Las manifestaciones de agricultores en Europa se extienden a España

Imagen de cabecera: Cientos de agricultores en una concentración. Fuente: Fernando Díaz / Agencia EFE

Desde el pasado 6 de febrero, los agricultores del Estado español han salido a la calle. Decenas de carreteras han sido cortadas en diferentes puntos del país, uniéndose así a una ola de protestas que recorre ya gran parte de Europa, como Rumanía, Grecia, Hungría, Bulgaria y Polonia, y también en países imperialistas como Francia, Alemania, Bélgica e Italia. Al igual que en el resto de países europeos, los manifestantes en el Estado español no sólo exigen reformas a sus respectivos Estados, sino también reformas a la Unión Europea. Entre las medidas, se encuentran la disminución de la burocracia y de la Política Agraria Común (PAC), unos precios justos, mejor cobertura contra sequía y otros fenómenos medioambientales y resolver la falta de trabajadores en el campo. Otro punto importante es la paralización de los acuerdos con los países semi-coloniales y semi-feudales para la entrada de productos de estos países a la Unión Europea, que afirman que es injusta pues no se piden los mismos requisitos para las importaciones del exterior de la UE a las que les exigen a ellos. Especialmente se resalta Marruecos, los países asiáticos, y detener los acuerdos con MERCOSUR, Chile, Kenia, México e India.

Lo que se expresa en esta amplia expansión de las protestas, la cuál ha movilizado miles de agricultores alrededor de Europa es cómo la UE presiona a los agricultores poniéndolos unos contra otros en favor de los monopolios, especialmente los monopolios alemanes, que es el imperialismo dominante en la UE. Las exigencias contra la UE son más pronunciadas en las protestas en las naciones oprimidas del Este y Centro de Europa. Allí se ve cómo los imperialistas europeos buscan beneficiarse de la guerra de agresión contra Ucrania y han permitido la libre importación de grano de Ucrania a la UE, a pesar que Ucrania no es un país de la UE, y así, han hecho decrecer los precios para los productores de grano de esos países. La primera protesta de agricultores y conductores de camiones en Europa empezó con las protestas contra el grano ucraniano en países de Europa del Este.

En toda Europa las exigencias se han hecho contra la PAC, que se está llevando a cabo con la pretensión de conseguir una “neutralidad climática” en la agricultura para 2050. Este programa de subsidios requeriría que los agricultores destinaran un 4% de la tierra arable a cuestiones no productivas y que realizaran rotaciones de cosecha y redujesen el uso de fertilizantes al menos un 20%. Especialmente en muchos países imperialistas de Europa, la producción agrícola ya está muy centralizada hacia monopolios agrícolas y grandes agricultores, y el número de propiedades agrícolas está decreciendo. Este programa golpearía incluso más a los pequeños y medios agricultores en favor de los grandes agricultores y monopolios.

En este momento, los precios de la electricidad y el combustible se han incrementado rápidamente. En muchos países, los agricultores exigen subvenciones por parte del Estado para parar el incremento de los costes de producción. Sin embargo, los que se benefician de las subvenciones son los monopolios vendiendo los productos; el incremento de los costes de producción por una parte están sobre los agricultores, que no están recibiendo más dinero a pesar del incremento de los precios de la comida, y por otra parte están sobre los “consumidores ” – de este modo, los monopolios continúan haciendo increíbles beneficios en la crisis. A pesar de ello, la protesta en muchos países ha estado principalmente exigiendo reformas por parte del Estado. Sin embargo, en algunos lugares, por ejemplo en el sur de Alemania, ha habido protestas y acciones de bloqueo también contra almacenes centrales de monopolios.

Durante las protestas, ha habido 20 detenidos, y se han producido momentos de choque entre la Guardia Civil y los agricultores. Especialmente cuando han protestado frente a las principales cadenas de supermercados, exigiendo un precio justo para sus productos. En una de las más violentas, los antidisturbios lanzaron gases lacrimógenos y pelotas de goma para dispersar a los manifestantes.

Cargas policiales en un centro logístico del supermercado Mercadona en Antequera. Fuente: X

Ante esta ola de protestas, los diferentes partidos en el Estado español no han tardado en intentar abanderarse de ellas y ponerse a su favor. El actual gobierno, liderado por el PSOE, afirma que “reforzará la Ley de Cadena Alimentaria” para poder mejorar los precios que les pagan las cadenas de suministros a los agricultores y ha anunciado un paquete de ayudas de 4.000 millones. De igual forma, su oponente, el partido conservador PP ha atacado al gobierno diciendo que esto es una muestra de la “dejadez del Gobierno” y de cómo está alejado de la “España real”. Sin embargo, aunque ambos partidos intenten ganar el favor de los manifestantes, lo cierto es que los agricultores también exigen a cada comunidad autónoma que haga cambios en sus respectivas leyes, siendo afectadas la mayoría de comunidades autónomas por los bloqueos y las protestas, indistintamente de si gobierna uno u otro partido.

Estas protestas en el Estado español están caracterizadas principalmente por los pequeños agricultores, que no pueden sobrevivir en base a la agricultura y la ganadería. Dentro de los agricultores, existen diferentes sectores, y estas protestas se han visto muy polarizadas entre los pequeños agricultores y los explotadores. Esto se ve en una de las propuestas especialmente: la falta de trabajadores en el campo. El martes 13 de febrero, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, se reunirá con las organizaciones que han convocado la huelga para abordar el tema de la falta de mano de obra en el campo. La propia ministra ya ha dicho que abordará la situación desde el punto de vista de la migración “circular, ordenada y regular”, es decir, que se buscarán migrantes para suplir esta falta de trabajo de forma puntual, cediendo a una de las mayores exigencia de los empresarios. No es la primera vez que se realizan políticas similares en el Estado español. Por ejemplo, uno de los casos más destacados es el de las temporeras de Huelva, 12.500 trabajadoras las cuales vienen a trabajar a España desde Marruecos sólo durante el periodo de la fresa por un tratado firmado entre ambos países. Este caso fue especialmente resonado en el Estado español, puesto que salieron a la luz multitud de casos de abuso sexual y condiciones de semi-esclavitud que las trabajadoras no podían denunciar porque ante cualquier queja, eran despedidas y enviadas sin cobrar de nuevo a Marruecos. También recalcamos el artículo de Servir al Pueblo, donde destaca distintas redes de trabajos forzados para migrantes de origen colombiano. Además de la prostitución, otra gran fuente de ingresos es la de trabajadores para el campo, que llegan de forma “ilegal” y los explotadores se aprovechan de ello para imponer condiciones de semi-esclavitud.

Estas protestas son un signo más de la descomposición del imperialismo. Por una parte los pequeños agricultores de toda Europa están cada vez más ahogados por los monopolios, quienes imponen unos precios abusivos para los agricultores, mientras se enriquecen cada día más con la subida de los precios de los alimentos más básicos. Por otra parte, los grandes empresas aprovechan para aumentar su tasa de beneficios al exigir más migrantes para los trabajos más duros, peor pagados y con mayor tasa de trabajo semi-esclavo. También se ve cómo los agricultores son puestos los unos contra lo otros en la UE y como este instrumento funciona en favor de lo monopolios en Europa. Mientras, los gobiernos de cualquier color, aumentan estas medidas contra los inmigrantes a la vez que defienden a las grandes empresas imperialistas, cuyos beneficios residen en la explotación de países semi-coloniales y semi-feudales, robando sus tierras y riquezas.

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