Alemania: convocatoria por el 8 de Marzo

A continuación publicamos una traducción no oficial de la convocatoria del Comité de Mujeres Rojas por el 8 de Marzo, publicado en Dem Volke Dienen.

Proletarios de todos los países, ¡uníos!

8 de Marzo de 2024

¡Mujeres combatid y resistid!

La lucha de clases hace estragos en todo el mundo. Miremos donde miremos, vemos las guerras, los genocidios, los baños de sangre y las masacres que el imperialismo está desencadenando en un intento desesperado de escapar a su inminente desaparición. El imperialismo, que aporta riqueza y prosperidad a los explotadores y pobreza y miseria a los explotados, se encuentra en una profunda crisis, alimentada por la lucha permanente de los pueblos del mundo que luchan valiente y obstinadamente contra el yugo de su opresión. La mueca de esta bestia moribunda es particularmente fea en estos momentos en Palestina, donde el imperialismo yanqui con sus carniceros israelíes -¡apoyados también por el imperialismo alemán! – está impulsando el atroz genocidio del pueblo palestino, que enarbola la bandera de la resistencia y la defiende con su sangre. A pesar que el enemigo está armado hasta los dientes y equipado con la última tecnología, el pueblo palestino lucha sin miedo con todos los medios a su alcance, demostrando día tras día que la victoria es suya. El papel desempeñado por las mujeres del pueblo -también en el seno del Frente Nacional de Resistencia del Pueblo de Palestina- no es en absoluto pasivo ni se limita a un mero “trabajo de apoyo”, al contrario, ¡las mujeres de nuestra clase y de nuestro pueblo están en primera línea y luchan! La participación de las mujeres en la heroica lucha del pueblo de Palestina, que dura ya décadas, existe desde hace tanto tiempo como esta misma lucha, y en el resto del mundo no es diferente; los mejores ejemplos de ello son las guerras populares en Perú, India, Turquía y Filipinas. Dondequiera que haya lucha, las mujeres también se levantan y demuestran que la mitad del cielo les pertenece y que ¡lo conquistarán!

También en este país, las mujeres de nuestra clase están doblemente oprimidas -por el imperialismo y el patriarcado- y, por lo tanto, tienen el doble de razones para luchar. Cada una de nosotras puede sentirlo cada día. Nos vemos obligadas a dejarnos explotar en el trabajo, a menudo en condiciones miserables, y al mismo tiempo se espera de nosotras que cuidemos de los niños y del hogar sin remuneración, por no hablar de los familiares necesitados de cuidados. Nuestros patronos se llenan los bolsillos, y si nosotros y nuestros hermanos de clase ya no les reportamos beneficios, nos dejan caer en el paro o en el trabajo a jornada reducida de un día para otro, robándonos nuestros últimos salarios.

El Estado burgués hace todo lo que puede para mantener este estado de cosas; después de todo, su propia existencia depende de ello. Por lo tanto, no es de extrañar que seamos los primeros afectados por las medidas de austeridad, mientras que el gran dinero se invierte en entregas de armas y armamento para que el Estado alemán pueda asegurar sus intereses imperialistas en el mundo, ya sea en Ucrania o en el llamado «Oriente Medio». Después que el gobierno presidido por Olaf Scholz haya transferido el dinero inconstitucionalmente en interés de la burguesía de la manera gansteril habitual, los miles de millones que ahora faltan se van a recuperar recortando el gasto social, entre otras cosas. Como siempre, la carga recae sobre los hombros de la clase obrera. Los recortes previstos, por ejemplo en las prestaciones a los ciudadanos, nos afectarán especialmente a las mujeres, ya que en Alemania seguimos ganando casi un 20% menos que los hombres, al tiempo que tenemos casi diez veces más probabilidades de ser familias monoparentales y, por tanto, depender más a menudo de ayudas económicas. También llevamos más de un año esperando la prometida “protección básica de la infancia”, pero más de uno de cada cinco niños en Alemania sigue viviendo en la pobreza y no hay perspectivas de mejora a la vista. La situación no es mejor cuando se trata de guarderías: aunque todos los niños a partir de un año tienen derecho por ley a una plaza en una guardería, faltan casi 400.000 plazas en toda Alemania, sobre todo en los barrios obreros. Las pocas guarderías que existen, así como las escuelas, los centros de atención extraescolar y otros servicios de atención a la infancia, carecen sistemáticamente de personal suficiente, sufren recortes y se dejan deteriorar: otro factor que nos empuja al paro. Los gobernantes también están encantados de ahorrar en nuestra salud: además de la ya miserable asistencia sanitaria para la clase obrera, las mujeres nos enfrentamos a la inmensa reducción de las salas de parto y maternidad, a una enorme escasez de ginecólogos y de clínicas abortistas. Y cuando sentimos los efectos del patriarcado, por ejemplo a través de la violencia doméstica, en la mayoría de los casos no se procesa al agresor, sino que simplemente se envía a la mujer a un refugio para mujeres. E incluso eso pasa sólo si tiene suerte, porque los refugios para mujeres también escasean, en contra de la ley civil.

Todo lo que nos da el Estado son promesas vacías. Cualquier mejora aparente no es más que migajas de pan que nos tiran de vez en cuando para que mantengamos la boca cerrada. Porque no puede haber ninguna mejora para nosotras dentro de esta sociedad podrida. Mientras exista el imperialismo, también existirá nuestra explotación y opresión por parte del patriarcado. El uno no puede ser aplastado sin el otro, porque la base de ambos es la misma: la propiedad privada. Sólo la lucha unida con nuestros hermanos de clase por una sociedad sin clases puede sentar las bases de nuestra emancipación. Para alcanzar este objetivo, necesitamos un movimiento de mujeres con conciencia de clase que luche por la reconstitución del Partido Comunista de Alemania y por nuestra emancipación real.

Comités de Mujeres Rojas RFA

(Parte de la Liga Roja)

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