
Die Rote Fahne, Austria: El Estado indio asesina al líder revolucionario Basavaraj en un ataque contrarrevolucionario
A continuación compartimos una traducción no oficial de un artículopublicado por Die Rote Fahne.
El 21 de mayo, hace cinco días, Amit Shah, el ministro del Interior del reaccionario estado indio, anunció triunfalmente que el líder y secretario general del Partido Comunista de la India (Maoísta), el Camarada Namballa Kesava Rao, conocido como Basavaraj, había sido asesinado. Según informes de los medios, al menos 26 camaradas más fueron asesinados por los asesinos del régimen reaccionario de Modi. Basavaraj había estado al frente del Partido Comunista de la India (Maoísta) durante siete años, la mayor fuerza revolucionaria en India, que el gobierno de Modi considera como «el mayor peligro interno para el Estado indio».
Y no sin razón, ya que la guerra popular liderada por el Partido Comunista tiene profundas raíces en la población india, especialmente entre los indígenas (Adivasi) y los campesinos pobres del centro de India, y se opone a la enorme explotación de la población india y de los recursos naturales, así como a la militarización del país bajo los hinduístas nacionalistas.
Según informes de los medios, la masacre tuvo lugar en los bosques de Abujhmad, en Narayanpur, una zona fronteriza de los estados de Chhattisgarh y Telangana (centro de India). Es parte de una operación que se ha denominado «Bosque Negro» (Black Forest), llevada a cabo por unidades de la «Guardia de Reserva del Distrito», una unidad de contrainsurgencia creada específicamente para asesinar a cuadros y líderes revolucionarios. Existen diversas versiones sobre las circunstancias exactas del asesinato, y es una práctica común del gobierno indio y sus fuerzas armadas difundir desinformación, por lo que parece necesario esperar una declaración del Partido Comunista de la India (Maoísta) para poder informar sobre las circunstancias más precisas del asesinato de este indudablemente significativo líder revolucionario y comunista.
La «Operación Bosque Negro» es parte de la actual campaña contrarrevolucionaria más amplia del Estado indio, la «Operación Kagaar», en el estado de Chhattisgarh, el corazón de India y uno de los centros de la revolución de nueva democracia dirigida por el Partido maoísta. Al mismo tiempo, esta área es una de las más ricas en recursos naturales del país, razón por la cual el gobierno indio lleva a cabo desplazamientos forzados masivos de indígenas y campesinos para poner los recursos naturales a disposición de monopolios internacionales y enriquecerse a sí mismo. Los desplazamientos de la población son, en parte, una de las razones de la fortaleza del movimiento revolucionario en esta región, ya que las fuerzas revolucionarias y comunistas (también conocidas en India como «naxalitas») han llevado a cabo en las últimas décadas muchas luchas exitosas contra megaproyectos y desplazamientos forzados, y dirigen en las áreas liberadas del control central indio la construcción de un nuevo poder popular, comités populares independientes, donde el pueblo toma en sus propias manos su destino.
Desde 2017, Chhattisgarh ha sido cada vez más militarizado por el gobierno de Modi; actualmente, solo en el área de Bastar (una parte de Chhattisgarh) hay 320 bases militares y paramilitares y más de 66,000 soldados y paramilitares en todo el estado, que deben «aniquilar al enemigo interno» en una campaña de cerco. El primer ministro Modi se ha propuesto, una vez más, eliminar el movimiento revolucionario, esta vez antes del 31 de marzo de 2026. Con espuma en la boca, el ministro del Interior, Amit Shah, anunció el asesinato del camarada Basavaraj, afirmando que este ataque traicionero supuestamente había «roto la columna vertebral del movimiento maoísta». Sin embargo, a pesar de la gravedad de la pérdida que la revolución india y el Partido Comunista de la India (Maoísta) sufrieron con el asesinato de Basavaraj y 26 compañeros más, la historia de más de 70 años del movimiento revolucionario, así como los representantes contemporáneos del movimiento progresista y revolucionario, apuntan a un desarrollo diferente al que el podrido aparato estatal hindu-fascista podría imaginar. El camarada Ajith, un líder comunista de larga data del movimiento revolucionario, que él mismo fue encarcelado sin juicio por el estado indio durante años, escribió en respuesta a las «triunfantes» declaraciones del ministro del Interior: “Lo