El CIIT: un chatarrero del imperialismo

Publicamos el artículo publicado en Periódico Mura/.

Recientemente llegaron a México los viejos trenes británicos que se estarán utilizando en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT). Se trata de 3 locomotoras del tipo HST class 43 de diésel (“Tren de alta velocidad de clase 43”) y 11 coches también del HST. Estos trenes fueron construidos en Inglaterra entre 1976 a 1982 y terminaron su servicio en ese país hace apenas unos años. Antes de su arribo llegaron algunos trenes de los Estados Unidos (también viejos), y otros veteranos trenes británicos están siendo preparados.

Contrario al discurso “desarrollista” de AMLO el viejo Estado utiliza trenes viejos para el CIIT los cuales ya no son útiles para los imperialistas que antes los produjeron; el objetivo de estos trenes Overground [sobre tierra]es el turismo de segunda y tercera clase que recorrerá una zona no-turística, por donde otro tren de carga trasportará mercancías desde el Puerto de Salina Cruz a Coatzacoalcos y viceversa. Eso explica el porque de esta decisión. Sin embargo, es importante que el lector sepa que el imperialismo británico y estadounidense son conocidos por sus problemas de infraestructura en la industria y transporte ferroviario. Los Estados Unidos desde hace décadas han reducido la inversión pública en este sector y ello ha derivado en varios colapsos de trenes al inicio del año, mientras el sistema de trenes del Reino Unido ha sido descrito “en la quiebra” por medios monopólicos como “The Guardian” especialmente desde la privatización de la industria ferroviaria en la década de los 90. Es como venderle un coche viejo a un ingenuo, si te sale más caro reparar y mantener le das una manita de gato y listo.

Trenes viejos, en desuso y “remendados” es la cualidad de las máquinas que forman parte del megaproyecto del CIIT que se interconectará con el mal llamado “Tren Maya” el cual, a diferencia del primero, si tuvo una inversión mayor a la proyectada para construir trenes nuevos, especialmente destinados al turismo internacional. Para el turismo adinerado se destinaron los trenes nuevos y de prestigio dejando pingües ganancias al imperialismo francés. El proyecto anticipa que su costo se elevará más de tres veces lo proyectado inicialmente en 150 mil millones pesos. Este dinero primeramente va a la bolsa de «Alstom Société Anonyme, … el verdadero beneficiario del desarrollo de la industria ferroviaria en México», como hemos explicado en otro artículo.

La contradicción inter-imperialista: colusión y pugna.

Todo lo antes dicho debe ser interpretado a la luz de la condición semicolonial de nuestro país, sujeto a los dictámenes del imperialismo, principalmente yanqui. En ese sentido es importante subrayar: la última palabra no la pone el viejo Estado mexicano, sino sus amos gringos. Así mismo observar que entre los distintos imperialismos que actúan en nuestro país sojuzgándolo, también se desarrolla la contradicción, expresándose en colusión y pugna, según el caso.

Particularmente en la relación imperialismo yanqui-imperialismo fracés, la contradicción se expresa en este momento con la colusión de sus intereses. La interconexión del megaproyecto priorizando la intervención del imperialismo francés lo refleja al dejarle a este último el negociazo del “Tren Maya” además de otros business como los sistemas del transporte colectivo Metro en CDMx, Monterrey, Jalisco y otros tramos férreos en el país. Claramente los gringos no dejan de ganar.

Ahora bien, la contradicción existente entre el imperialismo yanqui-británico y yanqui-chino expresa el aspecto de la pugna (especialmente con los chinos) y se observa en las limitantes que el primero pone sobre estos dos. Gran Bretaña solo puede importar trenes viejos, reflejando la situación actual de la derrota del imperialismo británico, mientras la inversión general del social-imperialismo chino en el “Tren Maya” fue limitada a su participación en aspectos como la construcción de durmientes principalmente.

Así el imperialismo yanqui, quien principalmente explota y oprime a nuestro país, es quien autoriza quien sí y quien no intervendrá en los megaproyectos. Autorizar al imperialismo francés a instalarse en México, y limitar al imperialismo británico y al social-imperialismo chino expresa quien manda en este país, y ese no es AMLO.

