Editorial de AND – El viejo orden sobre arenas movedizas

A continuación compartimos una traducción no oficial del último Editorial publicado por A Nova Democracia (AND).

El informe World Social Report 2025, elaborado por la propia ONU bajo la batuta imperialista, registra algunos elementos clave para medir el grado de descomposición sin precedentes del sistema imperialista. Su diagnóstico, aunque provenga de una fuente de la reacción mundial, llamada “Comunidad Internacional”, ya no puede ocultar toda la realidad, a pesar de que sus números están maquillados, aun así revelan la gravedad del estado del sistema imperialista. Su informe define la situación como una “crisis social global”, agravada por una “inseguridad económica”, “desigualdad creciente” y “pérdida de confianza en las instituciones”.

Según este reporte, más de 2,8 mil millones de seres humanos viven con ingresos entre 2,15 y 6,85 dólares/día, lo que los conduce a sobrevivir en condiciones subhumanas, y de ningún modo pueden vivir, en el pleno sentido de la palabra, en este sistema de brutal opresión. No obstante, más del 65% de la población global vive en países cuyas condiciones de “desigualdad” se agravan; es decir, la concentración indecente de riqueza aumenta en la misma proporción en que crece una masa de miserables. No sin razón, la mayoría de la población, según el informe, indica tener poca o ninguna confianza en los gobiernos, especialmente entre los más jóvenes.

No solo la ONU, sino también think tanks imperialistas, como el estadounidense “Freedom House”, el británico “Economist Intelligence Unit” (EIU) y el sueco “Variedades de la Democracia” (V-Dem), aunque utilizan indicadores distintos, concluyeron todos en sus informes anuales de 2025 que la “democracia” (es decir, la vieja democracia burguesa) sigue en declive. El V-Dem destaca el “aumento de la violencia política” y una “ola de autocratización” que ha crecido vertiginosamente en los últimos 25 años en el mundo, señalando que Estados Unidos está atravesando su “episodio de autocratización de evolución más rápida en la historia moderna” y en “escala sin precedentes”. No es de extrañar, ¿verdad? Es un cinismo como para tapar el sol, ya que la severidad de su crisis no permite un consenso para esconderla, y las mentiras ya no cuelan como antes.

La verdad es, simplemente la siguiente: cuanto mayor es la concentración de la riqueza en un polo y la pobreza en otro, mayor es la necesidad, para los Estados burgueses, de elevar su reaccionarización, con restricciones o cancelaciones de las libertades democráticas, que ya son muy limitadas. La “autocratización” no es otra cosa que la marcha de la democracia burguesa hacia el absolutismo presidencialista, con crecientes medidas fascistas y, en algunos casos, hacia el fascismo mismo. El capital monopolista, es decir, el imperialismo, tiende a la violencia y a la reacción en toda la línea, manifestándose políticamente en guerra de agresión contra las naciones oprimidas por las naciones imperialistas y por el reparto del mundo entre ellas. Y por tanto, desde la Primera Guerra Mundial imperialista, desde el punto de vista social, como socialchovinismo que, bajo la senilidad de la república democrática burguesa, incluso con la gestión de la socialdemocracia, no produce más que frustración y resentimiento en las masas populares ante el fracaso y la caída de esa izquierda burguesa; es la base de la que emergió la extrema derecha en todo el mundo en la última década.

La Fundación Carnegie, por su parte, a través del “Monitor Global de Protestas”, afirma que “las protestas antigubernamentales de gran magnitud y con un fuerte carácter político están multiplicándose en diversas regiones”. También señala que “las movilizaciones en muchos países” han crecido desde 2024, impulsadas en su mayoría por la “presión autocrática” y las “acciones antidemocráticas de los gobiernos”: donde hay opresión, hay resistencia, y la explosividad de las masas alcanza grados sin precedentes. Así, el “Monitor” informa que, en los últimos 12 meses (hasta el 1 de septiembre), han ocurrido más de 142 “protestas antigubernamentales significativas”, muchas de las cuales duraron días e incluso meses. Estas son claramente tendencias preinsurreccionales que marcan el desarrollo de una situación revolucionaria en todo el mundo, aunque de manera desigual, cuyos levantamientos populares apuntan al fin histórico del sistema imperialista y de sus formas políticas, así como a la tendencia política hacia su sustitución. Obviamente, esto depende de la existencia de una dirección proletaria para garantizar el rumbo de la transformación social, dotando a tales levantamientos de la estrategia y tácticas indispensables para triunfar: en suma, Partidos revolucionarios del proletariado.

***

Una expresión bastante concreta de esta situación se ha visto en América Latina, que marcha cada vez más hacia convertirse en el eslabón más débil de la cadena de dominación imperialista. En medio de la formidable crisis general del sistema, la región se ha convertido en el “patio trasero” de la superpotencia hegemónica única yanqui, la cual, en franco declive de su dominio mundial, se encuentra amenazada por la inestabilidad económica, la agudización de la lucha de clases y los levantamientos populares en sus países, que cuentan con la rica experiencia de la Guerra Popular en Perú.

