La guerra contra el pueblo continúa en Etiopía un año después del “acuerdo de paz” de Tigray
Imagen de cabecera: campo de desplazados tigranios en Mekelle. Fuente: Addis Standard
Hace un año que el acuerdo de “cese de hostilidades” entre el gobierno central de Etiopía y el gobierno regional de Tigray fue firmado. En esta guerra civil, se cometieron muchas atrocidades por parte de las fuerzas armadas etíopes y del Estado eritreo, así como por parte de milicias usadas por el Estado etíope contra el pueblo Tigray, con el apoyo de los imperialistas. Millones fueron desplazados como resultado de la lucha. Se asedió Tigray, en un intento de matar de hambre a seis millones de personas. A pesar del “acuerdo de paz”, se siguen cometiendo como asesinatos y violencia sexual por parte de las fuerzas armadas del país vecino eritreo, y las milicias de Amhara siguen llevando a cabo asesinatos genocidas y desplazamiento del pueblo de Tigray. El pueblo se sigue muriendo de hambre, ya que el suministro de comida se ha suspendido para la región.
Múltiples grupos armados que representan diferentes nacionalidades están luchando por la liberación nacional en Etiopía, y el Estado trata de controlar esta lucha con puño de hierro. Por una parte, las milicias luchan contra las fuerzas del viejo Estado, pero también luchan unas contra otras y cometen atrocidades contra las diferentes nacionalidades. El Estado ha usado estos grupos armados para cometer atrocidades para él, poniendo a las masas contra las masas – por ejemplo en Tigray, las milicias Fano de los amharas estuvieron luchando contra el pueblo Tigray, incluso durante décadas, y también los amharas sufrieron chovinismo y opresión por parte del viejo Estado y continúan siendo objetivos de políticas genocidas, como hemos informado. Tras el “acuerdo de paz” en Tigray, el Estado intentó controlar la milicia de Amhara e intensificó la represión contra los amharas. En abril, el gobierno intentó integrar las milicias regionales como parte de las fuerzas estatales, pero las milicias lo rechazaron e iniciaron una nueva fase de lucha armada contra el Estado. Desde abril, han estallado grandes protestas y choques en la región de Amhara.
Al mismo tiempo, el Ejército de Liberación Oromo (Oromo Liberation Army – OLA), que está llevando a cabo la lucha armada contra las ENDF, las fuerzas armadas etíopes (Ethiopian National Defence Forces – ENDF) en la región de Oromia, también va contra los amharas. Sin embargo, los oromos también están sujetos a una guerra contra el pueblo, llevada a cabo por el Estado etíope. El 29 de octubre, una madre de siete hijos, Kuli Hawas, y otras tres personas fueron asesinadas por las ENDF tras ser arrestadas en la región de Oromia. Kuli fue asesinada porque sus hijos “han estado dañando” a las ENDF. 7.000 personas de la aldea fueron desplazadas forzadamente como castigo colectivo. Ha habido choques entre la milicia oromo y las ENDF antes de estos asesinatos. El propio primer ministro Abiy Ahmed, es un oromo, demostrando que esta situación no va sobre identidades, sino sobre reprimir la lucha del pueblo y mantener un régimen leal a sus amos imperialistas.
En octubre, también ha habido nuevos informes de ataques de drones contra civiles en Amhara, entre ellos un niño de un año y medio. Los ataques de drones contra el pueblo oromo también son frecuentes en la región de Oromia. El Estado etíope empezó a usar drones contra el pueblo en 2021, tras ser suministrados por el socialimperialismo chino, así como a través de Turquía e Irán. De acuerdo con un informe de diciembre de 2022 al respecto de Tigray, Afar, Oromia y Amhara, de 93 ataques aéreos, 15 fueron ataques con drones y 19 ataques en total fueron contra civiles. Es común que las ENDF ataquen plazas de mercados – lo que busca claramente atacar un objetivo civil, un crimen de guerra de acuerdo con leyes internacionales.
El régimen del ganador del Premio Nobel de la Paz, Abiy Ahmed, ha desencadenado una sangrienta guerra contra el pueblo en muchos frentes, en el interés de sus amos, poniendo al pueblo de varias nacionalidades unos contra otros para mantener el saqueo imperialista del país.