que él [Nota del traductor: el gobierno] no comprende, cegados por su arrogancia fascista, es lo siguiente: la revolución neodemocrática no nació de un individuo. Tampoco terminará con la muerte de un mártir, sin importar cuán valiosa haya sido esa vida para el pueblo y la revolución. No es la primera vez que el movimiento maoísta en India pierde a un líder significativo. No es la primera vez que las clases dominantes se regocijan cínicamente. Pero pronto se hizo evidente que esto era solo temporal. Pronto se vieron obligados a reconocer nuevamente al movimiento maoísta como la mayor amenaza para su dominio… Esto se repetirá, una y otra vez… hasta que la revolución triunfe.” Palabras similares son expresadas por el periodista democrático y revolucionario Harsh Takor, quien ve las causas socioeconómicas de la revolución en India como la mayor fuente para su desarrollo futuro, razón por la cual el estado indio, a pesar de algunos éxitos en campañas de aniquilación durante años, no ha logrado ahogar el movimiento revolucionario en sangre: “Este genocidio es, sin duda, un golpe mortal para la revolución neodemocrática, pero de alguna manera se cristalizará el inicio de un nuevo episodio, en el que la lucha en curso se intensificará, porque por un lado están los mejores hijos de India, que sacrifican toda su fuerza para proteger el agua, el bosque y la tierra del país, y por el otro lado están algunos cobardes tigres de papel, que a instancias del partido gobernante y de empresas extranjeras ejecutan a los ciudadanos de su país.”
El “subcontinente” de India, el país más poblado del mundo, con sus vastos bosques, extensas tierras, ricas en recursos y su ubicación geográfica, no solo refleja hacia adentro las crecientes contradicciones de una maquinaria de explotación burocrático-capitalista que se aprovecha de las estructuras feudales de los grandes terratenientes y del sistema de castas, sino que también es objeto de disputa dentro de los bloques de poder del sistema mundial imperialista. En las últimas décadas, Estados Unidos ha desplegado más de diez mil militares para apoyar al gobierno indio en su guerra contra el pueblo, esperando no solo libertades económicas, sino también encontrar en el gobierno indio un esbirro contra el «enemigo estratégico» China. Israel suministra drones de última generación que actualmente se utilizan en la región de Chhattisgarh para la lucha contra la insurgencia. La amplia militarización de las grandes potencias mundiales, así como de sus lacayos en los países oprimidos, encuentra a menudo en la «propia» población a sus mayores opositores, y la revolución india es un ejemplo ejemplar de que una verdadera reordenación de la sociedad, un derrocamiento del orden imperialista dominante, solo puede lograrse a través de la fuerza del pueblo y de su propia dirección revolucionaria.
Por lo tanto, el asesinato del secretario general del Partido Comunista de la India (Maoísta) también ha provocado una ola de consternación y tristeza dentro del movimiento revolucionario indio, así como en el movimiento comunista mundial. Pero más que tristeza, se intensifica la voluntad y la firme convicción de romper la campaña contrarrevolucionaria Kagaar y de desarrollar la revolución neodemocrática, es decir, esa lucha a la que el secretario general Basavaraj dedicó toda su vida y su esperanza. Charu Mazumdar, el fundador del movimiento revolucionario en India, que se orienta ideológicamente en el marxismo-leninismo-maoísmo y que fue torturado hasta la muerte por su actividad revolucionaria, dijo en relación con tiempos difíciles y momentos desafiantes: «¡Este no es el momento para el lamento, camaradas, este es el momento de levantarse como el fuego!».
En este contexto, queremos hacer un llamado a nuestros lectores para que participen y apoyen las campañas, acciones y eventos actuales contra la Operación Kagaar y en defensa de la revolución en India.
Fuentes:
– Al Jazeera: ‘Warzone’: Why Indian forces have launched a deadly assault on Maoists
– Harsh Takor: Let us dip or blood in memory of CPI (Maoist) General Secretary Comrade Namballa Keshava Rao, who was killed in genocide carried by the Indian security forces
– Forum Against Corporatization and Militarization (FACAM): Condemn the cold blooded killing of Nambala Keshava Rao, Basavaraj, general Secretary of CPI(Maoist) and 26 Rebels, while maoists observe unilateral ceasefire
– Ajith (Murali): INDIA: In memory of Comrade Basavaraj, Nambala Keshava Rao