Manipur: el pueblo ataca la casa del Primer Ministro. Continúa el fracaso del viejo Estado indio
Imagen de cabecera: manifestantes intentando asaltar la casa del Primer Ministro de Manipur, N Biren Singh, chocan con la policía antidisturbios en Imphal. Fuente: Rediff.
Durante el mes de septiembre, la policía de Manipur realizaba un informe y daba cifras concretas de la situación en este territorio: desde el inicio de los disturbios en mayo, habían sido asesinadas 175 personas, 1.118 habían sido heridas, 33 seguían desaparecidas, 96 cuerpos seguían sin ser reclamados, habían ocurrido 5.172 incendios, y se habían saqueado 5.668 armas de fuego y otras decenas de miles de balas. Todo ello teniendo en cuenta que las cifras oficiales siempre son más bajas de lo que realmente sucede. Con todo ello, la situación en Manipur sigue fuera de control para el viejo Estado indio y durante este mes pasado la lucha ha continuado. Ya hemos informado anteriormente de ello.
La lucha en este año 2023 se ha vuelto especialmente problemática para las clases dominantes indias y para las de Manipur, ya que hay estudios que muestran un incremento enorme de las bajas causadas por la insurgencia organizada en Manipur, al respecto de varios años anteriores. Por lo que no estaríamos ante un conato más de rebelión o violencia esporádica o espontánea, como los ha habido durante muchos años atrás. Sino que la revuelta espontánea, se habría transformado en un verdadero problema para el viejo Estado indio. Estos estudios también muestran que las soluciones que trata de aportar el Estado indio, son inútiles, pues el problema no deja de crecer desde que empezó en el pasado mes de mayo.
El Estado indio mientras tanto sigue incrementando su personal militar en Manipur: a finales de septiembre se incorporaron otros 400 soldados más a la región. El Primer Ministro de Manipur, N Biren Singh también pidió la llegada de más tropas después de que miles de manifestantes atacaran su residencia e intentaran asaltarla, siendo dispersada la multitud por parte de la policía antidisturbios, que dejó diez heridos. A principios del mes de septiembre otros 2.000 soldados procedentes de Jammu y Cachemira fueron desplegados en Manipur.
A pesar del enorme despliegue militar, el pueblo de Manipur sigue poniendo en jaque al Estado indio: entre el 18 y el 20 de septiembre hubo grandes bloqueos de carreteras, protagonizados por mujeres en muchos casos, exigiendo la liberación de presos. Otro hecho que se ha vuelto relativamente común estas semanas ha sido los asaltos contra puestos policiales o comisarías. El 21 de septiembre, un nutrido número de manifestantes, principalmente mujeres, intentaban asaltar casi una decena de comisarías de policía, exigiendo la liberación de cinco jóvenes presos.
El miércoles 27 de septiembre hubo fuertes enfrentamientos en el Valle de Imphal con más de 60 personas heridas, incluyendo varios policías. La multitud intentó incendiar la sede del BJP en Thoubal, lanzó cócteles molotov contra puestos policiales de vigilancia e incluso usó catapultas para lanzar piedras con más fuerza contra sus objetivos. Finalmente hubo choques con la policía, en los que el pueblo iba armado con palos de acero para defenderse.
En los últimos días a todo ello se le ha sumado una huelga general que ha paralizado grandes áreas de Manipur desde el lunes 2 de octubre hasta el miércoles 4 de octubre, como protesta por el arresto de siete personas, incluyendo dos niños, por parte de la National Investigation Agency (NIA).
Se observa una situación de descontrol a pesar del aumento de efectivos militares que está desplegando el viejo Estado indio. También el pueblo de Manipur está redirigiendo sus esfuerzos contra las fuerzas represivas, que detienen a los jóvenes de la zona, y frecuentemente cometen abusos contra la población. Por ello, la situación en Manipur ya hace tiempo que dejó de ser una revuelta o un alzamiento espontáneo, y ha pasado a ser una dura lucha que está generando un serio problema para las clases dominantes indias.