
Finlandia – Punalippu: El revisionismo distorsiona el imperialismo al servicio de la contrarrevolución
Publicamos una traducción no oficial de un artículo publicado en el noticiero revolucionario Punalippu.
Queremos servir a la unificación teórica del frente antiimperialista para la revolución con el siguiente artículo. Criticamos especialmente la distorsión de la teoría del imperialismo de Lenin por parte del Partido revisionista griego “KKE”, pero para profundizar en el tema, también examinamos algunos escritos revisionistas similares. La importancia especial del “KKE” para nosotros se debe a que hoy lidera la “Acción Comunista Europea” (ECA) y ocupa una posición influyente también teóricamente. ECA también tiene una organización miembro finlandesa: el Partido Comunista del Trabajo.
El revisionismo se refiere a las “condiciones cambiadas” como un pretexto para negar principios, y esto es precisamente lo que hacen el “KKE” y sus seguidores. Entre sus argumentos centrales está que el colonialismo es historia y que todos los países son imperialistas; esto puede sonar como una broma, pero no lo es. Los lemas del “KKE” son la “pirámide imperialista”, en la que las diferencias entre países se explican por el desarrollo desigual (y no por relaciones de explotación y opresión), y la “interdependencia desigual”, que también oscurece las verdaderas relaciones entre los países. Al criticar el putinismo, intentan colar la idea de que el imperialismo yanqui no sería el enemigo número uno de los pueblos del mundo.
Todo esto es muy adecuado para un Partido que ha estado dispuesto a sacrificar la vida y la salud de sus miembros para defender la democracia burguesa de Grecia, podrida hasta la médula, contra la revolución. Por ejemplo, en 2011, en medio de la lucha de clases más intensa en Grecia, el “KKE” impidió que el pueblo revolucionario tomara el parlamento y cooperó con la fuerza policial genocida. Intentó encubrir su acción afirmando que las masas revolucionarias eran fascistas. La mentira fue pronto descubierta, ya que muchos de los amigos más cercanos del “KKE”, la fuerza policial griega, eran miembros del Partido fascista Amanecer Dorado.
Nuestra crítica se centra en el intento de negar la supervivencia del colonialismo, que no solo es una de las maquinaciones revisionistas más llamativas, sino también la verdadera cuestión principal de nuestro tema, el cruce y la cristalización de otras preguntas. Esta cuestión es importante debido a cómo se corresponde con la contradicción principal en el mundo: las superpotencias y potencias imperialistas contra las naciones oprimidas. Negar el colonialismo presenta una imagen optimista sobre el desarrollo del imperialismo y significa defender el propio imperialismo, en relación con lo cual también prestamos atención a la falsa concepción de las contradicciones interimperialistas, que se desvía hacia el “ultraimperialismo” de Kautsky. También demostraremos cómo negar el colonialismo lleva a negar el imperialismo como una etapa específica del capitalismo. Para concluir, enfatizaremos cómo esta posición es parte de la guerra ideológica de la contrarrevolución mundial contra el maoísmo; el maoísmo, cuya asunción es la única forma de aferrarse al leninismo en la lucha contra el revisionismo.
El colonialismo sobrevive en el imperialismo; el resto es envolver el imperialismo en papel de regalo.
La tesis básica del “KKE” es que “los países capitalistas en la era del imperialismo que han formado una base económica de monopolio han entrado en la etapa imperialista”. Con esto, quieren decir que los países con monopolios capitalistas son países imperialistas. Esto también incluye a todos los países oprimidos, ya que el capitalismo burocrático que se desarrolla en ellos es capitalismo monopolista. El “KKE” dice mentiras y tonterías cuando declara que “el sistema colonial fue derrocado y las antiguas colonias adquirieron su independencia”. Y, como un escolar demasiado entusiasmado, el secretario general de los revisionistas de Suecia, siguiendo al “KKE”, llama “muy problemático” en su propio escrito a “la idea de que algunas naciones son oprimidas, mientras que otras son las que oprimen” y afirma que “este es el desarrollo esperado del capitalismo”.
La burguesía está lavando el cerebro a la gente para que crea que el colonialismo es cosa del pasado con su distorsionada escritura de la historia y su sistema educativo. Comúnmente se afirma que la era del colonialismo duró desde el siglo XVI hasta mediados del siglo XX, cuando supuestamente se desmanteló el dominio colonial (la llamada descolonización) y se otorgó independencia formal a las colonias. Parte de esta misma maquinación es la llamada teoría del neocolonialismo, que toma como punto de partida el fin del colonialismo (una teoría que el “KKE” por supuesto no apoya, porque según ellos, las naciones oprimidas no son “neocolonias” sino países imperialistas).
