Brazil: Editorial de AND – El viejo orden en pánico

A continuación compartimos una traducción no oficial del último Editorial publicado por A Nova Democracia.

La rebelión que toma las calles de Porto Velho y de otras ciudades en Rondônia (RO), expresa la gravedad de la crisis militar que atraviesa las entrañas de la vieja sociedad brasileña. El gobierno, en todos los niveles del País, se enfrenta a crisis tanto de legitimidad como de autoridad, y sus tropas de la policía militar, sedientas de la sangre de los pobres, no se contentan con aplicar la ley reaccionaria vigente: aplican el terror. Esto es lo que sucede en el conjunto habitacional Orgulho do Madeira, en la zona este de la capital de RO. La gravedad de una situación que durante décadas estuvo prácticamente restringida a Río de Janeiro y São Paulo se está extendiendo por todo el país.

La responsabilidad de tal deterioro no es en sí por la “impunidad”, por muy descarada que sea, ni la falta de leyes rigurosas, ya que Brasil tiene la tercera población carcelaria más grande del mundo, por delante de India (tanto en números absolutos como relativos). Tal situación caótica es resultado de la política de encarcelamiento en masa e indiscriminado de pobres y negros, sobre todo jóvenes, en mazmorras superpobladas que no hacen más que reproducir la descomposición social de la masa detenida y, como reacción a ello, la estructuración de organizaciones para su autodefensa de derechos mínimos y elementales de la condición humana y de la propia supervivencia. La prisión en masa es una política contrainsurgente, cuyo objetivo es neutralizar una masa variable, obligatoriamente creciente de pobres, que inevitablemente no participará en el proceso productivo del capitalismo burocrático y de un sistema de explotación y opresión demoníacas. El viejo Estado brasileño reaccionario y genocida, en cuanto guardián de tal sistema, es el creador de la llamada “crisis de seguridad pública” y lo es por elección política.

La situación de apariencia caótica, no se limita a la delincuencia, sino que también se extiende a los llamados Tres Poderes, con el Palacio do Planalto a la cabeza. La polémica en torno al seguimiento de “Pix” por parte de la Hacienda Federal fue reflejo de dos elementos: primero, la acción de “guerra informativa” de la extrema derecha, que bombardeó con mentiras sobre la medida; y segundo, de un justo sentimiento de insatisfacción entre las masas, que sabían que un mayor seguimiento de Pix resultaría en una mayor recaudación del impuesto a la renta de quienes generan más de R$ 5.000. El gobierno cometió un error en su cálculo político: con su índice de aprobación cayendo, tratar de aumentar la recaudación de efectivo de esta manera sólo podría resultar en una derrota, tanto más cuando, para la amplia opinión pública y de la masa, de derecha o de personas identificadas con la izquierda, todo el mundo lo rechazaría, porque ven, todos los días, que los fondos públicos son devorados por los políticos del Congreso y otras “autoridades” en privilegios indecentes de casta y clase.

Para intentar aprobar las medidas que le interesan, Luiz Inácio necesita fondos; hay una cantidad que está secuestrada por el “centrão”, en gran parte por la parcela bolsonarista y, lo que queda, está secuestrado por el “marco fiscal”, aprobado por el propio Luiz Inácio, como un collar cuyo extremo de la correa está firmemente sujeto en la mano de la oligarquía financiera. Al jefe del gobierno de coalición de derechas, al gobierno de turno, le corresponde resignarse a hundirse electoralmente, desangrado y desgastado política y electoralmente por la derecha y otras fuerzas del establishment; o, aprobar sus proyectos electorales en busca de mayor aprobación, buscar aumentar la recaudación tributaria y desgastar, de una vez por todas, a las masas populares. Este es el triste destino de la izquierda burguesa que encabeza el gobierno de turno, agachada ante la oligarquía financiera, el latifundio y la subyugación imperialista de la Nación.

