Georgia: protestas, “agentes extranjeros” e imperialismo

A continuación publicamos una traducción no oficial de un artículo publicado por Tjen Folket Media de Noruega:

A mediados de junio, Georgia estuvo marcada por protestas contra la nueva ley del Parlamento que exige que las ONG’s se registren como ‘agentes extranjeros’ si más del 20 por ciento de sus ingresos provienen del extranjero.

Fuera del parlamento hubo fieras batallas cuando la ley era considerada y luego aprobada por una gran mayoría. El quid de la cuestión es la relación de Georgia con el imperialismo extranjero: por un lado, el imperialismo ruso, por el otro, el imperialismo estadounidense y las grandes potencias europeas.

Decenas de miles de manifestantes en la capital, Tbilisi, han exigido que se retire el proyecto de ley. Protestan desde hace un mes y NRK escribe que las manifestaciones pueden ser las más grandes en el país desde la Caída de la Unión Soviética en 1991. Fue el partido gobernante, Sueño Georgiano, el que propuso en abril la nueva ley contra la ‘influencia extranjera’. Rusia aprobó una ley similar en 2012.

NRK escribe: “En la versión georgiana se afirma que las organizaciones no gubernamentales y los medios de comunicación que reciben más del 20 por ciento de sus ingresos de fuentes extranjeras deben registrarse como ‘agentes extranjeros’”. En uno de los casos sobre la llamada ‘ley de agentes’, NRK entrevistó a Mariam Tokhadze, directora del grupo de expertos Centro para la Estrategia y el Desarrollo (CSD) Con 16 empleados, trabajan para promover la ‘integración hacia Occidente’ y reciben todo su apoyo del extranjero, incluyendo 14,8 millones de coronas noruegas desde 2020.

Facciones en la gran burguesía de Georgia

Georgia es presa de los imperialistas. En diciembre pasado, el país obtuvo el estatus de candidato a la UE, un nuevo paso en el camino hacia la membresía. Al mismo tiempo, el imperialismo ruso todavía ejerce una gran influencia en su antigua colonia. El partido gobernante Sueño Georgiano fue fundado en 2012 por el oligarca Bidzina Ivanishvili, de quien se dice que ganó más de 50 mil millones de coronas noruegas por sus negocios en Rusia y, por lo tanto, está directamente vinculado con el imperialismo ruso.

Ivanishvili ha declarado que “un ‘partidario de la guerra mundial, occidental’ está tratando de tomar el control del país”. Ha dicho que la nueva ley ayudará a evitar que agencias de inteligencia extranjeras utilicen ‘organizaciones no gubernamentales’ (ONG) para llevar a sus lacayos al poder.

Ahora las potencias europeas están depositando su confianza en la presidenta de Georgia, Salome Zurabishvili, quien ha prometido vetar la ley. Zurabishvili nació en Francia en 1952, en una familia que llegó al país en 1921 después de que Georgia pasara a formar parte de la Unión Soviética. Estudió en universidades de élite de Francia y Estados Unidos y comenzó a trabajar en el servicio exterior francés en 1974.

Entonces Zurabishvili trabajó en varias embajadas y en la delegación francesa de la ONU, antes de convertirse en embajadora de Francia para Georgia en el año 2003. Tras la “Revolución de las Rosas” en 2003, obtuvo la ciudadanía georgiana, y fue durante un corto periodo de tiempo ministra de exteriores antes de unirse al partido Vía Georgiana e intentó ser elegida al Parlamento. Destacó como candidata presidencial en 2018 con el apoyo del partido Sueño Georgiano y renunció a su ciudadanía francesa para presentarse a las elecciones. Ganó las elecciones contra su oponente Grigol Vashadze, que posteriormente afirmó que las elecciones estaban amañadas. En cualquier caso ambos candidatos apoyaban la membresía de Georgia para la UE y para la OTAN.

La UE ha declarado que la nueva ley en Georgia será un obstáculo para la membresía en la UE y la situación ahora es muy tensa. El Ministro de Asuntos Exteriores estadounidense, Antony Blinken, ha declarado que ‘los responsables’ de la ley estarán sujetos a restricciones de visa, lo que significa que tendrán problemas para entrar en Estados Unidos.

La burguesía georgiana, como en otras naciones oprimidas, se divide en dos facciones: una facción compradora y una facción burocrática. Estos en parte se fusionan entre sí (ambas facciones pertenecen a la misma clase: la gran burguesía burocrática y compradora), pero también están librando una feroz batalla por el poder gubernamental. La facción compradora obtiene su riqueza principalmente de su cooperación económica con el imperialismo extranjero, mientras que el poder de la facción burocrática descansa en el aparato estatal y las empresas estatales. Esta rivalidad es la base de los conflictos políticos en estos países, entre ellos Ucrania y Georgia.