El cuento de “estabilidad” en el subcontinente se desmorona lentamente. En Perú, el levantamiento popular, que ha llevado a verdaderos combates en las calles con un alto costo en vidas, ya ha depuesto a la presidenta golpista Dina Boluarte, y ahora el país tiene al séptimo presidente en apenas 10 años. En resumen, es un país ingobernable debido al antagonismo social brutal y a la desmoralización sin precedentes de su vieja orden, donde una Revolución está en curso, aunque enfrenta las dificultades inherentes a toda gran empresa. Ecuador no da un ejemplo diferente: el levantamiento de campesinos, indígenas y otros sectores populares se dirige también contra el aumento del costo de la vida, que se agrava con el aumento de los combustibles, pero no solo eso: crece la ira de las masas contra los abusos, corrupción y opresión de un gobierno cada vez más fascista y vendepatria.

La vieja democracia burguesa, o en el caso de los países semicoloniales, su simulacro burocrático-feudal con instituciones vacías de contenido republicano, es un ente incapaz de “mediar en los conflictos”. Su verdadero significado es percibido por las masas: un instrumento a través del cual los ricos, las clases dominantes locales que sirven al imperialismo, principalmente el yanqui, imponen represión y venden ilusiones a los pobres, no mereciendo ninguna confianza.

Lo mismo sucede en nuestro País, como lo demuestra el crecimiento en las zonas rurales, de episodios en los que autodefensas armadas campesinas repelen a paramilitares comandados por altas jerarquías de policías militares, que además están integrados por policías cada vez más bien armados y estructurados con el apoyo directo y activo de esas mismas corporaciones represivas oficiales. Los campesinos y los demás pobres del campo no consienten en la representación de tal o cual político, juez o fiscal, promotor de “izquierda” (falsa) o de derecha, o cualquier cosa que venga de Brasilia o de otros lugares, porque han aprendido instintivamente que se trata de algo maligno.

Antes prefieren confiar en sus propias fuerzas y organizaciones, cada vez más, en un sentido opuesto al llamado “Estado democrático de derecho”, y la culpa recae sobre este, por no ser ni poder ser democrático o “de derecho”. La lucha de clases solo se profundizará y tomará una forma cada vez mayor de Revolución Agraria, una perspectiva política que apunta hacia un Brasil Nuevo, un gobierno de obreros, campesinos, intelectualidad honesta y pequeños y medianos propietarios. Todo indica que un auge revolucionario se producirá en el campo, como sentenció cierta vez el Presidente Mao Tsetung, en los primeros meses de la Revolución Agraria de 1924-27 en la antigua China.

***

Después la imposición del acuerdo de cese al fuego por parte de la Resistencia Nacional Palestina, los monopolios mediáticos de todo el mundo no tardaron en proclamar al ultrarreaccionario Donald Trump como el gran artífice del “plan de paz”. Trump incluso ansiaba ganar el Premio Nobel de la Paz, pero dado que premiarlo sería demasiado desmoralizador (como lo fue el premio al genocida Obama en 2009, en una época en la que la hegemonía de Estados Unidos ni siquiera era tan cuestionada como hoy), terminaron dándoselo a otra lacaya alineada con los planes imperiales, en este caso, una gusana cualquiera, tan insignificante que ni siquiera mencionaremos su nombre. Los periódicos también dijeron que Hamás se vio “presionado” por la amenaza de Estados Unidos de “erradicarlo”. Sin embargo, lo más probable es que los líderes de la Resistencia hayan visto esa tontería como una broma de mal gusto. Después de todo, ¿en qué diablos se diferencia de lo que los yanquis y los sionistas han estado diciendo durante los últimos 80 años y, en particular, durante los últimos seis meses? ¡De ahí la contundente respuesta de la alta dirección de la Resistencia Nacional Palestina, que afirma que la continuidad de la lucha armada y el rechazo al desarme son innegociables!

Que rían las hienas nazi-sionistas, sobre todo el anticristo Benjamín “Satanyahu”, mientras puedan. El genocidio contra el pueblo palestino, un siniestro intento que pasará a la historia de la humanidad junto con los campos de concentración nazis como los ejemplos más infames y vergonzosos, no ha podido acabar con este pueblo intrépido, ejemplo de lo mejor que ha producido la humanidad en estos tiempos. El sacrificio palestino ha levantado a las masas de todo el planeta y exhorta a los oprimidos de la Tierra a rebelarse contra sus tiranos. La entidad nazi-sionista tiene sus entrañas putrefactas al descubierto. Así, las calles y los campos rebosan de amor infinito por el maravilloso pueblo palestino y de odio sin piedad por el sionismo y sus lameculos en todo el mundo. ¡Viva la Bendita Palestina!

Previous post Ecuador: el gobierno de Noboa bombardea Imbabura
Next post Revolucionarios conmemoran asalto al Cuartel Madera en Oaxaca, México