Yeni Demokrasi sobre las elecciones en Estados Unidos
A continuación publicamos una traducción no oficial de un artículo publicado por Yeni Demokrasi.
Estados Unidos ha hecho su elección: “¡Dios bendiga al Fascismo!”
Después de que Trump ganase las elecciones presidenciales, las preocupaciones sobre el futuro de Estados Unidos y, por supuesto, del mundo, se han extendido. ¡Los republicanos tienen la mayoría en el Senado! Las preocupaciones sobre la “inestabilidad de Trump” han rodeado a los liberales. Al evaluar la ansiedad por un futuro lleno de incertidumbres, sería útil decir algo sobre la derrota de Kamala Harris y los demócratas antes de analizar a Trump.
El primer candidato de los demócratas fue Biden. Cuando el estado senil de Biden y su incapacidad para enfrentarse a Trump empujaron a los demócratas a una nueva búsqueda, encontraron lo que buscaban justo a su lado. ¡Vicepresidente Harris! ¡Por qué no! La vicepresidencia ya le había otorgado a Harris el reconocimiento para la presidencia. Los demócratas primero intentaron hacer el trabajo con una persona senil, luego con alguien de la administración responsable de la situación económica que ha provocado la reacción de las masas. Y sucedió. Trump volvió a ser presidente. Se recordará que el nuevo presidente no aceptó los resultados de las elecciones anteriores y fue considerado responsable del asalto al Congreso.
Entonces, ¿cómo llegó Trump a ser presidente? ¿Por qué el pueblo estadounidense eligió como presidente a “una persona inestable e impredecible”?
En primer lugar, el pueblo estadounidense no tomó una decisión libre. En este país avanzado de democracia burguesa, el pueblo tenía que elegir a uno de los tipos presentados/previamente decididos para gobernarlos. Los valores que representa Trump podrían haberse convertido en una ventaja para los demócratas en las elecciones, pero no sucedió. Harris era muy consciente de que estaba cargando con la carga/el crimen/los pecados no sólo de Biden, de quien tomó el relevo, sino también de un ala de las clases dominantes de la política estadounidense. Harris no es una seguidora intolerante que sigue ciegamente la línea de Biden; puede tener aspectos únicos, ambiciones personales o actitudes diferentes hacia políticas tolerables. Pero en las cuestiones principales, no hay duda de que es una política que actúa con el impulso de proteger y defender los intereses de la clase de la que es portavoz.
El debate sobre el derecho al aborto fue único a este respecto. La postura de Harris sobre este tema no fue suficiente. La declaración de Trump cerrando el tema debilitó la posición de los demócratas. Trump concluyó diciendo que no se aprobaría una ley general que prohibiera el derecho al aborto y que el tema se dejaría en manos de los estados.
La debilidad de Harris fue precisamente que no era sólo una espectadora sino también una ejecutora de la política actual. Llama la atención su confesión en un programa de televisión al que asistió: “Qué puedo decir, no se me ocurre nada”, para disipar las expectativas de que seguiría una política diferente a la de Biden. Esta declaración fue interpretada como una declaración de continuidad de las políticas que provocaron la reacción pública. Lo cual fue un análisis acertado. En resumen, no pudo convencer a los votantes de que seguiría una política diferente, no tenía una preferencia política diferente.
Las elecciones estadounidenses proporcionaron datos importantes de que las cosas no iban bien en el corazón del imperialismo. Los republicanos tuvieron que lidiar con un actor inestable. Los tiempos de crisis dan vida a esos personajes. Es posible atribuir el comportamiento inestable de Trump a la crisis de la economía y la democracia estadounidenses.
Trump apareció ante el público diciendo cosas diferentes a las que se dicen actualmente. Prosiguió centrándose en la situación económica, la caída del poder adquisitivo y la inflación. Comparó la situación económica de las masas con la de hace unos años y preguntó: “¿Están ustedes en una situación mejor?”. No se abstuvo de atacar a los inmigrantes irregulares. Además, con una expresión facial que pondría celoso a Ümit Özdağ, prometió deportarlos a todos. Aunque no dijo nada sobre cómo lo haría, señaló a los inmigrantes como el blanco del descontento generalizado. Trump no sólo expresó las expectativas y exigencias del ala más reaccionaria de los republicanos, sino que también manipuló el descontento de las masas. Puso pobreza y destrucción sobre los hombros de los inmigrantes. No dijo nada sobre las políticas del imperialismo estadounidense que conducen a la migración irregular.