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Es lamentable la muerte de los campesinos Valdir Nascimento y Gleison Barbosa en un enfrentamiento armado en el Asentamiento Olga Benário, en Tremembé, SP, en las últimas semanas. En un principio, los hechos, tal como fueron presentados, parecían ser la acción de grupos paramilitares de la extrema derecha bolsonarista debido a su práctica recurrente, pero el desarrollo de las investigaciones, especialmente testimonios y declaraciones de los involucrados, demuestran que lo ocurrido fue un fenómeno típico de “masas contra masas”, provocado por la aspiración de los ocupantes por la propiedad de la tierra, por un lado, y las contradicciones que esto agudiza con la dirección del MST o parte de él, por el otro; o sobre el método que utiliza en su trato. En entrevista con un canal de YouTube, el dirigente nacional del MST, refiriéndose al episodio y hablando de los acusados de haber asesinado a tiros a los dos miembros del movimiento en PA INCRA Olga Benário, declaró lo siguiente: “Hicimos una limpieza”, confirmando que fue la expulsión forzosa de campesinos lo que provocó el ataque y las muertes.

Es un hecho, la autodefensa campesina es estrictamente necesaria contra las bandas de pistoleros a sueldo del latifundio, principalmente los paramilitares de la extrema derecha bolsonarista (entre ellos, cada vez más, agentes del Estado como sicarios). Sin embargo, en este caso, las pruebas revelan que lo ocurrido fue resultado de la revuelta contra la prohibición de la venta de lotes por parte de la dirección del movimiento y la expulsión forzosa de quienes no estaban de acuerdo con la medida. El propio Valdir fue presentado por la dirección del MST, en un comunicado de prensa, como un “referente en la resistencia a la venta de lotes”. Uno de los detenidos por la policía por estar involucrado en la muerte de Valdir dice que no estaba de acuerdo con la dirección del MST, quería vender su terreno y estaba siendo expulsado por la fuerza de la zona. La línea del MST, contraria a la titulación de tierras de los “Proyectos de Asentamiento” del viejo Estado, es tratar la venta de lotes ya consolidados como una contradicción antagónica y aplicar represión a quienes no cumplan, lo que significa una política de poner a masas contra masas, prácticamente lanzando a los expulsados contra los nuevos ocupantes, colocados en los lotes en cuestión por el movimiento. El trágico desenlace es consecuencia militar de la errónea línea política, que se basa en una imposición autoritaria en materia de derecho burgués del viejo Estado como método de gestión con el campesinado y en la violencia como método de resolución de las contradicciones en el seno del pueblo. Al final, si el campesino lucha por la democratización de la propiedad de la tierra, ¿por qué prohibirle venderla y, además, expulsarlo con violencia?

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El alto el fuego táctico impuesto por la Resistencia Nacional Palestina, en sus términos y condiciones y sin renunciar a ninguno de sus objetivos, es una rotunda derrota del plan estratégico sionista. No hay duda sobre eso. Para Israel, el acuerdo es “catastrófico” y “peligroso para la seguridad del Estado”, quienes dijeron esto fueron dos ministros del gobierno nazisionista de Benjamín Netanyahu. «Hamás prolongó las negociaciones para maximizar las ventajas», afirmó el ex jefe de la inteligencia militar sionista. Desacuerdos entre genocidas, ¡al diablo con todos estos malditos!

De hecho, la Resistencia Nacional Palestina formaliza sus éxitos en el campo de batalla, y para el sionismo y el gobierno genocida, a quién interesa una victoria rápida, se trata de un gran perjuicio la retirada incondicional de sus tropas y el intercambio de prisioneros. El objetivo estratégico del sionismo en la actual campaña genocida, siendo, como declaran y cacarean todos sus defensores, “destruir a Hamas” –es decir, la Resistencia– y recuperar incondicionalmente a los prisioneros de guerra, fracasa de forma rotunda y eleva el coste político interno e internacional para el mantenimiento del apartheid y la ocupación colonial e imperialista. No en vano los propios cabecillas del imperialismo yanqui, Joe Biden y Donald Trump, ambos reivindican para sí el alto el fuego, tratando de liberarse del daño político que conlleva asociarse como defensores de la continuación de la campaña genocida de Netanyahu. Para las masas palestinas, esta conquista política y militar es una comprobación del camino de la lucha armada para la resistencia nacional y resultará en un vínculo mayor y más profundo entre las guerrillas de la Resistencia y las masas amplias y profundas del pueblo palestino, además de reforzar la alianza del frente único de clases revolucionarias, con la purga de los lacayos y vendidos de la burocrática y fallida “Autoridad Palestina”.

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