La humillación de Jenni Hermoso: la punta del iceberg de la violencia contra las mujeres en España
El domingo 20 de agosto se celebró la final de la Copa Mundial de Fútbol Femenino en Australia, donde la selección española ganó contra la inglesa, consiguiendo así su primer mundial. Sin embargo, la victoria de las futbolistas ha quedado claramente diluida en medio de la polémica. Durante la entrega de medallas a las jugadoras, Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) decidió sujetarle con fuerza la cabeza de la jugadora Jenni Hermoso dándole un beso a la fuerza.
Tras el beso, la polémica ya estaba servida, pero aún faltaba más por llegar. Todos los medios comienzan a hacerse eco del beso y de las declaraciones de Jenni Hermoso en el vestuario, donde decía “¿Qué hago yo? No me ha gustado”. Al día siguiente Rubiales comenzaba a intentar quitarle peso al asunto. Primero, el 21 de agosto, insultaba a aquellos que criticaron el beso, pero ese mismo día admitía que “seguramente” se había equivocado y que lo “tenía que reconocer”. También salta el Gobierno calificando como “inaceptable”. El 22 de agosto, Rubiales saca un comunicado pidiendo, disculpas de forma muy cuestionable, y donde posteriormente se conoció que se presionó a Jennifer Hermoso para que apareciera, pero ella se negó. Y no es extraño, ya que días después pidió “medidas ejemplares” para Rubiales. Sin embargo, cuando todos los medios difundían la dimisión de Rubiales el 25 de agosto, Rubiales de nuevo decide afirmar “un pico consentido”, repite varias veces, que “no va a dimitir” y hace un llamamiento a luchar contra el “falso feminismo” que lo persigue y del que “está siendo víctima”. Ante estas palabras el resto de invitados de la sala, quienes eran otros grandes cargos del RFEF y periodistas, aplauden las palabras. Ese mismo día, Jenni Hermoso decide denunciar en redes sociales el acto «acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte» y asegura que se sintió «vulnerable y víctima de una agresión».
Pero el circo todavía continúa, y es que al día siguiente, la FIFA decide suspender por 90 días a Rubiales y se queda al mando Pedro Rocha, vicepresidente de la RFEF quien intenta rebatir la denuncia de Hermoso diciendo que “Las pruebas son concluyentes y el sr. Presidente no miente” y amenaza a más de 80 jugadoras que habían firmado una renuncia a la selección mientras los actuales dirigentes sigan en el cargo. También dimiten once técnicos de la selección femenina como respuesta a estas declaraciones. Y por si fuera poco, la madre de Rubiales se pone en huelga de hambre “indefinida” y se encierra en una iglesia por la “cacería inhumana y sangrienta” que vive su hijo. Tres días después abandonaría la “huelga indefinida”.
Finalmente, Rubiales comenzaría a perder poco a poco algunos de sus apoyos que comenzarían a disculparse por haberle aplaudido. Y por la presión de la denuncia en la justicia española de agresión sexual y acoso hoy, 11 de Septiembre, Rubiales por fin dimite como Presidente del RFEF y vicepresidente de la UEFA.
Tras todo este circo mediático, lo que demuestra es que el imperialismo quiere continuar su negocio con el deporte femenino y que no quiere permitirse bajar su cuota de mercado. Este año la Liga Femenina de fútbol recibirá 13 millones de euros sólo en derechos de televisión. Ésto le supone grandes cantidades de beneficios económicos que pueden continuar aumentando si no hay más polémicas. No es casualidad que haya estallado ahora el caso Rubiales. El fútbol femenino está en un momento de auge en España desde hace unos años, y con la victoria en el mundial puede aumentar todavía más. Sin embargo, no es la primera vez que algo así sucede. Para este mismo mundial, ocho futbolistas continuaban negándose a jugar en el mundial, aunque fueran llamadas a éste, exigiendo la destitución del entrenador, Jorge Vilda. Casualmente, el 6 de septiembre Rocha destituyó a Vilda y colocó a la nueva entrenadora de la selección española a Montse Tomé. Por primera vez una mujer al frente del equipo femenino. La estrategia de la RFEF y de las empresas que hay detrás de ella está clara: buscan limpiar su imagen.
