Bangladesh: un régimen al servicio del imperialismo que reprime brutalmente a su propio pueblo

Imagen de cabecera: Adilur Rahman Khan, activista detenido en el mes de septiembre en la capital de Bangladesh, Dhaka. Fuente: BBC.

El martes 3 de octubre se publicaba un informe por parte de Human Rights Support Society (HRSS) sobre la represión en Bangladesh durante los primeros nueve meses del año 2023. El reporte arrojaba cifras demoledoras: en nueve meses, habían sido asesinadas 60 personas, 6.743 habían resultado heridas y otras 4.214 habían sufrido detenciones por motivos políticos. A su vez, abrieron 223 casos criminales contra un total de 7.648 líderes políticos y activistas y contra otras 45.844 personas no identificadas. Finalmente, se informa también que 199 reuniones, asambleas o encuentros de otros tipos, fueron obstruidos por las fuerzas represivas.

El informe también recoge un apartado específico para los periodistas: de enero a septiembre, un periodista fue asesinado, 121 fueron heridos, 14 fueron amenazados, cinco arrestados y 77 asaltados. Ya hemos escrito anteriormente de esta represión a periodistas en Bangladesh. Los activistas por los derechos democráticos también son objetivo del Estado de Bangladesh: el mes de septiembre fueron detenidos activistas que en 2013 informaron de asesinatos cometidos por parte de la policía bangladesí, Adilur Rahman Khan y Nasiruddin Elan del grupo Odhikar. Posteriormente numerosas organizaciones similares a las de los activistas firmaron un comunicado conjunto por su liberación.

El pueblo de Bangladesh se enfrenta constantemente contra este gobierno reaccionario y servil al imperialismo que le somete a una represión constante. Durante inicios del mes de septiembre de 2022 estallaron las protestas del pueblo por el incremento de los precios que estaban sufriendo, y en estas protestas hubo al menos un muerto y centenares de heridos en el mes de agosto. Posteriomente, también en el año 2022 hubo enormes protestas contra el gobierno del Primer Ministro Sheikh Hasina, con miles de personas tomando las calles durante el mes de septiembre. El Primer Ministro calificó a los manifestantes como “terroristas incendiarios”. En el mes de octubre, tras meses de protestas en el país, hubo reportes procedentes de Human Rights Watch de una gran represión en el país, que había escalado desde el verano de 2022, y que se intensificaba con el advenimiento de las siguientes elecciones.

En el año 2023 esta lucha ha continuado a pesar de estas represalias del Estado de Bangladesh, con fuertes choques en el mes de julio que dejaron decenas de heridos, también entre la policía, ya que a pesar del intento de los partidos burgueses de canalizar la protesta y convertirla en algo “pacífico”, el pueblo desbordó sus márgenes y chocó con las fuerzas represivas del Estado. Ya informamos anteriormente de ello.

Tras estos grandes choques, el pueblo sigue en las calles, y en especial las masas hondas y profundas del país siguen protestando por las malas condiciones que viven. Por ejemplo, el 3 de septiembre hubo una manifestación a la que asistieron centenares de personas, principalmente parte del pueblo Adivasi, que protestaban por las malas condiciones que sufren en el país, así como por la represión desatada por el Estado. También las mujeres proletarias de la industria textil protestaron el martes 5 de octubre en Dhaka, llegando a bloquear las carreteras durante ese mismo día y el miércoles 6 de octubre.

Manifestación de mujeres proletarias en Dhaka. Fuente: Dhaka Tribune.

Esta represión creciente está dirigida por el imperialismo, principalmente el yanqui, que a través de entidades financieras, especialmente el Fondo Monetario Internacional (FMI), impone sus condiciones en el país. El pasado mes de enero el FMI aprobó un total de 4.700 millones de dólares para el país semicolonial y semifeudal, 3.300 procedentes de un programa económico, y otros 1.400 procedentes de otro programa de “ayudas económicas a la resiliencia”. Tras meses de reformas en Bangladesh, el 4 de octubre el FMI anunciaba su “satisfacción” con el rumbo que se llevaba a cabo en el país. Mientras llegaban reportes de detenciones arbitrarias, asesinatos y heridos, el imperialismo se muestra satisfecho con el rumbo que llevan sus servidores en el país. Pero mientras la represión crece y las malas condiciones empeoran, las masas hondas y profundas de Bangladesh toman las calles cada vez con más convicción y firmeza.

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