Turquía: Prevalecerá la lucha contra aquellos que pisotean la voluntad de las naciones y pueblos oprimidos
Publicamos una traducción no oficial del artículo recibido por Yeni Demokrasi.
Los acontecimientos de las últimas dos semanas en Siria son interesantes porque muestran los rasgos de la lucha por el poder en ese país. El movimiento, que inicialmente se desarrolló como una lucha por la libertad y la revolución del pueblo sirio contra el régimen autocrático y fascista de Assad, rápidamente quedó bajo el control de grupos que intervinieron en el proceso desde el exterior, en particular ISIS, y toda Siria se vio arrastrada a una agitación interna organizada de acuerdo con los intereses de los estados reaccionarios regionales e internacionales. Las actividades actuales indican que esta agitación ha quedado atrás y está siendo reemplazada por un nuevo «orden». Por supuesto, esta no es una declaración final. Se entiende que se ha llegado a un consenso general sobre la formación de un gobierno provisional y las fuerzas que llevarán a cabo esta tarea. A pesar de que al principio de este proceso, el papel de la parte turca estaba grave y continuamente distorsionado, los acontecimientos han revelado hechos muy diferentes.
Los lacayos siguen en servicio
Como se ha indicado anteriormente, casi todos los Estados de Oriente Medio tienen estrechos vínculos con Gran Bretaña y Estados Unidos. Las principales fuerzas de la resistencia nacional palestina y Hezbollah en el Líbano tienen una postura antiimperialista hasta cierto punto porque son antisionistas. Hasta la fecha, Gran Bretaña y Estados Unidos han hecho todo lo posible para preservar a Israel y garantizar su supervivencia como una fuerte colectividad judía. Es probable que el último paso que se dé con el Acuerdo de Abraham promueva este esfuerzo. La resistencia palestina impidió que esto sucediera con el Diluvio de al-Aqsa el 7 de octubre y resultó ser un obstáculo importante en el camino hacia este objetivo. Después de un año, la resistencia palestina ha sufrido duros golpes, seguidos por Hezbollah en el Líbano. Estos golpes han debilitado las fuerzas nacionalistas que actúan con relativa independecia del imperialismo. Hoy, el imperialismo ha establecido un dominio más efectivo en la región, y se puede decir que no hay obstáculo que le impida dar sus próximos pasos. Las preparaciones para los Acuerdos de Abraham están de nuevo en camino. Significará la consolidación del poder de Israel en la región. El balance reaccionario usual en Medi Oriente se restaurará, y parece que el papel de Irán en este proceso se extenderá a otras potencias. Para el imperialismo, esto significa una región más manejable. Este resultado es una repetición de la práctica de larga data del imperialismo. Cada vez que el imperialismo tiene dificultades para gobernar, crea o instiga el caos y construye una nueva estructura con un carácter colaborativo, solo para descender nuevamente al caos. Les es imposible construir un sistema de paz y reconciliación entre los pueblos. La necesidad de explotación y saqueo los obliga a usar la tiranía para gobernar en todas partes, pero especialmente en las semicolonias. La caída del régimen de Assad en Siria es la caída de un sistema basado en la tiranía. Sin embargo, el control del proceso que llevó a la caída del régimen de Assad fue claramente el resultado de un movimiento desligado de Estados Unidos y Gran Bretaña. Ya está claro que el nuevo régimen que se establecerá bajo su control no será una democracia. Porque la característica principal de un régimen democrático es que es independiente del imperialismo y se basa en la iniciativa del pueblo. Ya está claro que las fuerzas que derrocaron al régimen fascista en Siria no tienen ese carácter. Los acontecimientos en Siria demuestran la importancia de los problemas nacionales en la actualidad y que pueden ser un instrumento de manipulación de gran alcance. Hayat Tahrir al-Sham (HTS) opera con una identidad religiosa más que nacional. Con la última operación, la línea de la organización parece haber evolucionado hacia una identidad mayoritaria. Esta situación pone de manifiesto la dependencia externa de HTS. En Siria, el Estado no podría sobrevivir sin el apoyo del imperialismo. Esta es la realidad en casi todos los estados semicoloniales. Por supuesto, esta incompetencia no se desarrolla por igual en todos los países, y el proceso en Siria tiene sus propias peculiaridades. La desintegración de las fuerzas estatales en Siria en muy poco tiempo se debe al hecho de que, como se mencionó anteriormente, fueron sometidas a una operación basada en el apoyo al imperialismo. Dado que el Estado siguió colaborando con el imperialismo en la formación del nuevo régimen, su destrucción se produjo en muy poco tiempo. Casi todos los elementos implicados en este proceso hablan de mantener la estructura estatal definida como la del régimen de Assad y de mejorarla en consonancia con el nuevo proceso. El primer ministro sirio también ha declarado que están abiertos a colaborar en la construcción de un nuevo régimen. Es obvio que estas operaciones son el resultado de un acuerdo o un trato. Las fuerzas gubernamentales han abandonado sus posiciones casi sin disparar un solo tiro. Esto debe ser tomado como una señal de que las viejas fuerzas continuarán desempeñando un papel en la construcción del nuevo régimen y que las relaciones fundamentales de la estructura que ahora se puede describir como «vieja» serán preservadas. El nuevo régimen, que naturalmente se construirá sobre los cimientos del «viejo» Estado, es el producto de las «luchas de poder» que han librado desde 2011 una variedad de grupos diferentes conocidos como la oposición. Hasta ahora, estos grupos han luchado no solo contra el gobierno central, sino también entre sí. Desde el 27 de noviembre, el HTS ha tenido un control claro sobre la operación y el SNA también ha participado en la operación bajo su control. Desde el exterior y en un examen superficial, es natural hablar de un desorden que puede causar una gran confusión. Sin embargo, si se supone que esta operación se llevó a cabo de acuerdo con el plan de algunos estados regionales reaccionarios y del imperialismo, ciertamente se puede entender la situación.