Los imperialistas ejercen influencia en el extranjero y la prohíben en casa

Estados Unidos tiene más o menos la misma ley que Georgia y casi con el mismo nombre, desde 1938 (!): La Ley de Registro de Agentes Extranjeros (§§611-621; FARA). Esta ley requiere que los individuos y organizaciones que tengan vínculos con potencias extranjeras se registren en el Departamento de Justicia de Estados Unidos. Esta ley ganó de nuevo relevancia cuando se usó contra la administración Trump. La UE, por su parte, ha prohibido la emisión de medios rusos como Russia Today o Sputnik.

En 2021, el gobierno de Solberg empezó a trabajar para prohibir la influencia extranjera en Noruega, y en enero de 2024, la Ministra de Justicia Emilie Enger Mehl (SP) presentó propuestas de leyes para dar al Servicio de Seguridad la oportunidad de intervenir contra ‘influencia extranjera’. Declaró que las autoridades noruegas estaban particularmente preocupadas por la influencia de Rusia y China.

De hecho, la Ley Noruega de Partidos establece que los partidos no pueden recibir apoyo de ‘donantes extranjeros, es decir, individuos privados que no son ciudadanos noruegos’ o de ‘entidades legales registradas en el extranjero’. En otras palabras, de acuerdo con la ley, los partidos noruegos no pueden recibir una sola corona ya sea de individuos u organizaciones del extranjero.

En otras palabras, es pura hipocresía cuando los políticos occidentales se levantan contra la nueva ley en Georgia. Ellos usan los mismos medios que las autoridades georgianas – sólo cambia la imagen del enemigo.

La CIA ha usado desde hace mucho tiempo las llamadas ONG’s como una extensión del imperialismo estadounidense y sus actividades de inteligencia y campañas de propaganda. Organizaciones como el Fondo Nacional por la Democracia, fundado en 1983, o la Casa de la Libertad, las cuáles han estado activas en Ucrania, han sido repetidamente expuestas como frentes de la CIA.

Georgia – una presa para los imperialistas

El imperialismo ruso hoy ocupa el 20 por ciento del territorio de Georgia – las dos regiones de Abjasia y Osetia del Sur – después de la guerra entre Rusia y Georgia en 2008. Rusia considera formalmente a estas dos regiones como Estados independientes, algo que sólo hacen otros cuatro países.

En 2003, grandes protestas en Georgia llevaron a un cambio de gobierno en la llamada ‘Revolución de las Rosas’. Esta se sumó a una serie de ‘revoluciones de colores’ en Serbia (2000), Ucrania (2004), Kirguistán (2005) y Armenia (2018), e intentos de ‘cambios de régimen’ similares en un buen número de países. Detrás de ello se encuentra la inteligencia occidental, en particular la CIA, sin lugar a dudas, operando activamente dentro de las protestas y en los cambios de gobierno. Aunque las masas plantearon exigencias justas, los movimientos fueron extensamente explotados para desafiar el dominio del imperialismo ruso.

La presidenta de Georgia es un ejemplo de cómo actúan directamente las grandes potencias respecto a las naciones oprimidas, que anteriormente estuvieron subyugadas a la Unión Soviética socialimperialista. El gobierno de Ucrania en 2014, después de las protestas del ‘Euromaidán’, tuvo tres ministros de exteriores (de Estados Unidos, Lituania y Georgia).

Las actividades occidentales en estos países están en línea con la estrategia del imperialismo yanqui de rodear al imperialismo ruso. La estrategia no trata sólo de empujar a Rusia fuera de la anterior ‘esfera de influencia’ del socialimperialismo en Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central, sino también sobre privarle de su condición de superpotencia nuclear, construyendo un ‘escudo antimisiles’ en muchos países vecinos de Rusia. El escudo antimisiles podría hacer virtualmente imposible que Rusia alcanzase Estados Unidos con armas nucleares.

Por otra parte, Rusia está luchando casi desesperadamente para romper esos intentos de rodeo, y para consolidar su influencia en zonas cercanas. Este es el trasfondo no sólo para la guerra en Ucrania, sino también para la lucha en Georgia – ambas hoy, y en el pasado. El imperialismo ruso ha realizado una serie de ofensivas tácticas, dentro de la posición defensiva en la que ha estado desde 1991. Incluso la actividad rusa en África debe ser vista en este contexto, donde las juntas militares apoyadas por Rusia han tomado el poder en, entre otros, Burkina Faso, Malí y Níger.

El Partido Sueño Georgiano de nuevo se encara más hacia el imperialismo ruso, y las grandes potencias occidentales, principalmente el imperialismo estadounidense, ayuda a sus lacayos en la lucha doméstica. EL contexto es una lucha de largo recorrido para el Cáucaso, y en un sentido más amplio, la rivalidad en Europa del Este, Oriente Medio y Asia Central.

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