SOBRE EL “DILUVIO AL AQSA” O “LA ÉPICA DEL NUEVO CRUCE”
Publicamos el artículo recibido en Octubre por mail ya que lo consideramos importante
¡Proletarios, pueblos y naciones oprimidas del mundo, uníos!
SOBRE EL “DILUVIO AL AQSA” O “LA ÉPICA DEL NUEVO CRUCE”
¡RECHACEMOS LAS ILUSIONES, UNÁMONOS Y LEVANTÉMONOS PARA LUCHAR!
Con motivo de la conmemoración por las masas de nuestra nación árabe del quincuagésimo aniversario de la «Guerra del 6 de octubre de 1973», durante la cual el soldado árabe atacaría y reclamaría durante unos días los Altos de Golán en el norte de Palestina, y en el al mismo tiempo, cruzó la orilla este del Canal de Suez que destruyó la línea Bar Lev colocada por el enemigo sionista en esta vital ruta naval ocupada después de la guerra de 1967, son nuestras masas populares árabes y sus fuerzas patrióticas y de lucha en Palestina reconfirmando su apego, la persistencia y adherencia, una vez más, al camino de la lucha armada librada a lo largo de una larga e ininterrumpida lucha de nuestro pueblo, luchando y de convicción completa y total en este camino estratégico, el único real para la liberación nacional y la emancipación de clase, a pesar de los zigzags o dificultades del camino que puede surgir, y para aplastar la intervención y la hegemonía imperialista y destruir y erradicar sus instrumentos: la entidad sionista y sus lacayos de reaccionarios feudales y compradores locales árabes. Es una lucha a largo plazo por la liberación nacional y la emancipación de las masas árabes oprimidas.
Nuestro pueblo en Palestina, unido con todas las masas de su nación árabe, sigue todavía firme ante el enemigo imperialista y su avanzada agresiva base instalada en nuestra tierra – la entidad sionista. Ni el arsenal del enemigo, ni su abundante y diverso moderno equipamiento, ni su superioridad técnica, ni el frente reaccionario que la apoya, lo han intimidado. La llama que ilumina la resistencia nunca se extinguirá, y nunca serán capaces de quitarla de los corazones de nuestras masas obreras, de nuestro heroico pueblo de cualquier parte en nuestra patria oprimida, desde el océano Atlántico en el oeste hasta el Golfo Árabe en el este, las flotas imperialistas desplegadas no pueden y nunca podrán ganar en su intento para que el pueblo se desvíe de creer que el camino de la resistencia armada es el único camino hacia la liberación y emancipación.
Una vez más, a pesar de los proyectos capitulacionistas y liquidacionistas que el imperialismo mundial y sus herramientas feudales y compradoras y oportunistas están intentado difundir para poder erradicar el espíritu de resistencia y el camino de la lucha armada, como majestuosas montañas, las masas siempre se posicionan en frente de estos enemigos y los exponen, desenmascarando sus maniobras. Como rocas, nuestras masas se posicionan en contra de todos estos intentos y operaciones militares y políticas para exponer las ilusiones y las herramientas que el enemigo está intentando sembrar, allanando el camino para el fracaso de las campañas reaccionarias y contrarrevolucionarias libradas frente a sus luchas para aniquilar las fuerzas revolucionarias, que deben ser vigilantes para renunciar a ilusiones y cerrar filas, y la unidad de los genuinos revolucionarios m-l-m para avanzar en la lucha y liderar a las masas oprimidas hasta conseguir las históricas tareas revolucionarias: las tareas de la revolución de la nueva democracia árabe.
