Nuevas Acciones en la Guerra Popular en Filipinas

Imagen de cabecera: el saludo de los 21 fusiles del NPA en Batangas. Fuente: PRWC

El 16 de octubre el Nuevo Ejército Popular (NPA) ha llevado a cabo una emboscada matando a al menos cinco soldados de las Fuerzas Armadas de Filipinas (Armed Forces of the Philippines – AFP) en Batangas. El NPA detonó un explosivo a control remoto después de esperar a que una escuadrón de la AFP entrase en su rango de alcance. El NPA reporta su unidad se retiró a salvo y sin bajas después de la emboscada.

El día antes en la misma zona, una unidad del NPA contraatacó exitosamente una emboscada de las AFP. Después de asegurar la segurdiad de sus combatientes, la unidad inmediatamente lanzó una contraofensiva y abrió fuego sobre los soldados que perseguían de las AFP.

Según un comunicado del portavoz del Comando Eduardo Dagli del NPA, el cuál opera en Batangas, la emboscada de los soldados de las AFP provino del 59º Batallón de Infantería, que estaba desplegado en Batangas desde enero de 2022. Desde su despliegue, han estado aterrorizando a los campesinos locales. El NPA celebra la acción como el castigo por la muerte de Kyllene Casao, de 9 años, quien fue asesinado por el 59º Batallón de Infantería el 18 de julio de 2022, y de Maximino Digno, asesinado por la misma unidad el 26 de julio de 2022.

También, el 16 de octubre la unidad del Comando Lucio De Guzman, del NPA en Mindoro, llevó a cabo una exitosa defensa activa contra un ataque realizado por el 76º Batallón de Infantería del AFP. Uno de los soldados que atacaban murió, y la unidad del NPA se retiraron de forma segura. Al día siguiente, el 76º Batallón de Infanería, junto al 10º Batallón de Acción Especial, intentaron llevar a cabo una emboscada contra el NPA. De nuevo, el NPA se defendió activamente con éxito contra el ataque.

El 14 de octubre, el NPA reportó haber matado a Rey Esposado, llevándose a cabo la pena capital. Fue sentenciado por la Corte Provincial Popular por traición a la revolución. Declaraban que Esposado se encontraba entre un grupo de guerrillas del NPA cuando se rindió ante el Estado reaccionario en abril de 2018. Después de dar sus armas que pertenecían al NPA, se unió contra activistas y supuestos revolucionarios a un escuadrón mortal del viejo Estado filipino. Se encontró culpable por haber asesinado a dos campesinos activistas así como amenazar y acosar a campesinos que luchan por la tierra.

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