Operación para prevenir la agresión
Cuando el grupo de oposición liderado por HTS lanzó un ataque contra las fortificaciones del ejército sirio en el este de Idlib el 27 de noviembre, no se esperaba que el proceso fuera tan rápido. Se estableció un centro de mando llamado Mando de Operaciones Militares (MOC) y se le dio a la operación el nombre de «Operación Prevención de Agresión», que se inspira claramente en la conocida «doctrina de ataques preventivos» de Estados Unidos. Colani, el líder de HTS, es un sirio que fue enviado a Siria por ISIS para establecer el frente de Damasco. Colani es sobrino de Farouk al-Shara, quien fue miembro del Comité Central del Partido Baaz sirio, ministro de Relaciones Exteriores durante muchos años (1984-2006) y más recientemente vicepresidente (2006-2014). Colani es un Shara, cuyo verdadero nombre es Ahmed Hussein, y además de la identidad política de su familia basada en el «nacionalismo árabe», se convirtió al islam político. El nombre Colani proviene de la región del Golán. La familia es de la región de Daraa en Siria, cerca de los Altos del Golán, y se vio obligada a abandonar su hogar en los Altos del Golán en 1967. Esta identidad del líder de HTS, que demuestra que no es ajeno a la política y a la organización estatal, debe verse como una prueba más de que el Reino Unido y Estados Unidos están preparados para este proceso de reestructuración. Colani ha transmitido la imagen de un líder que cumplirá la tarea que se le ha encomendado, con su estilo conciliador, racional, civilizado y pluralista. El hecho de que un ex miembro de Al Qaeda, que tiene un precio de 10 millones de dólares por su cabeza, sea presentado ahora como el líder de la «nueva Siria» revela la naturaleza fundamental del imperialismo y de toda reacción. Desde el principio, la estrategia de HTS bajo el liderazgo de Abu Mohammed Colani fue derrocar al régimen de Assad. Al hacerlo, persiguió el mismo objetivo que Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel. La situación no estaba tan clara con el Ejército Nacional Sirio (SNA). A diferencia de HTS, los grupos que formaron el SNA tenían objetivos limitados. Hoy en día, el HTS se presenta como un ejército más coherente y disciplinado, que mantiene el orden en los lugares que controla y evita la «brutalidad» de la era del ISIS. Este «cambio» está indudablemente ligado también a la aprobación del imperialismo en la nueva Siria. HTS incluye brigadas que llevan el nombre de Talha, Ali y Zubayr, así como grupos afiliados a HTS como Jaish Muhajiroun y Ansar al-Islam, Ansar al-Tawhid y el Partido Islámico de Turkestán. Además, pequeñas unidades formadas por elementos extranjeros, como Xhemati Alban, Muhojir Tactical y Yurtugh Tactical, también operaron bajo HTS. Bajo el Ejército Nacional Sirio (SNA) y otros, hay grupos de los que se oye hablar con frecuencia en Turquía, como Jabhat al-Sham, Fuerzas Conjuntas, 50ª División, Ahrar al-Sharqiya, Ahrar al-Shams Ala Oriental y Shukur al-Sham, Faylaq al-Sham, Jaish al-Nasr, Jaish al-Ahrar y Jaish al-Izzeh.
