Las cadenas de la deuda

La profundización de la crisis general del capitalismo burocrático como parte del proceso de descomposición del imperialismo se ha revelado una vez más, debido a un informe del “Grupo de Respuesta a la Crisis Global de la ONU”, llamado “Un mundo de deuda – Una carga creciente para la prosperidad global”. Este informe estima que la deuda pública global se disparó hasta el récord histórico de 92 billones de dólares americanos. Esto significa que la deuda pública se ha multiplicado por cinco desde el año 2000. En el mismo periodo, el PIB global se ha triplicado. Esto subraya el estado crítico del desequilibrio de la economía del sistema imperialista mundial.

Deuda pública global (billones en dólares americanos). Fuente: ONU

El informe claramente afirma que la mitad del mundo se está hundiendo en un desarrollo desastroso conducido por esta crisis de la deuda. La deuda pública ha crecido más rápidamente en los llamados “países en desarrollo” que en los llamados “países desarrollados” en la última década. Este crecimiento de la deuda en los países oprimidos, de acuerdo con el informe se ha dado principalmente debido al creciente desarrollo de las necesidades financieras y por las limitadas fuentes alternativas de financiación. Esto significa, que se ha dado debido a reestructurar el viejo estado e impulsar la economía, dos de las tres tareas clave del reino de la reacción en los países oprimidos. 52 de los países más pobres están viéndose inmersos en una trampa de la deuda sin posibilidad de recuperarse. Se ha predecido que habrá un gran colapso.

El informe afirma, sabiendo que su sistema es la fuente del problema y no la solución: “Los países en desarrollo están lidiando con una arquitectura financiera internacional que exacerba el impacto negativo de crisis en cascada sobre el desarrollo sostenible. La carga de la deuda sobre el desarrollo se ve intensificada por un sistema que limita el acceso de los países en desarrollo a desarrollarse financieramente y les empuja a endeudarse con fuentes de financiación más caras, haciendo crecer sus vulnerabilidades y haciendo más difícil resolver las crisis de la deuda.”

La deuda pública total de los países oprimidos creció del 35% del PIB en 2010 al 60% en 2021. De forma similar, su deuda pública externa, la parte de la deuda de los gobiernos que deben a prestamistas extranjeros, creció del 19% del PIB al 29% del PIB en el año 2021.

Deuda según el tipo de acreedor y parte de la deuda pública externa. Fuente: ONU

Los países oprimidos están en una situación en la que están obligados a pedir prestado dinero para impulsar su economía y reestructurar el viejo estado debido a las exorbitantes tasas de interés. En general, en África los países tienen tasas de interés cuatro veces mayores que las de EEUU e incluso ocho veces mayores que las de Alemania. Los países en Asia pagan tasas de interés cuatro veces mayores, y los países de América Latina pagan tasas de interés cinco veces mayores que Alemania.

Tasas de interés de la deuda pública por continentes. Fuente: ONU

Por tanto, los llamados “países en desarrollo”, un cinismo que trata de ocultar su carácter como encadenados y subdesarrollados por los países imperialistas opresores, están estancados. No hay otra forma más que derrocar la semicolonialidad y la semifeudalidad en las que el capitalismo burocrático se basa. Una de las medidas clave de las revoluciones democráticas es confiscar la deuda extranjera que encadena incluso más a los países oprimidos.

Un efecto de la situación actual es la prevalencia del hambre. Ha pasado de un 8.0 por ciento en el año 2019, hasta casi un 10 por ciento en el año 2021, como muestra un informe recientemente publicado por parte de la “Organización de la Comida y la Agricultura de las Naciones Unidas”. Más de 828 millones de personas pasaron hambre en 2021. El nombre ha crecido en 150 millones respecto al año 2019. Casi 3.100 millones de personas – más un tercio de la población mundial – no se pudo permitir una dieta saludable en 2020. Esto es 112 millones más que en 2019. Vale la pena destacar que la situación definitivamente no se debe a una producción de comida muy baja o de capacidades de distribución. El imperialismo deja que la gente se muera de hambre a propósito.

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