Empresas como Iberdrola, una de las mayores empresas del Estado imperialista español que es patrocinadora oficial de la Liga Femenina de fútbol. Esta empresa, una de las mayores exportadoras de capital a América Latina, también ha decidido comenzar a exportar capital en el ámbito de los deportes. En 2021 se convirtió en la primera empresa en patrocinar exclusivamente a la Selección de Fútbol femenino de Brasil a través de su filial Neoenergia. Al igual que con los recursos naturales de los países capitalistas burocráticos, Iberdrola busca fomentar el deporte femenino en Latinoamérica para así poder importar jugadoras a la liga española como ya está sucediendo con jugadoras como Kathellen Sousa en el Real Madrid.
También el Gobierno en funciones del Partido Socialista y de Unidas Podemos ha buscado continuar con su imagen progresista condenando y pidiendo exigiendo la dimisión de Rubiales para lavar su imagen antes del debate de investidura, donde se decidirá en pocos días al próximo Presidente del Gobierno y parece que pueden tener oportunidad de obtener de nuevo un gobierno de coalición. Sin embargo, el gobierno parece tener más problemas para posicionarse contra la violencia que sufren las mujeres obreras e inmigrantes. Las violaciones a las trabajadoras de la fresa en Huelva, España, son portada cada año. Estas mujeres, mayoritariamente marroquíes, sufren abusos por parte de los empresarios, que van desde condiciones de trabajo semi-esclavo hasta abusos y explotación sexual. Estas mujeres son presionadas por sus jefes para mantener relaciones sexuales o dejarse tocar, y si niegan son despedidas y tienen que volver a Marruecos sin cobrar. Para esta campaña de recolección existe un acuerdo entre España y Marruecos en el que se le permite ir a las trabajadoras únicamente para trabajar en la campaña y después volver, si son despedidas no tienen más opciones. En 2018, la primera vez que las mujeres decidieron denunciar la situación, todas aquellas que lo denunciaron judicialmente fueron devueltas a Marruecos días más tarde.
También han destacado otras luchas de mujeres obreras que han recibido poca o ninguna ayuda del Gobierno, como las “Kellys”, que son camareras de piso de hoteles. Su situación es dura por la alta temporalidad que sufren y la gran carga de trabajo, que les lleva a automedicarse y a contraer enfermedades laborales. Aunque grandes sindicatos y la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, supuestamente, se haya posicionado con ellas, lo cierto es que su situación continúa exactamente igual después de una reforma laboral pactada entre sindicatos mayoritarios y el Ministerio de Trabajo que buscaba reducir la temporalidad.
En el Estado español se está celebrando por la falsa izquierda la caída de Rubiales como un ejemplo de “feminismo”. Sin embargo, la violencia que sufren las mujeres obreras continúa invisibilizada. Por un delito similar al de Rubiales, acoso sexual, han habido únicamente 74 condenas durante 2021, lo que choca con las encuestas que afirman que el 40,4% de las mujeres del país (8,2 millones) sufren acoso sexual. De estos, el 17,3% son el en ámbito laboral. A día de hoy, el 80% de la violencia sexual no se denuncia, según datos oficiales, y sube hasta el 92% si no es la pareja quien la ejerce. Más de 2,8 millones de mujeres han sufrido violencia sexual, de ellos el 45% fue abuso sexual, el 13,5% agresión sexual y 12% violación.
El sistema imperialista y sus defensores y lacayos solo denuncian el abuso contra mujeres que sirvan a sus propios intereses. No condenan la pobreza de las campesinas sin tierra en Brasil o la explotación de las mujeres migrantes en los campos españoles, pero intentan lavar su imágen denunciando un beso no consentido en público, e hipócritamente se consideran a ellos mismos como defensores de los derechos de las mujeres.