Editorial AND Brasil – El Bolsonarismo „moderado“ sale adelante.
Publicamos aquí una traducción inoficial de la Editorial A Nova Democracia:
El movimiento popular, para recuperar, preservar y ampliar los derechos que han sido arrasados en los últimos 10 años, en especial en los últimos cinco, necesita movilizar seriamente a las masas populares para arrancar sus reivindicaciones.
Los recientes movimientos en las investigaciones contra Bolsonaro no traen, como hechos, nada nuevo: que el jefe de la extrema derecha haya robado las joyas del acervo presidencial y que haya utilizado sistemáticamente los órganos de espionaje del viejo Estado para sus intereses particulares, lo sabe todo el mundo. Lo que la divulgación de las investigaciones revela, es que hay un acuerdo, de gran envergadura, imposible de lograr sin el consentimiento de los generales activos, para destituir al capitán del monte desde el punto de vista electoral.
También es mejor para el establishment: los generales tienden a asegurar la hegemonía en el mando de las tropas y maniobrarlas hacia su línea de intervención militar paso a paso a través de la vía institucional; los grupos más poderosos del capital financiero y del latifundio tendrán a su disposición una derecha bolsonarista, latifundista y vinculada a las fuerzas policiales, como Tarcisio, pero “moderada” y más controlable que la de Bolsonaro y sus fieles secuaces. Pero, a pesar de la aguda contradicción que provoca con estas huestes extremistas, esta derecha tiende a canalizar hacia sí todo el sentimiento derechista anti-gobierno que antes se aglutinaba en Bolsonaro. Más aún, debe contar con el apoyo del clan, que, acosado por el asedio de las investigaciones y del poder judicial, se verá obligado a aceptarlo como la mejor condición para tratar de revertir la situación de aislamiento a la que se está llegando. El panorama, desde el punto de vista del establishment, es el mejor que se podría conseguir,
a pesar de las tensiones que crea, ya que le permite – en teoría – deshacerse del riesgo de extremismo de derecha y, al mismo tiempo, deshacerse de la alianza con Luiz Inácio y PT, que solo ha potenciado la inestabilidad política que amenaza la gobernabilidad de su sistema de explotación.
En este sentido, los “poderosos” son realmente ingratos, como dice el propio Luiz Inácio, pues si hay algo que no pueden hacer es acusar al actual presidente de no haber servido como buen subordinado en sus planes, a lo largo de todos estos años. Y ahora mismo, el presidente no ha cumplido ninguna promesa importante de campaña hecha a las bases del movimiento popular, como la reforma agraria, la revocación de la Nueva Enseñanza Secundaria, la reversión de las pérdidas de derechos laborales, el fin del bloqueo fiscal, la recuperación de la Educación Superior, ¡nada!, sino que ha sido bastante obediente a los dictados del “mercado”.
Esto, sin embargo, no significa ni de lejos que el bolsonarismo esté fuera de la disputa. Los valores ultrarreaccionarios que Bolsonaro capitaneó no han desaparecido, solo se han pulverizado, y tienden a reagruparse nuevamente en alguien, tanto más si el actual gobierno fracasa en su misión de recuperar la popularidad. La actual encuesta Ipec muestra que el 51% no confía en Luiz Inácio, manteniendo el índice negativo desde diciembre de 2023. Desde diciembre, el Gobierno no ha mejorado su calificación, estancándose en un 37% de aprobación o cayendo, mientras crece la desaprobación. Estos datos son el resultado del hecho de lo que el Gobierno prometió a las masas, y de entregar todo lo exigido por el capital financiero local y extranjero y por el latifundio: después de todo, entre ellos están los que votaron por el PT en 2022. Es el resultado de la conciliación de clases: resulta en frustración, y eso alimenta a la derecha. En este sentido, el bolsonarismo “moderado” es el más beneficiado: tiene a Bolsonaro inelegible y un gobierno de la falsa “izquierda” que fracasa, y al fracasar, hace la mejor propaganda posible para el regreso del bolsonarismo.
El movimiento popular, para recuperar, preservar y ampliar los derechos que han sido arrasados en los últimos 10 años, especialmente en los últimos cinco, necesita movilizar seriamente a las masas populares para arrancar sus reivindicaciones. Esta no es solo la mejor manera de obtener victorias parciales, muy importantes: es la única manera de estar preparados, con las calles tomadas, para hacer frente al regreso del bolsonarismo, ahora “moderado” y, quizás, por eso mismo, más capaz de lograr los objetivos de mantener el sistema de explotación, facilitado por el fracaso de la conciliación de clases. ¡Hay que abandonar las ilusiones y prepararse para la lucha!