A veces, la explicación más obvia es la más adecuada: el “KKE” simplemente repite la mentira sobre cómo ha terminado el colonialismo, difundida por la contrarrevolución del mundo.
En sus obras, Lenin nos recuerda a menudo que la división de las naciones en opresoras y oprimidas es la esencia y característica del imperialismo, y Stalin llama a esta división una de las tres contradicciones principales del imperialismo. Para Lenin, la división del mundo por las potencias imperialistas es una de las características básicas del imperialismo.
En su libro “El imperialismo, fase superior del capitalismo”, Lenin hace una nota especialmente valiosa e importante:
“La atenuación, por parte de Kautsky, de las más hondas contradicciones del imperialismo, inevitablemente embellecido por dicha atenuación, deja también huella en la crítica kautskiana de los rasgos políticos del imperialismo. El imperialismo es la época del capital financiero y de los monopolios, que provocan en todas partes una tendencia a la dominación, y no a la libertad. Sea cual sea el régimen político, el resultado de esa tendencia es la reacción abierta y la extrema intensificación de las contradicciones en este campo. Particularmente se intensifica la opresión nacional y la tendencia a las anexiones, es decir, a la violación de la independencia nacional (pues la anexión no es más que la violación del derecho de las naciones a la autodeterminación).”
Así explica muchas veces en su libro qué fundamentos económicos, políticos e ideológicos llevan a que la disputa por las colonias se intensifique y no cese. Él, entre otras cosas, señala: “Cuanto más adelantado se halla el desarrollo del capitalismo, cuanto con mayor agudeza se siente la insuficiencia de materias primas, cuanto más dura es la competencia y la caza de las fuentes de materias primas en todo el mundo, tanto más encarnizada es la lucha por la adquisición de colonias”. Esto es opuesto a lo que el “KKE” y cía intentan afirmar cuando sostienen que el desarrollo del capitalismo llevaría a la liberación de las colonias. Lenin también enfatiza que el capital financiero “que es capaz de subordinar, y en efecto subordina, incluso a los Estados que gozan de una independencia política completa”,refiriéndose a semicolonias y otras “formas de transición” hacia un dominio colonial completo, de las cuales, por supuesto, “el capital financiero […] toma el más grande beneficio”.
El “KKE” y cía son completamente incapaces de explicar por qué el imperialismo se habría desarrollado en dirección opuesta a lo que Lenin planteó. Tampoco quieren admitir abiertamente que están en oposición a Lenin, sino que, con una arrogancia de escolar, intentan afirmar que “esta no es en absoluto la forma en que Lenin entendió su propio análisis y ciertamente no es la forma en que quería que otros lo interpretaran”. Aunque sea increíble.
Por el contrario, en Punalippu, publicamos regularmente artículos que arrojan luz sobre la realidad en las naciones oprimidas. A partir de estos artículos, se forma una imagen clara de cómo el imperialismo desarrolla el capitalismo burocrático, es decir, “el capitalismo que se desenvuelve en las naciones oprimidas por el imperialismo y con diverso grado de feudalidad” (PCP). Esto muestra cómo el desarrollo del imperialismo va precisamente en la dirección que Lenin señaló y no en la dirección que el “KKE” y cía esperan tan fervientemente. El lector interesado en este tema puede leer más en la serie de artículos titulada “Notas y Materiales sobre el Perú Contemporáneo” que hemos traducido de la publicación Nuevo Perú, en la que el tema se analiza a fondo en el caso de Perú desde diferentes aspectos (partes I, II, III y IIIab, IIIc). Nuestra propia producción incluye, entre otros, artículos sobre Uruguay (1,2) y Estonia (1,2). Además de estos, el asunto se trata más o menos indirectamente en muchos otros artículos.
