AND: Editorial – Crisis de la democracia burguesa en el “viejo mundo”

Publicamos una traducción no oficial del último editorial de A Nova Democracia.

La falsa izquierda socialdemócrata fracasa y la retórica disruptiva de la extrema derecha explota el chovinismo nacionalista reaccionario y todo tipo de prejuicios repulsivos para tratar de desviar a las masas de las contradicciones de clase y de la solución a través de la revolución proletaria.

El avance de la extrema derecha del llamado “Parlamento europeo” expresa el estado de la crisis del imperialismo, la proyección de esta en su superestructura, que representa especialmente el grado de enfermedad de sus instituciones, la agonía política de los valores de una vieja democracia en bancarrota y de un tipo de Estado en avanzado estado de reaccionarización. Las mayores victorias de los ultrarreaccionarios se dan en Francia, Alemania e Italia. Emmanuel Macron, presidente reaccionario francés se vio obligado a disolver el Parlamento francés y anticipar las elecciones legislativas, y si el resultado da la victoria también al partido de extrema derecha de Marine Le Pen, el gobierno tendrá que dividirse.

El fracaso de la llamada democracia burguesa está estrechamente vinculado al entorno crítico de falta de perspectiva entre las masas populares, contexto que conduce a una situación revolucionaria que ha sido alimentada por huelgas generales y revueltas explosivas durante más de una década. Por otro lado, tal quiebra también produce una cultura de descomposición de la que se nutre la extrema derecha, como en la actualidad está ocurriendo. Después de todo, con el fin del llamado “Estado de bienestar” –una especie de Estado socialdemócrata– se desmantelaron los derechos laborales, de seguridad social y sociales que lo integraban allí en el “viejo continente”. La represión y la explotación se profundizaron. A pesar de los discursos altisonantes sobre la libertad, el proletariado y otras masas populares en Europa están experimentando altas tasas de interés, la crisis energética y la alta inflación, y el empeoramiento de la crisis debido a la guerra en Ucrania. La guerra imperialista, en las fronteras de la Unión Europea, también socavó el viejo orden con el pesimismo que fomentó. En este contexto, en el que las fuerzas revolucionarias aún son débiles y la falsa izquierda socialdemócrata enturbia las banderas progresistas, en el terreno de la farsa electoral la extrema derecha con su retórica disruptiva es más atractiva que la política que ahora fracasa y que, además, explota los instintos básicos, plantea el chovinismo nacionalista reaccionario frente a las inevitables y sucesivas oleadas de inmigración ilegal y todo tipo de prejuicios repulsivos, arraigando un tipo peculiar de falsa unificación ideológica en torno a costumbres y tradiciones para tratar de desviar la atención de las masas de las contradicciones de clase y la lucha de clases revolucionaria como única solución. Pero esto, tarde o temprano, sólo puede conducir al desenmascaramiento de la extrema derecha, ya que la base sobre la que se apoya, una vez en el gobierno, también es de crisis y no puede hacer otra cosa que desmoralizarse y desenmascararse, reprimiendo aun más salvajemente a las masas que luchan por sus derechos pisoteados. Algo similar, como ha sucedido en todo el tercer mundo, se vio en Brasil en 2022 con Bolsonaro, y durante todo su gobierno y continúa fermentando bajo el gobierno de coalición de la “izquierda” electoral oportunista con la derecha liberal tradicional.

La situación política en nuestra casa parece seguir el mismo patrón. El día 8, Tarcísio de Freitas –el hijo de Bolsonaro– se reunió nuevamente con grandes magnates y periodistas conocidos por su reaccionarismo, esta vez, en el Foro Esfera Guarujá 2024. Allí habló de sus proyectos como gobernador, como presentando su CV para el 2026. Incluso presentó proyectos en caso de llegar a la presidencia de este tipo: “Aseguro que en Brasil tendrá una economía de mercado, que aprovechará todo su potencial, que hará la transición energética. Seguiremos creyendo en un SUS [Nota del traductor: Sistema Único de Saúde – Sistema Único de Salud] que actúe universalmente, en una educación gratuita y de calidad” – es decir, en el desmantelamiento de la Salud y la Educación con su privatización paulatina y a pasos agigantados. Pero que nadie se equivoque: “Soy bolsonarista y seguiré siendo bolsonarista”, afirmó. Esto no impidió que fuera aplaudido con entusiasmo: los monopolios de la prensa informan que el bolsonarista, con su humor, hizo reír incluso al público selecto.

