
Disturbios en Francia: la situación revolucionaria que se está desarrollando
Protestas por el asesinato de Nahel Merzouk por la policía francesa. Fuente: USA TODAY
La lucha de las masas francesas continúa con fuerza tras cuatro días de protestas y disturbios. Hemos informado anteriormente sobre las luchas que se están llevando a cabo tras el asesinato de Nahel Merzouk por parte de la policía francesa.
Nahel era un joven de 17 años de ascendencia argelina del suburbio de clase obrera de Nanterre. La policía y los medios de comunicación han intentado presentarlo como un criminal peligroso y afirmaron que fue asesinado en defensa propia. Sin embargo, el vídeo del tiroteo muestra que el joven estaba tratando de escapar cuando la policía le disparó a quemarropa. Se demostraron las mentiras de la policía y de los medios de comunicación. El asesinato a sangre fría por parte de la policía francesa de otro joven de suburbios de clase obrera fue revelado ante las masas de Francia y de todo el mundo.
Este reciente asesinato desencadenó una nueva ola de revuelta popular a través de Francia. Las masas, especialmente la juventud de zonas de clase obrera, no aceptan la represión y criminalización constante por parte del Estado francés, y de nuevo han incendiado las calles con su odio de clase. La rebelión es dirigida principalmente contra el Estado francés y sus fuerzas represivas. Coches de policía, comisarías de policía, ayuntamientos y otros edificios públicos han sido atacados e incendiados. Yeni Demokrasi informa que la media de edad de las 1.000 personas que han sido detenidos es 17 años.
El Estado ha asignado 45.000 agentes de policía para intentar parar los disturbios. También se ha usado contra el pueblo la unidad especial RAID, frecuentemente usada para combatir el terrorismo y el crimen organizado. Pero aun así, también ha fallado en contener la rebelión de la juventud obrera.
Sólo en la cuarta noche de disturbios, 79 agentes de policía y gendarmes fueron heridos, y se informó de 2.500 incendios. Los medios franceses informan que cuatro policías franceses fueron disparados y heridos con rifles. Según los informes, una armería fue saqueada y se llevaron de cinco a ocho rifles de caza. También ha habido manifestaciones en Marsella, Lyon, Grenoble y París.



El asesinato de Nahel Merzouk sólo ha sido el incidente desencadenante de las luchas actuales tras el desarrollo que anteriormente hemos visto en Francia. En una entrevista exclusiva con El Heraldo Rojo, al mismo tiempo que ocurrían las luchas contra la reforma de las pensiones, el Partido Comunista Maoísta de Francia (PcmF) explica que los disturbios en Francia son una expresión de la situación revolucionaria en desarrollo desigual en todo el mundo:
“Vemos en Francia una situación revolucionaria con un desarrollo sin precedentes, que expresa en sí mismo la situación de Europa.”
Como en el resto del mundo las masas francesas están pagando el precio de la crisis general del imperialismo. La represión estatal sólo intensifica su lucha justificada. El Estado Francés ha mostrado ser incapaz de contener la ira de las masas. Manejan sus problemas internos relacionados con las colonias con gran represión contra las masas. Los más pobres de la clase obrera francesa, mucho de los cuales son de las antiguas colonias francesas, se enfrentan a represión diaria del Estado. Se enfrentan a un notorio odio de clase y racismo de la policía francesa, quien los acosa, criminaliza y asesina, especialmente a la juventud de los barrios más pobres.
La lucha actual recuerda al heroico levantamiento de la juventud de los banlieues franceses en 2005. Hemos escrito previamente sobre este levantamiento y el papel del Ministro de Interior Nicholas Sarkozy.
El levantamiento en 2005 fue desencadenado por la muerte de dos jóvenes de los banlieues. Un grupo de jóvenes fueron perseguidos por la policía, después de que se informara de un allanamiento en la zona. La juventud sabía cómo iba a ser tratada por la policía francesa, aunque no estuviera implicada en el allanamiento. Bouna Traoré de 15 años y Zyed Benna de 17 años intentaron esconderse en un subestación eléctrica, y murieron electrocutados.
El levantamiento que lo continuó duró tres semanas. La juventud, que buscaba rebelarse principalmente contra el Estado y la policía, incendió cerca de 10.000 vehículos y destruyeron o dañaron más de 200 edificios públicos. Al menos 120 agentes de policías y gendarmes fueron heridos. Hubieron protestas en al menos 274 ciudades. Se estima que el levantamiento causó unos 200 millones de euros en daños.
El Estado francés intentó aplastar el levantamiento con una dura represión policial. Cerca de 5.200 personas fueron arrestadas, llegando a 400 sentencias de prisión. La cantidad personas heridas por la policía es desconocida.
El Ministro de Interior Sarkozy echó más leña al fuego aumentando la furia de las masas cuando usó la palabra “racaille” para describir a la juventud rebelde. La palabra puede ser traducida como “basura” y siendo un insulto muy ofensivo, habitualmente con implicaciones raciales. Constantemente rechazó la justificada lucha de las masas e intentó dividir a las masas mediante la criminalización de la parte más pobre de ella, especialmente la de los países oprimidos. En un discurso a agentes de policías afirmó lo siguiente: “Rechazo cualquier forma de ingenuidad fuera de este mundo que quiere ver como una víctima de la sociedad a cualquiera que rompa la ley, un problema social en cualquier protesta … Lo que ocurrió en Villiers-le-Bel no tiene nada que ver con una crisis social. Tiene que ver con la “matóncracia’”.
La situación actual es una expresión del mismo odio de clase, como en el levantamiento de 2005. El mismo rechazo de las masas francesas al aumento de su explotación y a la siempre presente represión. Las grandes huelgas, protestas y levantamientos recurrentes en Francia son una expresión de la situación revolucionaria en desarrollo desigual también en los países imperialistas. La heroica lucha de las masas francesas sirve como un recordatorio de que no vivimos en tiempos de paz.