Austria: la reforma sanitaria supone un mayor deterioro y sirve a la industria farmacéutica

Publicamos esta traducción no oficial de un artículo publicado en el periódico austríaco Rote Fahne.

Esta semana el gobierno presentó una nueva reforma sanitaria. Con esta muestran que ni siquiera quieren empezar a resolver los problemas muy criticados, como la carencia de médicos, de medicinas, así como el daño psicológico que provocaron las medidas contra el Coronavirus, especialmente entre la juventud.

El primer punto del “Plan de cinco puntos” de esta reforma sanitaria es la falta de médicos. Se dará un bonus de 100.000 euros a los nuevos médicos que tratan pacientes asegurados por el Estado. Con ello, se deberían llenar 100 nuevos puestos de doctores que traten pacientes asegurados por el Estado. Primero de todo, de todos los centenares de nuevos puestos es, por supuesto, demasiado poco para cubrir las jubilaciones y las carencias (por ejemplo, en el distrito de Murtal en Estiria, hay sólo un ginecólogo para los seguros estatales de salud, para 35.000 mujeres). Mas aún, un bonus de 100.000 euros no cambiará nada del hecho de que es mucho más provechoso para los médicos tratar pacientes de forma privada, que hacerlo con un contrato con el seguro de salud estatal. Por tanto, no se puede garantizar que estos centenares de puestos vayan a ser cubiertos.

Incluso una burla incluso mayor hacia los pacientes, es la estrategia contra la falta de medicinas. Hay carencia de medicinas esenciales en las estanterías desde hace alrededor de un año (ya informamos de ello). El gobierno ahora quiere “llenar los suministros”. Para algunos medicamentos (como antibióticos para niños), esto debería mejorar la carestía. Pero nada se ha dicho acerca del hecho de que frecuentemente no se pueden pedir muchos medicamentos diferentes o accesorios médicos. Mientras que las medicinas básicas no sean producidas en Austria, no se puede hablar de un suministro médico seguro. Porque es más barato pedir desde EEUU, Alemania y China, la clase dominante no hará ningún cambio significativo para resolver este problema.

El tercer punto que el Ministro de Salud, Rauch, presentó, es el cuidado psicosocial, especialmente de la juventud. Esto es debido a que las medidas contra el Coronavirus aumentaron enormemente las enfermedades mentales e incluso los intentos de suicidio entre la juventud. Se están afrontando consecuencias de las políticas de la clase dominante durante el Coronavirus desde entonces. Lo que realmente hace el gobierno es confesar la bancarrota de su propia política de salud.

Los puntos cuatro y cinco de esta reforma sanitaria son sobre los cuidados preventivos y la digitalización, que han sido caracterizados como una “reestructuración” de la atención sanitaria. La comunidad médica criticó que los llamados centros de atención primaria están siendo presentados como “una solución para todo”. En realidad son un ejemplo escandaloso de cómo esta reestructuración destruye grandes partes de la atención sanitaria local para la población.

Los centros de atención primaria son centros de salud en los que otro personal como terapeutas ocupacionales y trabajadores sociales trabajarán junto con otros trabajadores en general. En el contexto de los planes estructurales de las provincias, muchos hospitales han reducido su personal y han cerrado en los últimos cinco años. Los centros de atención primaria son presentados como una “solución” por parte de la clase dominante para el cuello de botella en el trato a los pacientes y para la carencia de médicos. Se está hablando de tratamientos más cortos y “ahorro de recursos”. Se ha planificado también un sistema de selección en el que enfermeras cualificadas recibirían pacientes, quienes vendrían al centro de atención primaria, y entonces decidirían quién vería al doctor y quién tendría una rápida prescripción sin ser examinado. La población entonces es tratada con más y más tratamientos superficiales y unilaterales, con medicación, pero los tratamientos curativos como las operaciones no están disponibles frecuentemente desde el Coronavirus. Los millones de impuestos que el gobierno introduce en esta reforma del sistema de salud, van mayoritariamente a los bolsillos de las empresas farmacéuticas. Esto significa un mayor deterioro de la atención pública para los trabajadores y el pueblo. El Estado moderno capitalista corta el tratamiento que produce poco beneficios y provoca que todo el mundo pague por los costes, que pagan por un sistema de seguros. Al mismo tiempo, los capitalistas de las farmacéuticas privadas reciben este dinero. Este es otro motivo por el que la reforma sanitaria debe ser rechazada.

El actual sistema de salud no sirve a los pacientes ni a la población, sino a aquellos que extraen beneficio de él. Mientras los trabajadores, los empleados y los propietarios de los pequeños negocios independientes pagan enormes impuestos, y los impuestos recibidos por el Estado no cubren la inflación, hay más recortes en el sistema público de salud. Sin embargo los recortes no se hacen en el armamento militar ni en las iniciativas para “estar preparados para la guerra”. ¡Que se diga que la reforma de salud es una mejora es una mentira total, que simplemente no debe ser aceptada!

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