El presidente de la república, en cambio, se hunde en sus propias contradicciones, actuando como un fontanero loco. El gobierno que asumió con la consigna de que “La educación es una prioridad y una inversión”, sigue ignorando la huelga federal de educación e insiste en un ajuste del 0% para 2024 – los policías federales tuvieron mejor suerte y, sin siquiera ir a la huelga , obtuvo aumentos que alcanzan el 77%. ¿Cuál será el secreto de esta hazaña? Para colmo, Luiz Inácio llamó a los rectores universitarios el día 10 para anunciar más fondos para reformas estructurales, en un esfuerzo por dividir el movimiento de recuperación salarial y enmarcar a los rectores. Sin embargo, en el evento culpó a los huelguistas: “No hay muchos motivos para la huelga”, dijo, y agregó: “Quien está perdiendo con esta huelga es Brasil, son los estudiantes. ¡Y sólo es por el 2% o el 3% que la gente sigue en huelga”, ¡afirmó el pelegão [Nota de traductor: sindicalista al servicio del Estado y la burguesía]! Finalmente gritó: “¿Saben lo que se les ofreció [a los huelguistas]? ¿¡Saben!? ¡Porque en Brasil hay muchos dirigentes sindicales que son lo suficientemente valientes como para declarar una huelga, pero no para poner fin a una huelga! Uhhhh!!

Aunque se negó a negociar con los obreros, Luiz Inácio se reunió nuevamente con sus ministros, el mismo día, para exigir más negociaciones con el “centrão” bolsonarista – hacia el cuál el presidente es mucho más receptivo y maleable. El monto destinado a las enmiendas parlamentarias este año podría alcanzar los 50 mil millones de reales, mientras que el presupuesto para las instituciones educativas federales es de 6 mil millones de reales, cuando el monto mínimo para mantener su funcionamiento debería ser de 8,5 mil millones de reales, según el ANDES [Nota del traductor: sindicato de profesores]. A partir de ahí podemos ver cuáles son las prioridades del pelegão.

El bolsonarismo se lo agradece.

Hay otra similitud entre el Brasil de 2024 y la historia de Europa. Tras la primera guerra mundial imperialista, Alemania, derrotada y humillada por el Tratado de Versalles, dejó de ser un Imperio y se convirtió a finales de 1918 en una República democrática de Weimar, lo que supuso un progreso formal. La socialdemocracia en coalición con la burguesía liberal tomó el gobierno: grandes promesas de progreso, libertades individuales y derechos sociales, “capitalismo con preocupación social”, ésta fue la promesa hecha – no sin derramar la sangre de obreros y marineros revolucionarios, como como la vergonzosa traición del asesinato de los líderes comunistas Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht. Fue la “Edad de Oro de Weimar”, llena de esperanza para los reformistas. Sin embargo, se vio corroída por la crisis económica, la inflación, las conspiraciones en la cúpula militar y el ascenso del nazismo como movimiento fascista de masas, que se retroalimentó hasta el punto de que las radiantes promesas de la socialdemocracia resultaron en fracasos y frustraciones, seguidas de represión y leyes penales más estrictas contra el malestar popular y las fuerzas revolucionarias. Todos conocemos el resto de la historia: el ascenso de Hitler y el nazismo en las siguientes elecciones.

Las masas obreras deben imponer su voluntad e intereses a través de la fuerza de su movilización, sin tener en cuenta los acuerdos palaciegos, lo que sólo puede resultar en derrotas y frustraciones para las amplias masas y en el fortalecimiento del bolsonarismo. Levantar el movimiento de obreros y asalariados, campesinos, estudiantes y pequeños propietarios por sus derechos, construir la Huelga General de Resistencia Nacional y acumular fuerzas para alcanzar la verdadera democracia por la vía revolucionaria.

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