AND Editorial semanal – Luiz Inácio, el estafador
Publicamos una traducción no oficial del artículo de A Nova Democracia encontrado aquí.
Mal concluimos el primer semestre, el gobierno de Luiz Inácio ya planteaba una “reforma ministerial”. Su contenido es simple: premiar a Arthur Lila por la probación de las medidas económicas reaccionarias enviadas por el gobierno en al Congreso (nuevo techo de gastos, “reforma tributaria”, etc.). Reformas sin las cuales los petistas serían defenestrados rápidamente de la silla presidencial por el núcleo duro de las clases dominantes locales y del imperialismo.
Las siglas del Partido Único que debe integrar el gobierno son Republicanos y Progresistas. El Progresista está liderado por Ciro Nogueira quien hace ocho meses, era nada menos que el Jefe del Gabinete de Bolsonaro y coordinador de la campaña para la reelección de este pedazo de basura humana (Ciro Nogueira, incluso afirmó recientemente que no tomaría parte en el actual gobierno, para no molestar a Bolsonaro…). En cambio, los Republicanos es el partido de nada menos que Hamilton Mourão, el general con lengua suelta, además del todopoderoso Arthur Lira, primer ministro de facto del País.
La derecha tradicional, amiguista y corrupta, conocida por el sobrenombre de “centro” y liderada por Lira, ya extienden sus garras sobre las estructuras de la Caixa Econômica Federal, de la Fundación Nacional de la Salud y de la Agencia Brasileña de Promoción Internacional del Turismo. Ahora el Ministerio de Desarrollo Social, la niña de los ojos del PT, está siendo ofrecida con rabia al diputado André Fufuca, de los progresistas. En la mesa de negociación también están el Ministerio del Deporte y el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Se trata de un gobierno entregado a la derecha tradicional, en programas y en cargos. Luiz Inácio es hoy muy diferente de aquel candidato que, en 2021, decía cosas como: “Bolsonaro seguía hablando de acabar con la vieja política. ¿Y cuál es la nueva política? ¿Ser rehén del ‘centro’?”, o bien: “Si ganamos [las elecciones], tendremos que mantener a raya el ‘centro’”. (2022). ¿Que cosa no? ¡Estafador!
Luiz Inácio reza y hace todo para que, hasta final de año, la economía dé señales de pequeñas mejoras, las tasas de interés bajen y el consumo de las familias crezca un poco. Si esto ocurre, él espera crecer en popularidad en las encuestas y escapar de las presiones de los grupos de poder y de las crisis políticas; en cuanto a esto, él cede espacios en el gobierno a la derecha tradicional, “se aprieta el cinturón”, con la esperanza de que pronto lleguen los “buenos tiempos” y todo pase. Por eso siempre delega en sus ministros la tarea de dar noticias antipopulares, como el “techo de gastos”, el reciente recorte de más de 700 millones en Educación y Sanidad) siempre acompañadas de noticias filtradas estratégicamente de que él “no quería”, de que “Lula resistió, pero cedió”, etc.
Sin embargo, el escenario es muy difícil. La economía no tiende a mejorar, pues su descomposición es estructural y se combina con la visible descomposición y tendencia al estancamiento de la economía mundial imperialista. A su vez, las medidas reaccionarias (que corroen la popularidad del gobierno) seguirán imponiéndose en la agenda de Luiz Inácio, en detrimento de sus promesas. Si busca mantener su popularidad postergándolas, Luiz Inácio será fuertemente presionado y se iniciará un proceso de destitución para reemplazarlo; si llega hasta el final con estas contrarreformas, perderá la poca credibilidad que aún le queda ante cierto sector de las masas populares. De ahí que haga lo que mejor sabe hacer: tratar de engañar y manipular a la opinión pública popular.
La gran verdad es que, aquellos acontecimientos del día 8 de enero, marcaron profundamente al actual gobierno. El Alto Comando de las Fuerzas Armadas [nota de traductor: ACFA] animó y dejó que aquellos acontecimientos tuvieran lugar para dar un duro golpe al gobierno: o sigue adelante con las “reformas” reaccionarias, o su vida será una pesadilla. O Luiz Inácio da a su gobierno un contenido y una forma abiertamente de derechas, o la ACFA incentivará e impulsará su destitución, preferentemente por la vía constitucional. Sí, los generales continúan tutelando al país, incluido el gobierno actual. Luiz Inácio, como pragmático*, concilia y acepta el cabestro, cumpliendo los planes, hasta que ya no sea útil, y será destituido nuevamente de la presidencia y, en su lugar, asumirá un gobierno aún más draconiano y brutal. Éste es el resultado, ya conocido.
Nota:
*Pragmatismo es una filosofía reaccionaria, surgida al final del siglo XIX en Estados Unidos, según la cuál la validez de los principios, doctrinas, ideas, etc. están subordinadas íntegramente al resultado práctico alcanzado. Es una filosofía imperialista, que rige toda la psicología y método de pensamiento de las clases dominantes norteamericanas. En política, el pragmatismo deriva en utilitarismo y en amiguismo, buscando adaptarse y sobrevivir a cualquier costo de sus principios, sirviendo a los propósitos de las clases dominantes.