Brasil: vigilancia telefónica ilegal

Imagen de cabecera: Alexandre Ramagem y Augusto Heleno. Fuente: Valter Campanato/Agência Brasil

A Nova Democracia informa que más de 30.000 brasileños fueron objetivo de escuchas ilegales durante el gobierno del anterior presidente de Brasil, Jair Bolsonaro. Se ha revelado que la Agencia de Inteligencia Brasileña (Abin), bajo el liderazgo de Bolsonaro, señaló a Alexandre Ramagem y usó un virus espía israelí para espiar ilegalmente a opositores del gobierno. Entre aquellos que fueron vigilados se encuentran activistas, periodistas, sindicalistas y profesores opuestos al gobierno de Bolsonaro, también políticos y jueces.

El virus espía llamado Primera Milla se desarrolló por la empresa israelí Gognyte. Se ha informado que posiblemente explota una vulnerabilidad en el SS7, que ha sido un estándar internacional para la telecomunicación desde 1988, y todavía se utiliza, por ejemplo para el 5G. Primera Milla puede traquear dispositivos usando redes 2G, 3G y 4G, simplemente introduciendo el número de teléfono del dispositivo. La herramienta puede ser usada para traquear 10.000 números de teléfonos en 12 meses, con una única excepción: no se puede utilizar para apuntar como objetivo a civiles israelíes o norteamericanos. La herramienta también provee de alertas reales de los movimientos de los objetivos, y puede ser usada para destapar o confirmar relaciones entre personas que son objetivos.

Toda la información que recolectada fue almacenada en los servidores en Israel, fácilmente accesibles por Gognyte. Gognyte también tiene acceso a la información conectando los historiales con los números de teléfono, permitiendo la identificación personal de los objetivos. El artículo de AND afirma que el esquema es “un serio ataque contra la Nación, el cuál merece la máxima seriedad en su tratamiento”. Dependiendo en cómo sean los datos clasificados, el caso se acerca a la violación de la “Ley sobre Crímenes contra la Ley de Orden Democrático”, pero no hay señales de que la ley se vaya a usar contra los oficiales envueltos. Según el artículo de AND, Ramagem no coordinó la vigilancia ilegal el mismo, sino con la supervisión directa de Bolsonaro y Augusto Heleno, quien coordina el cuerpo supervisor de Abin, la Oficina de Seguridad Institucional (GSI).

Aunque virus espías como Primera Milla pueden ser usados para traquear ilegalmente a personas, la información está disponible para los proveedores de servicios telefónicos. Información como esta puede ser fácilmente obtenida por los actores del Estado a través de órdenes tribunales o requerimientos judiciales. Otra forma para que un Estado obtenga esta clase de información sin pasar por la vía judicial es usar falsas torres telefónicas llamadas “simuladores de puestos telefónicos”. En EE.UU., se ha revelado que el Servicio Secreto así como el Immigration and Customs Enforcement (ICE) han usado ilegalmente las falsas torres telefónicas repetidamente para espiar sin una orden judicial. En Noruega se reveló que la policía local en Oslo había usado falsas torres telefónicas para vigilar a personas aleatorias para poder practicar esta tecnología.

También hay virus espías más avanzados e intrusivos disponibles para los actores estatales. Lo que se considera el “estándar dorado” para las herramientas de vigilancia telefónica es Pegasus, desarrollado por la compañía israelí NSO. La herramienta es usada por varios actores estatales, entre ellos el imperialismo yanqui, a través del FBI y la CIA.

Dependiendo del teléfono y la versión del sistema operativo, Pegasus puede ser instalado a través de una “acción mínima o sin acción del objetivo”, sin que lo sepa el objetivo. Cuando se instala la herramienta, puede ser usada para ejecutar el código, leer mensajes de textos, escuchas telefónicas, coleccionar contraseñas, localización exacta a través del GPS, acceder al micrófono y la cámara del dispositivo del objetivo y coleccionar la información de las aplicaciones.

Una sección de un panfleto comercial describiendo “Phantom” el nombre comercial usado para vender Pegasus en EE.UU. Fuente: Vice

El uso de Pegasus por el Estado de México ha sido uno de los ejemplos más extensos que se han revelado. Los militares mexicanos usaron la herramienta para vigilar periodistas, defensores de los derechos humanos u oponentes políticos del gobierno entre otros. El actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha prometido detener las vigilancias ilegales, pero los militares mexicanos han continuado usando Pegasus.

Otro caso de vigilancia es al movimiento independentista catalán por parte del Estado español. Se reportó que al menos 63 personas fueron objetivo o infectados con Pegasus. Entre los objetivos se encuentran “Miembros del Parlamento Europeo, Presidentes Catalanes, legisladores, jueces y miembros de organizaciones de la sociedad civil”. En algunos casos los familiares también fueron infectados con Pegasus. El propio gobierno español también ha sido objetivo de virus espías. En 2021, se reportó que los teléfonos del primer ministro, Pedro Sánchez, y la Ministra de Defensa, Margarita Robles, fueron infectados con Pegasus.

En un caso reciente de vigilancia telefónica, un estudiantes de 18 años británico fue arrestado y ahora se enfrenta a cargos por terrorismo tras bromear con volar un avión. El estudiante universitario realizó la broma a sus amigos usando Snapchat, mientras estaba en un vuelo de Inglaterra a España. El mensaje se tomó por parte de los servicios de inteligencia británicos, que se compartió con las autoridades españolas. El Estado español envió dos cazas F-18 tras el avión, y arrestaron al estudiante de 18 años el aterrizaje. Además de enfrentarse a una estancia en prisión, podría ser multado con hasta 22.500 euros si es condenado. Además, el ministerio de defensa español exige 95.000 euros en gastos.

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