¿Hasta qué punto el HTS, especialmente el SNA, que incluye a tantos grupos diferentes, podrá funcionar de manera armoniosa y capaz en el futuro, especialmente en lo que respecta a la gestión de un Estado? Aunque esta pregunta puede parecer muy controvertida, no es difícil de responder. Dada la composición de estos grupos y las limitadas opciones en las circunstancias dadas, Siria volverá a caer en el caos y la confusión. No hay ninguna buena razón para creer que Colani podría gobernar con éxito Siria donde Assad fracasó. Por el contrario, debido a la intensidad y a la creciente autoridad de las «fuerzas extranjeras», el Estado de Colani se caracterizará por más problemas y, por tanto, por el fracaso. En este contexto, cabe destacar otro punto. La salida de Assad no significa que el Estado sirio haya desaparecido. Más bien, Assad ha asegurado la continuidad de la estructura estatal aplicando una táctica de protección de las fuerzas estatales con la orden de no luchar, y dando a las «viejas» fuerzas del estado la oportunidad de involucrarse en el nuevo gobierno. Esta es otra razón de peso para profundas contradicciones. Está claro que no hay condiciones saludables para la unidad de Siria en el próximo período. Por lo tanto, la realidad siria es aún más difícil de gestionar. Se puede decir que este problema puede ser parcialmente superado por administraciones «autónomas» o «federales». Si bien Assad se ha resistido obstinadamente a las demandas de autonomía de la nación kurda y de algunas tribus suníes, absteniéndose de hacer «concesiones» con el argumento de que tal desarrollo sería perjudicial para la unidad del Estado, el nuevo gobierno de Colani no adoptará el mismo enfoque. Al permitir administraciones autónomas e incluso federales, podrá crear una Siria «gobernable». Hasta cierto punto, esta es una interpretación razonable. Sin embargo, no debemos olvidar que la autonomía o la unión federal presupone una comprensión desarrollada de la estadidad y los derechos nacionales. En principio, la reacción general en la región carece de ambas cosas. La historia de Colani y HTS proporciona mil y un indicios de que no son muy saludables en este aspecto.
La nueva Siria es peor que la vieja
Es obvio que la principal fuerza que derrocó al régimen de Assad en Siria es HTS y sus aliados. Dado que las YPG siempre han reivindicado la autonomía como su objetivo y han querido establecer relaciones autónomas con el sistema estatal central, no han actuado a favor del «derrocamiento del régimen» hasta hoy. Hoy en día, está actuando en esta dirección. Ayer intentó llegar a un acuerdo con el régimen de Assad sobre la base de la «autonomía». Hoy en día, se espera que continúe estos esfuerzos con el «nuevo» gobierno. El «Ejército Nacional Sirio» (SNA), que cuenta con el claro apoyo de la República de Turquía, actuó tanto como aliado del HTS como agresor en algunas zonas controladas por las YPG, lo que convenía a los intereses de la República de Turquía, en el derrocamiento del régimen de Assad. Desde la caída del régimen de Assad, es probable que esta postura del SNA, que difiere de la del HTS, forme parte del debate sobre la naturaleza del «nuevo régimen». Por supuesto, será crucial hasta qué punto el SNA pueda actuar de manera integrada y hasta qué punto la República Turca sea capaz de convencer a los Estados Unidos, Gran Bretaña e Israel. En la actualidad, está claro que la autoridad de las YPG, particularmente en el norte y el este de Siria, está protegida por los centros imperialistas e Israel. No se puede esperar que los Estados Unidos, en particular, den un paso atrás en esta cuestión. Podemos decir que actuarán de manera que los demás acepten la iniciativa que dan a la «administración autonómica» al tener voz y autoridad sobre todos los segmentos. Tampoco es ningún secreto que las YPG tienen una fuerza mucho mejor preparada en esta área. Los medios militares proporcionados por EE.UU. muestran que EE.UU. es consciente de que está tratando con una potencia «indispensable» y que las YPG son capaces de desempeñar un papel eficaz en la región. ¿Qué nos muestran todas estas condiciones y acontecimientos en términos de responsabilidad y qué posición política debemos adoptar? Esta debe ser la pregunta crucial a responder. ¿Cuál debe ser la actitud revolucionaria cuando, por un lado, hay un régimen fascista que hay que derrocar y que es absolutamente positivo, y por el otro lado, un nuevo régimen reaccionario y colaboracionista está ocupando su lugar? Es obvio que no podemos defender el régimen fascista baazista, que fue encarnado más recientemente por Bashar al-Assad. Si este régimen hubiera adoptado una postura clara y abierta contra las intervenciones imperialistas, podría haber sido visto positivamente hasta cierto punto. Sin embargo, en los últimos 13 años, ha sido incapaz de desarrollar una postura clara contra estas intervenciones, ni