El cruce de resistencia de hoy no es único ni está fuera de contexto: la Batalla de El-Karama en 1968 es recordada como una asombrosa respuesta a los proyectos de capitulación tras la guerra de 1967, en el 11 de marzo de 1978, el cruce del grupo Dalal Al-Mughrabi de las costas de Líbano a las costas de Jaffa en nuestra tierra ocupada en el 48, en unan heroica operación en respuesta al acuerdo traidor en el Campo de David en 1977, los planeadores usados hoy durante la operación “el Diluvio Al-Aqsa” también nos recuerda a aquellos quienes atacaron durante la noche del 11 de noviembre de 1987, durante la “Operación Qubya” en el campo sionista de Gibour en el norte de Palestina, y fue liderado por un grupo de héroes de nuestra nación de diferentes distritos: Túnez, Palestina y Siria… mostrando la unidad de sangre y causa, la cuál allanó el camino para la primera Intifada, la cuál fue señalada el 8 de diciembre de 1987, como una respuesta renovada a los intentos capitulacionistas y liquidacionistas que siguieron al acuerdo del 17 de mayo de 1985, y otros proyectos traidores. También recordamos el cruce al sur con la liberación de nuestra tierra árabe en el sur del Líbano en el 2000 y la derrota del enemigo sionista… y otros que expresaron y todavía expresan una firme y establecida verdad de que la resistencia es la tendencia principal, y que las derrotas y los retrocesos son sólo zigzags en el camino, temporales siempre y cuando no nos hayan empujado a desviarnos de nuestras convicciones y herir nuestra fe en nuestros grandes principios revolucionarios y la viabilidad de la línea política que guía nuestra revolución uniéndonos con nuestro pueblo, o a abandonar el camino de la lucha armada como el único camino inevitable hacia la victoria.
Hoy, con el nuevo cruce, y bajo el impacto de la operación «el Diluvio Al-Aqsa», dirigida por las brigadas al-Qassam: la organización militar afiliada al movimiento Hamas, esto confirma el comienzo de la derrota y la caída de la máscara de la nueva conspiración que el enemigo imperialista y sus herramientas del sionismo, los compradores reaccionarios feudales y el oportunismo revisionista árabe han tratado de realizar y pasar como la proclamada «primavera árabe» y la «democratización» y arrastrar las ilusiones de «transformaciones pacíficas», «competencia parlamentaria» y exigen «coexistencia y reconciliación de clase», y los consignas de «lograr la paz y la hermandad» y «renunciar a la violencia y el terrorismo», que son simplemente para destruir la línea revolucionaria de resistencia, ignorar y negar la cuestión nacional al negar la realidad de la existencia de una nación árabe, difundir el regionalismo, los conflictos sectarios y el confesionalismo, la capitulación nacional y de clase, y oscurecer la verdadera esencia de la cuestión democrática que sólo se puede resolver al aplastar el viejo sistema de clases reaccionario y con su estado y sus herramientas de clase y las clases de las cuales representa sus intereses. Esta pregunta cuya esencia es la destrucción del modo semifeudal y predominante y las relaciones de producción donde el imperialismo proporciona la cobertura y las condiciones para la continuidad y la supervivencia de este modo reaccionario y las relaciones de producción, lo que hace que nuestra sociedad sea un país colonizado y semifeudal cuyas masas oprimidas luchan por lograr las tareas de la nueva revolución democrática, en la era del imperialismo y las revoluciones proletarias.
Hoy, y con la épica del «nuevo cruce», vemos que la fe en la línea de la lucha armada por la liberación, y la audacia de ir hacia el enemigo para agotarlo para liberar nuestra tierra ocupada de la tierra imperialista, para volver a tomar su brillo, y muestra el alcance de su consolidación y la adhesión de las masas en ella. Una vez más, y para enfatizar, argumentamos que la principal contradicción prevalece a lo largo de este período histórico actual en nuestra nación, la contradicción entre el imperialismo mundial, principalmente estadounidense, y la entidad sionista, su herramienta de guerra, por un lado, y el otro las masas de nuestro pueblo árabe. Mencionamos aquí que la forma principal en la que emerge esta contradicción es la ocupación directa de áreas clave de nuestra patria árabe y que su forma más atroz es la ocupación de las colonias de asentamientos y fragmentando a nuestro país en los llamados «países independientes y estados soberanos” distribuidos bajo la hegemonía de varios imperialistas que protegen a sus lacayos compradores y reaccionarios locales feudales que ejercen su autoridad para el beneficio de sus clases y sus amos imperialistas en cada distrito que les confiaron, separando estos distritos de los otros por las llamadas fronteras o barreras. Hoy, este abrazo de las masas en esta acción armada, a pesar de los enormes sacrificios que se han hecho y se realizarán, viene a refutar las teorías de las obligaciones de «la acumulación pacífica y en condiciones de paz», o a argumentar «un programa y trayectoria separados y aislados para cada región” y fragmentando la lucha en las bases de los distritos cuya esencia es solo la negación y la renuncia de la cuestión árabe nacional y la renuncia de lo obligatorio para un programa unificado y la necesidad de una sola línea general política y un solo partido comunista y ejército revolucionario realizando una guerra popular prolongada árabe. Estas teorías solo pueden llevar a abandonar la línea revolucionaria para caer en el reformismo, como lo son ahora, y descuidar el manejo dialéctico de la relación entre la contradicción principal y las otras contradicciones fundamentales, descuidando la generalización de la validez y la obligación de adoptar la línea de violencia revolucionaria en la forma más alta, la guerra de popular, como obligatoriamente la única forma de resolver todas las contradicciones fundamentales de acuerdo con las condiciones específicas y la forma que ayuda a lograr las tareas estratégicas de la etapa histórica actual.