El revisionismo defendiendo a sus propios imperialistas
El revisionismo del “KKE” se basa en los lemas más importantes de la “pirámide imperialista” y la “interdependencia desigual”. Mientras que el marxismo ve la división entre naciones opresoras y oprimidas, el “KKE” observa un “desarrollo desigual” con el que intenta reemplazar la realidad caracterizada por relaciones de explotación y opresión. Según ellos, “la interdependencia desigual predomina en las relaciones entre estos estados y la influencia de cada país está determinada por su fuerza económica, política y militar, y cada uno busca representar y hacer avanzar los intereses de ‘sus propios’ monopolios”. Esta sofistería podría tener al menos algo de sentido si la división entre naciones opresoras y oprimidas no ocurriera antes de la acumulación de fuerza. Ahora, según la lógica del “KKE”, que está completamente desconectada de la realidad, la gigante oprimida India estaría por delante de la pequeña Finlandia imperialista en la “pirámide imperialista”. Exactamente esto es lo que el fanático sueco del “KKE” plantea, señalando con un signo de exclamación que “¡el capital indio ahora controla la industria automotriz en Gran Bretaña!” – sin molestarse en investigar el papel del imperialismo yanqui en esto.
Cuando se trata del concepto de “interdependencia” utilizado por el “KKE”, es una mentira especialmente perversa, que la burguesía repite una y otra vez en diferentes contextos. Según esto, el oprimido no está a merced del opresor, dependiente de él, sino que, de hecho, el opresor también depende del oprimido, de su misericordia. Similar a convertir el negro en blanco a través de una pedantería descarada, sería como un abogado diciéndole al tribunal que, en realidad, para que haya robo, debe haber algo que robar, por lo que, en realidad, el robo depende de la víctima, así que, en realidad, el ladrón no debe ser el único responsable, sino que se podría decir que hay una “interdependencia desigual” entre el ladrón y su víctima. Este es el tipo de engaño y falta de sentido que el revisionismo tiene para ofrecer.
El aprendiz sueco repite las afirmaciones de su maestro griego. Según él, “debemos hablar de la competencia dentro de la jerarquía imperialista”, que es lo mismo que la “pirámide imperialista”. Cuando se debería prestar atención a la contradicción principal en el mundo, entre el imperialismo y las naciones oprimidas, este apologista del imperialismo nos dice que cerremos los ojos y miremos hacia otro lado: “esto no es meramente una cuestión de subordinación, sino que refleja la alineación de los más débiles con los más fuertes para acomodar mejor los intereses de sus respectivas burguesías”. El ensayo de este escolar se vuelve tragicómico cuando, intentando adoptar un tono serio, señala: “Mientras se exporta capital de Suecia a Lituania, simultáneamente se exporta capital de Lituania a otros países”. Es difícil no escuchar cómo este escolar, que intenta ganar el campeonato mundial de pedantería, se ríe mientras escribe estas palabras, pensando que ha encontrado una conveniente laguna en la teoría de Lenin.
¿Cuál es la política que los revisionistas están buscando con su maquinación? Están tratando de defender a los imperialistas más cercanos a ellos. Esto es solo lógico. El revisionismo es siempre una capitulación al imperialismo, y dado que el imperialismo no es uno, sino que hay muchos imperialismos en competencia, la capitulación al imperialismo siempre significa la capitulación a una potencia o superpotencia imperialista específica.
Si la relación entre Suecia y Lituania no es la de un opresor y un oprimido, sino la de dos imperialistas, entonces esto es como una absolución al imperialismo de los socialdemócratas domésticos. De hecho, los lituanos, al levantarse contra un imperialismo extranjero, podrían ser acusados de nacionalismo estrecho y de defender a su propia burguesía.
Es aún peor en Grecia, donde el imperialismo yanqui es dominante. El “KKE”, sufriendo del síndrome de Estocolmo, ha decidido defender el imperialismo yanqui. Por ejemplo, al hacer una polémica contra una alianza revisionista y oportunista que apoya el imperialismo ruso y el social-imperialismo chino, el “KKE” termina negando la hegemonía de los yanquis en el mundo: “En todas sus declaraciones, la identificación del concepto de imperialismo con el poder más fuerte del sistema imperialista internacional hasta la fecha, es decir, los EE.UU., es característica. Incluso cuando se hace referencia a otras uniones imperialistas, como la UE, la OTAN, el FMI, el Banco Mundial, etc., se asume que estamos tratando con ‘intereses imperiales estadounidenses’. De esta manera, como por arte de magia, se ocultan las responsabilidades y los intereses propios de las clases burguesas de los demás estados capitalistas, distintos de los EE.UU., que participan en estas alianzas. Así, los EE.UU. se presentan distorsionadamente como un imperio de un sistema colonial moderno, donde todos los estados aliados a ellos son sus subordinados.” Así dice el “KKE” en su delirante contraargumento. En cambio, la OTAN, el FMI y el Banco Mundial son, de hecho, herramientas de la hegemonía estadounidense y sólo el loro más obstinado de la propaganda yanqui niega esto. Basta con preguntar: ¿Qué sería la OTAN si EE.UU. se fuera? Exactamente. (En lo que respecta a la UE, el comentario es al menos algo más acertado).