Si bien los miles de millones de dólares destinados a la guerra de Ucrania causaron descontento en grandes sectores de Estados Unidos afectados por la crisis económica, los demócratas estaban decididos a continuar la guerra. Además, Harris reforzó su determinación por la guerra con su admiración por Zelenski. Trump dijo que pondría fin a la guerra en 24 horas diciendo “Estados Unidos primero”. No explicó cómo haría esto. Puede compartir la carga económica de la guerra entre los países de la UE. Los demócratas ya han dado pasos en esta dirección e incluso se ha tomado una decisión. Entonces, ¿qué dirección le dará Trump a la guerra en Ucrania? Es cierto que no puede derrotar a Rusia de la noche a la mañana, pero no puede ignorar las exigencias del imperialismo alemán, motor de la UE. Si observamos que los acontecimientos regionales han progresado a una fase mucho más tensa que durante el primer mandato de Trump, está claro que el imperialismo estadounidense no puede darse el lujo de permanecer en un segundo plano en la guerra por la hegemonía. Obligar a Ucrania a hacer la paz es una opción. Pero el imperialismo de la UE debe estar convencido de esto. ¿Zelenski? ¡Ya no es nada sin los cadáveres de los ucranianos!
La política de apoyo a Israel es una cuestión indiscutible tanto para demócratas como para republicanos. Ambas alas expresaron su determinación de continuar con el apoyo brindado a Israel. El “otro” candidato presidencial demócrata no tuvo inconveniente en interpretar la guerra de Israel en Palestina como el derecho de Israel a protegerse. Nadie duda del apoyo de los republicanos a Israel. De hecho, la victoria de Trump empujará a los países de la región, especialmente a Irán, a ser más cuidadosos en los ataques contra Israel. En general, la guerra como tendencia está en la agenda del imperialismo. La polarización entre imperialistas se moldea a través de guerras regionales. La definición que Trump hace de sí mismo como “embajador de paz” va en contra tanto de su carácter, de los valores que defiende y de la tendencia del capital. Entonces, ¡una actuación terrible de un actor malo y grosero!
Trump contó especialmente con el apoyo de Silicon Valley. Trump tiene que tomar medidas en línea con las expectativas de este segmento de capitalistas. Ha afirmado que se incrementarán los gastos de las aduanas y este fue uno de los titulares destacados de las campañas electorales. Las promesas de Trump de imponer aranceles del 20 por ciento a los países europeos y del 60 por ciento a China están en línea con el lema de Trump de “Estados Unidos primero”. El aumento de los aranceles aduaneros traerá beneficios a Silicon Valley pero será costoso para el público. Además, podemos señalar que provocará tensiones en las relaciones con su aliado Alemania. La preocupación por un “futuro lleno de incertidumbres” se justifica por la naturaleza del sistema imperialista. El panorama es aun más aterrador en la escena política actual, donde prevalecen personajes como Trump. Pero lo decisivo son los intereses del capital más que el carácter de los individuos. El carácter de las personas bien puede coincidir con el “espíritu de los tiempos”, como dice la famosa frase. El populismo necesita exactamente esos personajes, y los toma con sus bocas babosas y sus labios llenos de maldiciones, los santifica y los presenta al público como una opción. Por cierto, las botas del fascismo pueden estar desenfrenadas en la mente de Trump. Además, a menudo expresa en su lengua la mentalidad fascista. Estamos hablando de alguien que reforzó este aspecto con su admiración por Hitler. Sin embargo, el hecho de que Trump haya sido elegido no significa que la democracia estadounidense elegirá el fascismo. Podemos decir que el ala fascista de los republicanos actuará con más audacia en el escenario político en el próximo período. Pero no es posible hablar de las condiciones que sustituirán la democracia estadounidense por el fascismo. Lo que subrayamos insistentemente es que el fascismo no es una elección personal, sino un fenómeno administrativo, y puede ser implementado como una opción de clase sobre esta base.
Trump se puso de pie entre sus guardaespaldas y dio una apariencia de determinación durante el intento de asesinato. Refiriéndose a ese incidente, en su discurso de victoria electoral, no se abstuvo de bendecirse diciendo: “Dios salvó mi vida con un propósito”. Se recordará que Erdoğan también calificó el 15 de julio como “la bendición de Dios”. ¡El mismo canto en bocas distintas! ¡Porque la historia es la misma!