de seguir una línea política enfatizando la postura abierta de la gente en contra de tales intervenciones. Una vez más, buscó concesiones para sí mismo colaborando con los imperialistas y los estados reaccionarios contra la intervención imperialista. Rechazó los intentos de las YPG de llegar a un acuerdo para garantizar los intereses nacionales de los kurdos, por esta misma razón y, por supuesto, para evitar compartir el poder. Tampoco ha hecho ningún esfuerzo por unirse con el pueblo árabe de Siria. Por el contrario, trató de cooperar con Rusia, pero también con los Estados reaccionarios de la región. Prefirió utilizar los «medios de resistencia» proporcionados por Rusia e Irán para proteger y consolidar sus propios intereses. Este es un rasgo inevitable de todos los regímenes reaccionarios, especialmente fascistas, nacidos de la arrogancia. Esta comprensión reaccionaria y corrupta, que surge de la ilusión de que sus amos los necesitan, se hizo evidente ayer en las personalidades de Saddam y Gaddafi y hoy en la personalidad de Assad. En los próximos años, conoceremos a decenas de otras personalidades. La actitud que despliegan incluso en las condiciones más difíciles muestra que tales gobiernos y personalidades no tienen cualidades que puedan aportar en beneficio de los pueblos y de la revolución. Una cualidad que puede considerarse positiva para el régimen Baaz es su actitud hacia Israel. Hay que subrayar que la fuente de esta posición, que da la impresión de seguir una línea antisionista, es la protección del equilibrio en la región. Recientemente hemos adoptado una posición similar con respecto a Irán: Siria, al igual que Irán, está adoptando esta posición como parte del equilibrio en la región. En este sentido, no hay una posición basada en los intereses de los pueblos y la hermandad de los pueblos, sino por el contrario, una posición antiisraelí basada en la colaboración con el imperialismo. Vimos claramente cómo, en la última operación en la que Israel estuvo directamente involucrado, el mismo Estado tomó el camino de la rendición y abandonó el lugar cuando no contaba con el apoyo de los Estados imperialistas y reaccionarios que lo respaldaban. Por lo tanto, en una discusión de este tipo, es necesario evaluar el equilibrio reaccionario en la región y las partes de este equilibrio de la misma manera. Sería un error favorecer a uno sobre el otro, excepto en circunstancias muy específicas.
La confianza en sí mismos de los pueblos debe crecer
También es necesario mirar este proceso desde una perspectiva más general. Como es bien sabido, el proceso comenzó con el Diluvio de al-Aqsa. Con el Diluvio de al-Aqsa, las fuerzas de resistencia palestinas y Hezbollah, persiguiendo una causa relativamente nacional, adoptaron una línea política antiimperialista y antisionista. En un momento en que el imperialismo y el sionismo ponían a la orden del día el Acuerdo de Abraham para consolidar e imponer el mencionado equilibrio reaccionario a los pueblos de la región, esta línea política frustró los planes. La resistencia pasó a primer plano y la reacción aterrorizada. Desde ese día hasta el día de hoy, el objetivo de la reacción ha sido suprimir esta resistencia y el celo de rebelión que propaga. Quizás no tanto en la práctica, pero está claro que han avanzado en esta dirección a través de la propaganda. Israel tiene una imagen fuerte en el Líbano principalmente debido a su papel en Siria, aunque sin éxito. Debemos mirar el nuevo proceso en Siria y evaluarlo sin separarlo de los ataques contra Palestina, que tienen como objetivo «deshumanizar y destruir la resistencia». El proceso se está llevando a cabo en forma de fragmentación y regresión de la voluntad nacional y consolidación de la hegemonía imperialista. Nuestro enfoque fundamental debería ser poner de relieve las luchas por la independencia contra estas políticas e inspirarnos en ellas. Debemos apoyar estas luchas dondequiera que las veamos y trabajar para desarrollarlas. También debemos adoptar una actitud positiva hacia los movimientos que persiguen políticas que se adaptan a sus propios intereses nacionales, y no debemos olvidar la necesidad de relacionarnos con estos movimientos, sabiendo que, en última instancia, no pueden ser independientes. Frente a la propaganda y los acontecimientos que destruyen la confianza en sí mismos de los pueblos, se ha vuelto especialmente importante recurrir al trabajo y a las políticas que enfatizan la fuerza del pueblo y explican sus intereses. El Diluvio de al-Aqsa es un acontecimiento notable en este sentido. Desde entonces, ha habido muchos desarrollos en la misma dirección. Debemos recurrir persistentemente a estos acontecimientos y familiarizarnos con ellos. La fuente de los verdaderos miedos no es la confianza en el pueblo. Esta desconfianza es la fuente del poder del imperialismo. Siria es un espejo de esta realidad.