Editorial semanal – El asalto a las arcas de la Nación y la catástrofe en el Sur

Publicamos una traducción no oficial de la Editorial Semanal de A Nova Democracia.

No hay duda, por tanto, de que los trabajadores, los comerciantes y las masas populares afectadas por el crimen premeditado de las inundaciones deben extraer todo lo posible para sus necesidades de los gobiernos de turno, sedientos de quedar “bien en la foto”.

Según las “Estadísticas Fiscales” del Banco Central (del 6 de mayo), el sector público (unidades federativas de los tres niveles y estatales) gastó 64,2 mil millones de reales adicionales para pagar intereses de la deuda pública, sólo en marzo de 2024. Para comprender el alcance de la perversidad, basta señalar que esta cantidad – un mes de intereses – es 1.600% más alta que toda la inversión del gobierno federal en la prevención de inundaciones y desastres naturales durante diez años enteros. Los 4 mil millones de reales para prevención, acumulados desde el gobierno de Dilma, a través de Temer, Bolsonaro y el actual, comparados con los intereses antes mencionados, muestran cuán premeditadas y criminales han sido las “catástrofes naturales” que, calculadas, se permiten porque son parte de la garantía de la continua sangría criminal y vendepatria de capitales al imperialismo.

El recurso drenado, sólo en intereses, a la oligarquía financiera internacional es aún más horroroso si tomamos en cuenta períodos más largos. En 12 meses (de marzo de 2023 a marzo de 2024), más de 745,7 mil millones de reales fueron transferidos a los magnates de esta oligarquía que poseían títulos de deuda pública. Esto es casi 275 mil por ciento más que los 270 millones de reales ofrecidos por el gobierno federal en ayuda a Rio Grande do Sul, para rescate y recuperación inmediata de las inundaciones hasta el momento. Sí, un 275.000% más (!!!).

No hay duda, por tanto, de que los trabajadores, los comerciantes y las masas populares afectadas por el crimen premeditado de las inundaciones deben extraer todo lo posible para sus necesidades de los gobiernos de turno, sedientos de quedar “bien en la foto”. Deben arrancarlo todo, sin piedad alguna. Los afectados que recibieron alguna ayuda gubernamental no deben ningún favor y menos agradecimiento a los gobiernos: esto sería tan impensable como alabar al criminal por haber devuelto la centésima parte de lo destruido y robado, tal degradación no se puede permitir. Si cada familia exigiera a los gobiernos, en los tres niveles, una compensación completa por los daños materiales y humanos sufridos en todo el estado, todavía sería menos de lo que la oligarquía financiera cobra en un año promedio. Para los afectados en RS, la consigna es: ¡luchar con furia y arrebatarle todo a los gobiernos!

El mantenimiento de tipos de interés muy elevados continúa a su propio ritmo. El Banco Central, controlado directamente por la oligarquía financiera internacional, sigue acordando mantenerlo en el 10,5% anual, un asalto que drena todos los ahorros nacionales y los lleva hacia los bolsillos de los magnates imperialistas y sus secuaces en el sistema financiero del país, destruyendo el comercio y la industria nacional. Por esta razón, el desempleo aumentó en ocho estados sólo en el primer trimestre (encuesta del IBGE publicada el 17/05), sin mencionar la morosidad, que alcanzó a 68,7 millones de brasileños en abril (según la Confederación Nacional de Gerentes de Tiendas – CNDL). Al respecto, el gobierno sólo tiene quejas que presentar, como un irresponsable que culpa a otros del estado actual de las cosas, cuando, en realidad, se compromete a mantener la política contra la que lanza furiosas críticas.

Un buen ejemplo es el de Petrobras. Con Jean Paul Prates, bajo el gobierno actual, sólo se extinguió formalmente la política de Precios Paritarios de Importación (PPI), que beneficiaba directamente a los monopolios extranjeros en el sector, pero se mantuvo en la práctica, con bajas inversiones para justificar su recorte y privatización. Jean Paul Prates fue despedido y asumió Magda Chambriard, conocida por ser una defensora de la penetración de corporaciones imperialistas en la exploración petrolera en territorio brasileño, la privatización de la empresa estatal y contra el cambio en el PPI. Recientemente, la Asociación de Ingenieros de Petrobrás (Aepet) emitió un comunicado criticando el nombramiento. Es, también en este caso, una expresión del viejo dicho: cambiar, para mantener lo mismo.

No en vano cae la popularidad del gobierno –elegido bajo promesas rotundas de mejorar las condiciones de vida de las masas populares, con el famoso eslogan de “picanha y cerveza”–, mientras que en el país se van desintegrando grandes burguesías y terratenientes, sirvientes. del imperialismo, principalmente yanqui, está fortaleciendo a su futuro candidato para 2026, un Bolsonarismo libre de Bolsonaro, mejor educado y, por tanto, también más peligroso. El fracaso del gobierno de la falsa izquierda en coalición con la derecha tradicional es inevitable debido a su política de conciliación de clases – que inevitablemente engendrará su quiebra, cuyo caldo cultural alentará nuevas proyecciones de la extrema derecha y nuevos ataques a la jefatura golpista quien ahora finge estar muerto. Las masas populares no deben, por tanto, invertir en el mantenimiento de tal o cual gobierno, fugaz como las nubes, pero perverso hacia ellas: sino en la lucha incesante e incansable por sus derechos, que han sido pisoteados mil veces, a quién le duele, conscientes de que sólo la lucha por el Poder, por un gobierno popular y revolucionario, puede dar redención, nueva democracia y liberación a la Nación.

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