En la épica del nuevo cruce, somos testigos de este levantamiento espontáneo de nuestras masas árabes en varias arenas, apoyando el camino de la lucha armada y esta pelea, que se está llevando a cabo una vez más con armas, fuerzas, rifles y tácticas entre los cuales el gran ausente siempre sigue siendo un liderazgo proletario: el verdadero Partido Comunista m-l-m, principalmente maoísta. Echamos de menos la ausencia de una fuerza decisiva para dirigir este torrente revolucionario hacia su objetivo y destino correcto y final, adoptando una estrategia y tácticas que son correctas y sólidamente claras por una insistencia en continuar la lucha sin una calma o un compromiso implacables. Echamos de menos la presencia de un partido proletario m-l-m- maoísta que construye y lidera las tres herramientas de la revolución en la lucha patriótica y de clases, y lleva a cabo su forma principal de aplicación, a saber, la guerra revolucionaria: la guerra popular prolongada árabe, y la movilización de las masas en los diversos sectores y frentes de la lucha y los organiza en la forma principal de organización, es decir, el ejército revolucionario. Nuestra guerra revolucionaria, la guerra popular prolongada árabe, tendrá dos características fundamentales cuando estalle: una guerra nacional revolucionaria contra el enemigo imperialista que ocupa nuestro país a través de la intervención y la presencia directa de sus ejércitos en forma de asentamientos y colonias, bases, militares y, en paralelo, con una guerra civil revolucionaria en las zonas de dominación del sistema comprador feudal en el resto de las zonas de nuestro país, donde se ejerce hegemonía indirecta de los diversos imperialistas, en nuestro vasto campo que rodea las ciudades. Su fuerza principal y apoyo provienen principalmente de las masas campesinas pobres y empobrecidas. El carácter principal de la guerra popular árabe será que es una guerra de liberación nacional, y su característica secundaria es una guerra civil revolucionaria, que se lleva a cabo en una relación dialéctica con la característica principal de ésta guerra, sin ser pospuesta o excluida. También se lleva a cabo donde el factor subjetivo esté disponible, al servicio de la implementación de la estrategia revolucionaria y hasta la victoria.
Por lo tanto, es la ausencia del liderazgo proletario lo que extrañamos hoy: la unidad de los genuinos comunistas m-l-m árabes dentro de un poderoso y genuino Partido Comunista Árabe, un partido m-l-m principalmente maoísta, que prepara las condiciones y crea y lidera los instrumentos revolucionarios: las tres armas mágicas- para lograr la nueva revolución árabe de la nueva democracia como parte de la revolución proletaria mundial y como uno de sus deberes, luchando por establecer una nueva sociedad democrática bajo el liderazgo del proletariado en nuestra patria árabe, como dice el camarada Mao para «cerrar frente occidental al imperialismo” seguir la revolución hacia el socialismo y establecer la dictadura del proletariado y defenderla a través de sucesivas revoluciones culturales, armas que las protegen del peligro de la apostasía hasta que alcanzan, con el resto de los pueblos oprimidos del mundo, el futuro comunista radiante final, el objetivo final de la lucha contra la división de clase y la opresión.
[Continuará…]