Entre imperialistas te veas.

Después de la caída del muro de Berlín y el fracaso del social-imperialismo, especialmente en Europa del este, el imperialismo yanqui se erigió como súper potencia hegemónica única, enemigo de los pueblos y gendarme mundial. Con ello la bestia yanqui imperialista arreció su intervención económica, política y militar contra los pueblos de Nuestra América y contra nuestro país en particular. ¡Todos los megaproyectos del gobierno federal son parte de la agenda del imperialismo yanqui contra México!

El imperialismo francés es una de las dos cabezas principales al interior de la Unión Europea, y en este momento funciona como el aliado principal del imperialismo yanqui al interior de esta. Ahora el imperialismo francés enfrenta una delicada crisis en sus semicolonias y colonias en África, donde los golpes de Estado se reproducen uno tras otro rechazando su dominación y aplaudiendo la intervención del imperialismo ruso (súper potencia atómica). ¡No parece casual que el imperialismo yanqui le brinde oxígeno a costa de nuestro sudor y sangre!

El imperialismo británico está en tan grave crisis. Ha perdido muchas posiciones tras su conflicto dentro la Unión Europea – la cual se encuentra bajo el control del imperialismo alemán y francés que se disputan su hegemonía. La crisis británica se agravó más después del “Brexit”, que fue su salida de la U.E. en un plan infructuoso de una fracción de la oligarquía británica. ¡Un outlet no le viene mal a las arcas de la oligarquía y la cabeza de la  Commonwealth!

El social imperialismo chino quiere extender sus reales en Nuestra América y aprovecha el megaproyecto ferroviario que recorrerá México y Centroamérica para colarse; y aunque por el momento deba aguantar el último papel en los negocios no deja de acumular capital y alberga la esperanza de disputar nuevas zonas de influencia. ¡Una fórmula sutil made in China!

¿Y el desarrollo?

Todos estos mega-proyectos imperialistas representan el despojo y la muerte para las comunidades agrarias y los pueblos indígenas de nuestro país, además de la más feroz súper explotación de la fuerza de trabajo de un proletariado no calificado, precarizado y pauperizado. Como ya hemos dicho antes, el capital imperialista no generará desarrollo económico ni industrial para el pueblo de México, sino solamente para el imperialismo y sus empresas trasnacionales. Las instalaciones y la industria ferroviaria en general, los llamados “polos de desarrollo” alrededor del CIIT, los gasoductos, las súper carreteras, los parques eólicos, el AIFA y todas esas nuevas infraestructuras bajo el control militar y de la marina no sirven para el mercado interno, sino para desplazar más rápido y a más bajo costo las mercancías de las empresas extranjeras que habrán de despojarnos y explotarnos a punta de bayoneta.

Al colocar tecnología vieja a precios altos nuevamente se golpea la soberanía nacional pues otra vez el dinero público es empleado para beneficio del imperialismo y no del pueblo, limitando una vez mas las capacidades técnicas e industriales de nuestro país, reforzando los remaches del capitalismo burocrático.

El imperialismo gringo siempre ha querido adueñarse del territorio nacional y de hecho nos ha despojado ya de más de la mitad de nuestro territorio con el tratado Guadalupe-Hidalgo. Jamás ha renunciado a sus planes de crear nuevas zonas industriales y canales de transporte más baratos para sus productos. Ya antes existieron propósitos de utilizar el Istmo de Tehuantepec con ese fin durante la primera mitad del siglo XIX. ¡De eso habla el tratado Mac Lane-Ocampo!

El lector debe asumir la verdad: no habrá desarrollo, al menos no bajo este esquema de dominación que nos ha sido impuesto. Esto solamente le deja como alternativa al pueblo de México alzarse en contra de sus opresores, tanto los de afuera como los de adentro. ¡Se necesita una gran lucha de liberación nacional que desarrolle la Revolución de Nueva Democracia, agraria y antimperialista!

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