No queremos decir que la colusión y pugna entre imperialistas no tengan lugar en estas organizaciones. Es un hecho que hemos analizado en muchas ocasiones, especialmente en el caso de la OTAN y la UE. Pero, a diferencia de las afirmaciones de los revisionistas griegos, esto no niega el papel hegemónico del imperialismo yanqui en la OTAN, el FMI y el Banco Mundial, que es lo principal, mientras que la colusión y pugna entre los imperialistas en estas organizaciones son solo marginales.
El “KKE” y cía también se desvían regularmente hacia el “ultraimperialismo” kautskista, lo que a su vez ayuda a la conciliación con su imperialismo. El teórico del “KKE”, por ejemplo, explica: “Además, la propia clase burguesa elige el camino de ceder derechos soberanos, por ejemplo, a una alianza imperialista como la UE o la OTAN, o incluso a relaciones interestatales para salvaguardar sus intereses más generales de clase, encontrar apoyo y perpetuar su poder.” Así, estos revisionistas hablan repetidamente de “imperialismo euroatlántico”, por ejemplo, un concepto que ve a las potencias imperialistas “euroatlánticas” como un “bloque” dentro del cual pueden existir pequeñas disputas, pero principalmente, prevalece la paz; un concepto que es completamente opuesto a la teoría de Lenin y completamente consecuente con la teoría de Kautsky del “ultraimperialismo”.
El imperialismo es una etapa específica del capitalismo
El colonialismo y la división entre naciones imperialistas y oprimidas son características fundamentales del capitalismo después de su desarrollo hacia el imperialismo. Lenin, Stalin y otros, a quienes cualquiera que se llame “marxista-leninista” debería respetar, han expresado esto en términos muy claros e inequívocos.
La afirmación de que esta división habría desaparecido a través del desarrollo mientras el capitalismo prevalece es, en realidad, una afirmación de que el imperialismo, tal como lo describió Lenin, no fue la última etapa del capitalismo. Quizás digan que Lenin tenía razón en su tiempo, pero que ahora las características básicas del imperialismo que Lenin enumera han cambiado en parte. Pueden afirmar que en la época de Stalin, el imperialismo tenía tres contradicciones fundamentales, pero que ahora una de ellas (las superpotencias y potencias imperialistas contra las naciones oprimidas) ha desaparecido. Esto significa que proponen una nueva etapa en el desarrollo del capitalismo, una etapa que Lenin y Stalin no vieron.
Para Lenin, el imperialismo es la etapa más alta y última del capitalismo, no una etapa mayor y reciente. Si se dice que el imperialismo de la época de Lenin es sucedido por otra etapa, esto se niega. Así, la caracterización del imperialismo como un capitalismo moribundo, el capitalismo en la víspera de la revolución proletaria, también se niega.
Esta diferencia es importante, porque no se trata solo de si Lenin tenía razón o no. Además, en la base de esta maquinación está la separación de la economía del imperialismo de su política. La base económica del imperialismo –el capital financiero– ha permanecido fundamentalmente igual, y ni siquiera los revisionistas del “KKE” intentan discrepar con este hecho innegable. Pero en cambio, afirman que sobre esta misma base podría haber otra política. Especialmente al negar el colonialismo, afirman que sobre la base del capital financiero, que tiene más de cien años, podría haber una política sin tomar colonias o “política no imperialista”, como diría Lenin. Esto es precisamente lo que Lenin criticó a Kautsky.
Así, el “KKE” se rinde a deseos reformistas piadosos.
Nuestro veredicto debe ser que el “KKE” niega toda la teoría del imperialismo de Lenin. Abandona los principios marxistas al referirse a “condiciones cambiadas”. No es más que una revisión del marxismo.
