión de principios se debe defender la independencia de clase, económica, ideológica y política del movimiento, sin subordinarla a falsa coyunturas, ni a las agendas de las clases dominantes. En ese sentido hay que precisar: el régimen, el sistema electoral y las elecciones son de la gran burguesía, no del pueblo. ¡No hay nada que buscar en ellas!
Esto nos lleva a la unidad en la acción, la cual debe traducirse en las acciones específicas que materialicen el llamado al Boicot contra la farsa electoral.
Esto es algo que se viene haciendo de manera correcta desde diversas trincheras, como lo demuestran las acciones del paro nacional indefinido de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), quienes realizan la toma de oficinas de los diversos partidos electoreros, la toma de instalaciones del Instituto Nacional Electoral (INE), la toma de instalaciones estratégicas como el Metro de la CDMx, las estaciones de PEMEX, los aeropuertos, terminales de autobuses, los cuarteles militares, la banca, las casetas de peaje, gasolineras, etc.
A estos se suman diferentes acciones del movimiento normalista en todo el país, particularmente de la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México (FECSM), al igual que los distintos contingentes de la Asamblea Nacional Popular (ANP) quienes junto al magisterio democrático han realizado el retiro y sabotaje de propaganda electoral, y otras acciones contundentes en contra de la farsa electoral.
Otras expresiones del boicot se observan en las resoluciones de los pueblos y las comunidades agrarias en resistencia que han determinado impedir la instalación de casillas en sus territorios, algo que estamos observando en estados como Chiapas, Oaxaca, Veracruz, Michoacán y Guerrero, y que seguramente habrá de replicarse en otros puntos de la república donde las masas del medio rural impulsan (en la mayoría de los casos instintivamente) la Autodeterminación, el Autogobierno y la Autodefensa, los cuales constituyen los tres criterios fundamentales para la liberación de territorios y el ejercicio de embriones de Nuevo Poder.
Vistas en lo particular o de conjunto, esta serie de acciones llevadas a cabo por un mar de masas embravecidas, nos confirman que sí, que el llamado al Boicot contra la farsa electoral burguesa ha prendido entre los trabajadores y los pueblos de México en medio de una pradera seca.
Los resultados después del 2 de junio nos dirán quién ganó la elección: la farsa electoral o el Boicot contra esta.