Algunos apuntes sobre luchas en América Latina

En Perú, el 9 de diciembre, familiares de víctimas de la masacre de Ayacucho de 2022 protestaron. Tras dos días conmemorando el 200º aniversario de la Batalla de Ayacucho (9 de diciembre de 1824), una fecha clave en la lucha de Sudamérica por la independencia del dominio de la corona española, familiares de aquellos que fueron masacrados en el año 2022 protestaron frente al aeropuerto Coronel Alfredo Mendívil Duarte, esperando la llegada de la presidenta Dina Boluarte. Ella no llegó al aeropuerto, argumentando malas condiciones meteorológicas y dio un discurso desde el palacio presidencial en Lima.

La masacre de Ayacucho fue cometida por el ejército peruano el 15 de diciembre de 2022, un día después de que Boluarte diese poderes más amplios a los militares para responder a las manifestaciones en el país. Al menos diez manifestantes fueron asesinados y 61 fueron heridos.

De acuerdo con los resultados de la investigación, la historia oficial es que los militares dispararon sobre un grupo de manifestantes que supuestamente intentaron tomar el aeropuerto. La versión oficial también afirma que los militares no usaron munición letal. La realidad es que la masacre fue planificada y llevada a cabo por los militares. Entre los heridos, el 90 por ciento tenía heridas de munición letal, y aquellos asesinados sufrieron disparos en el pecho o en la cabeza. Al menos seis de los muertos fueron perseguidos y entonces tiroteados por el ejército. Se demostró que nueve de esas personas fueron asesinadas con balas de plomo de armas oficiales del ejército.

Diferentes organizaciones han condenado el uso excesivo de la fuerza por parte de las autoridades, y el Ministro de Cultura y el Ministro de Educación renunciaron a sus puestos en el gobierno, mientras que el resto del gobierno y los medios burgueses negaron y se callaron sobre lo que pasó.

De cualquier forma, el proceso de resistencia contra el gobierno golpista de Boluarte hasta este día, y la agudización de las contradicciones en la sociedad peruana (incluyendo la contradicción entre las masas y el viejo Estado) impulsan el espíritu de lucha entre las masas populares.

El 8 de diciembre, cuatro niños de entre 11 y 15 años desaparecieron en Guayaquil, Ecuador, después de ser arrestados y maltratados por una patrulla militar. Los cuerpos de los niños han sido encontrados y se ha confirmado que fueron asesinados y sus cuerpos fueron calcinados.

Como informamos: el gobierno y los militares inicialmente negaron que los soldados estuvieran involucrados en la desaparición, pero vídeos cámaras de seguridad muestran a los niños siendo capturados, golpeados y metidos a la fuerza en una camioneta llena de soldados de la fuerza aérea. Dieciséis soldados han sido acusados de secuestro. Ahora han admitido haberse llevado a los niños a Taura, a 46 kilómetros de Guayaquil, haber abusado de ellos, haberles desnudado y humillado, pero haberles dejado libres.

Cuatro cuerpos calcinados fueron encontrados el 24 de diciembre en la zona pantanosa en Taura, cerca de una base aérea. El 31 de diciembre se confirmó que eran los cuerpos de los niños desaparecidos. Diferentes organizaciones llevaron a cabo una protesta frente a la oficina del fiscal de Cuenca, exigiendo justicia y que se aclararan los hechos de la desaparición y asesinato de los menores.

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El Frente de Defensa de Luchas del Pueblo (FDLP) declaró que el incidente no les sorprende, ya que tales cosas pasan a diario en Ecuador, que el viejo poder de la gran burguesía y los terratenientes se apoya en dos pilares estrechamente relacionados: las fuerzas armadas, policía nacional y otros grupos paramilitares por un lado, y todo el aparato burocrático por el otro lado. Estas dos estructuras están podridas y rotas, y al contrario de lo que dice la prensa burguesa, no están infiltradas por el narcotráfico, sino que son narcotraficantes y terroristas. Desde los generales en el ejército y la policía hasta sus tropas, han sido identificados como miembros de bandas criminales de varios tipos. Se han convertido en asesinos, ejecutores y verdugos uniformados. Hoy, representan la expresión más clara y poderosa de la bancarrota del capitalismo burocrático.

El FDLP también escribe que las fuerzas armadas son los bastardos de los Estados Unidos: serviles, opresores y criminales, sin honor ni dignidad. Últimamente se han nutrido de tácticas y estrategias sionistas, copiando sus métodos. Secuestran, cometen asesinatos selectivos, hacen estallar casas de sus víctimas y criminalizan la pobreza. Humillan y degradar a sus prisioneros. Visten uniformes y usan armas de origen sionista, y muchos reciben salarios directamente de instituciones como la CIA o la DEA.

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