Guerra contra el maoísmo
La concepción revisionista está dirigida de manera muy directa a negar la actual contradicción principal a nivel mundial, es decir, la contradicción entre las superpotencias y potencias imperialistas por un lado, y las naciones oprimidas, por el otro. No está dirigida contra ninguna parte aleatoria de una línea política correcta y justificada, sino específicamente contra la contradicción principal a nivel mundial. Esto es esencial, porque la contradicción principal define las otras contradicciones, y sólo al comprender firmemente la contradicción principal es posible presentar una política correcta para la transformación revolucionaria de la sociedad. Esto es evidente también en Finlandia, donde la dirección correcta de la revolución depende de si se entiende que la nación finlandesa, con todas sus clases, es una nación imperialista; si a través de esto se comprende la posición internacional de Finlandia, si se entiende la cuestión nacional también dentro de las fronteras de Finlandia, si se comprende la división de la clase obrera por el imperialismo en Finlandia y las correctas tácticas marxistas en la lucha por unificarla, etc.
Hay dos corrientes operando en la Revolución Mundial: el movimiento proletario internacional, que lidera, y los movimientos de liberación nacional, que son la base. La tarea es unirlas. La negación de los movimientos de liberación nacional y de las revoluciones democráticas que aspiran, resultante de negar la existencia de naciones oprimidas, conduce a dejarlas bajo la dirección de la burguesía y a negar las revoluciones democráticas como parte de la Revolución Mundial Proletaria, porque solo el proletariado puede llevar la revolución democrática con éxito a la victoria a través de su Partido.
Así, si abandonamos a las naciones oprimidas, sus movimientos de liberación nacional y la necesidad de una nueva revolución democrática, esto conduce, en primer lugar, a la perpetuación de la dominación imperialista en las naciones oprimidas, que constituyen la mayoría de la humanidad. Lo que sigue es que las naciones oprimidas permanecen como la reserva del imperialismo, que también apoya la prevalencia del imperialismo en las naciones imperialistas. La revolución mundial es negada desde todas las direcciones, desde todos los lados, y así también lo son las tácticas del movimiento comunista internacional, las únicas tácticas marxistas: ir a las naciones oprimidas, que a nivel mundial corresponden a las masas más profundas y amplias. Esto es lo que “KKE” tiene para ofrecer.
Negar la existencia de naciones oprimidas es una teoría contrarrevolucionaria.
¡Y si solo fuera teoría! Hoy, los partidarios de esta teoría minimizan concretamente las Guerras Populares lideradas por Partidos Comunistas en Perú, Turquía, India y Filipinas. Se mantienen en silencio sobre ellas o niegan directamente su existencia. Las etiquetan como terror ultraizquierdista o complots de la CIA. Todo esto forma parte de las campañas psicológicas de la reacción contra la revolución. Para nosotros, las Guerras Populares en curso son una propaganda constante del camino revolucionario. Las Guerras Populares están en la primera línea de la Revolución Mundial y siembran la Guerra Popular en todo el mundo.
Los partidarios de esta teoría también niegan la lucha revolucionaria del campesinado, incluso cuando aún no se lleva a cabo como parte de la Guerra Popular. Por ejemplo, les importa poco los campesinos pobres de Brasil que conquistan tierras con armas en mano bajo la bandera de la Revolución Agraria como parte de la revolución democrática. Esto es aún más siniestro, cuando el campesinado es la clase más poblada del mundo, cuya energía democrática –como dijo Lenin– debe ser aprovechada hasta el final para la Revolución Mundial.
Los revisionistas, llenos de chovinismo, se preocupan poco por las luchas revolucionarias en el mundo. ¿Qué debería hacerse según ellos? Sacrificar vidas humanas en complicidad con fuerzas policiales genocidas para defender el parlamento de la dictadura de la burguesía contra la revolución.
Así es como se desarrolla la guerra ideológica de la contrarrevolución contra el maoísmo. No solo es una distorsión descarada de la teoría marxista, sino también operaciones psicológicas que la apoyan y complementan, e incluso represión abierta contra la revolución.
Vemos que hoy, la única manera de seguir a Lenin y aferrarse al leninismo es asumir el maoísmo como la nueva, tercera y más alta etapa del marxismo. Concretamente, la tesis del capitalismo burocrático, que es parte del maoísmo y fue planteada originalmente por el Presidente Mao y universalizada por el Presidente Gonzalo, es necesaria para frustrar los ataques revisionistas contra la teoría de imperialismo de Lenin, que de diferentes maneras intentan oscurecer la realidad en las naciones oprimidas.
Esperamos que este artículo sirva, por su parte, para la unificación del frente antiimperialista en Finlandia bajo los principios correctos y proteja la independencia de clase del proletariado en este frente, que debe liderar para llevar a cabo una revolución socialista en Finlandia como parte y al servicio de la Revolución Mundial.