AND: Editorial – El presupuesto sigue con los amigos de Bolsonaro
Publicamos una traducción no oficial del editorial de A Nova Democracia.
En el terreno de la cuestión agrario-campesina es donde los demócratas deben prestar atención y obrar con solidaridad: es aquí donde las masas deben organizarse con grupos de autodefensa armada, para resistir la guerra civil contrarrevolucionaria promovida por el bolsonarismo latifundista y por convertirla en guerra campesina por la Revolución Agraria, que reverberá en la ciudad con la elevación de la protesta popular de resistencia.
Tras reunirse para intentar sanar el nuevo episodio de la crisis institucional, los “tres poderes” de esta republicucha sólo cambiaron la fachada para mantener el robo de los fondos. En la reunión hubieron “discusiones”, dicen los monopolios de prensa, pero en el resultado, prevaleció la connivencia criminal. Se sabe que, ahora, acabarán las “enmiendas Pix”, enmiendas parlamentarias obligatorias cuyos beneficiarios y fines eran imposibles de rastrear.
Este fue el mayor robo de la historia de dinero público promovido por las ratas del Congreso Nacional. Hacen parecer ladronzuelos a los protagonistas del escándalo de los “enanos del presupuesto”. El asalto a los cofres a la luz del día con garantía de anonimato, iniciado en el gobierno de Bolsonaro como “Presupuesto Secreto” se profundiza ahora con el actual gobierno del PT y su frente amplio con la derecha liberal, todavía sigue, pero de diferente forma: ahora, el dinero es teóricamente rastreable y se debe vincular con los planes del PAC. La sobrefacturación y el esquema de compra de votos con acciones matemáticamente calculadas para el periodo electoral campa a sus anchas, está claro. Es más, el dinero de los individuos y de las bancas, que llena los bolsillos del “centro” latifundista y bolsonarista en el Congreso aumentaron, con todos los efectos, lo que garantizará – con todo el dinero ya manipulado – la construcción de un gran circo electoral que dará a los bolsonaristas de “centro” una gran victoria en las elecciones municipales, como muestran ahora mismo los analistas de la falsa izquierda. Este fue el acuerdo, cerrado por el STF, Congreso Nacional y gobierno federal.
Por tanto, el presupuesto de la Unión sigue en las manos del Congreso, lugar donde se refugian los mayores ladrones de la república, cuya mitad es parte de la llamada Bancada Ruralista y admiradores febriles de Bolsonaro – aunque difieran de la forma bolsonarista de resolver la crisis política ahora, la consumación de un golpe de Estado. Los amigos de Bolsonaro seguirán mandando en el dinero público y robándolo: ¿para esto se celebraron las elecciones de 2022?
Quizá para complacerlos y mostrar toda su servidumbre, Luiz Inácio preparó el mayor Plan Safra de la historia, para el bienio 2024-2025, que tendrá 400 mil millones de reales brasileños. Esa suma, en apoyo a una actividad económica monopolista, de monocultura y agroexportación, que no paga impuestos ni un centavo siquiera en la exportación de granos, y es una demostración completa de la avaricia de este gobierno que se jacta de progresista y es un escarnio indecente de nuestro pueblo empobrecido. Todo el dinero de Educación, desde enseñanza superior, pagos de personal, construcción de unidades, etc., será en 2924, 180 mil millones de reales brasileños, que es menos de un 58% del valor del Plan Safra. (Un paréntesis: para completar esto, el ministro de Hacienda de Luiz Inácio, Fernando Haddad, en una entrevista reciente, también dijo que es necesario recortar programas y áreas sociales, “no para quitarles a quienes lo necesitan”, sino para “corregir distorsiones”. Bueno señores, no hay distorsión mayor que esa adulación al agronegocio, sin parar en la historia reciente, ¡que incluso pone celoso a Bolsonaro!).
Por eso, Luiz Inácio no puede posicionarse en defensa de las masas pobres en el campo, que se enfrentan a las bandas de paramilitares del latifundio. Según los estudios de la CPT, en 2023, ya bajo gobierno del oportunismo, Brasil superó la marca histórica de conflictos agrarios, que sólo fueron tan voluminosos en el año 1986, aún en el paso del régimen militar a la “redemocratización”, superando periodos macabros como el año 1995 (Resistencia Campesina en Santa Elina en Corumbiara-RO) y 1996 (Resistencia Campesina de Macaxeira, en Eldorado dos Carajás-PA). ¿Que ha hecho este gobierno en beneficio de de las masas campesinas, aunque les prometió el cielo? Ahora mismo, en Maranhão en Pernambuco, los campesinos están en lucha y se enfrentan a los pistoleros y fuerzas policiales que, incluso han realizado presiones, amenazas de muerte y torturas a los campesinos, por ejemplo en Itinga do Maranhão. En cuanto a los terratenientes y sus esbirros, uniformados o no, disparan sobre las masas alardeando de su “invasión cero”, sobre esto ¿ha habido algún comentario de los oportunistas y su gobierno? ¿O del genocidio contra el pueblo Guarani-Kaiowá ¿dirán que se hizo en beneficio del pueblo?
El silencio, que raya en la complicidad, no es casualidad: es una posición efectiva de apoyo a la dictadura del agronegocio, la nueva forma de latifundio, que mantiene al pueblo en servidumbre y sin tierra. En el terreno de la cuestión agrario-campesina es donde los demócratas deben prestar atención y obrar con solidaridad: es aquí donde las masas deben organizarse con grupos de autodefensa armada, para resistir la guerra civil contrarrevolucionaria promovida por el bolsonarismo latifundista y por convertirla en guerra campesina por la Revolución Agraria, que reverberá en la ciudad con la elevación de la protesta popular de resistencia.