Brasil: AND – Acto político el 25 de abril en Rio de Janeiro

Compartimos una traducción no oficial de la convocatoria del periódico A Nova Democracia para el Acto Político, con el título “Ni olvidar ni apaciguar: ¡condenar el golpe militar ayer y hoy!”. El acto se podrá seguir en vivo a través de un enlace de YouTube: https://www.youtube.com/watch?v=0l3Xa-b_Ovc

El acto tendrá lugar en Río de Janeiro, el 25 de abril, en el noble vestíbulo del Instituto de Filosofía y Ciencias Sociales – IFCS/UFRJ, a las 5:30 p. (horario brasileño).

En el 60º aniversario del golpe militar de 1964, es urgente que los genuinos demócratas, progresistas y revolucionarios de nuestro país condenen de una vez más y de forma contundente el golpismo que todavía hoy está presente en la sociedad, así como las políticas de apaciguamiento y olvido, que lo fortalecen a los fascistas.

Hace 60 años, después de más de una década de conspiraciones y maniobras intervencionistas en la vida política nacional, el Alto Mando de las Fuerzas Armadas reaccionarias desataron el golpe militar el 31 de marzo de 1964. Los generales golpistas y el ‘establishment’ de las clases dominantes lo desataron, en colusión con las fuerzas políticas oficiales derechistas, maniobradas por los intereses imperialistas norteamericanos en nuestro País y respaldados por la certeza de que no enfrentarían resistencia del gobierno de la época. El mayor miedo de las clases dominantes, además de los movimientos reformistas de João Goulart, estaba en el campo: las Ligas Campesinas amenazaban con acabar de latifundio agro-exportador, parasitario y coronelista.

Estos acontecimientos no son un ‘traumaa ser olvidado. Querer olvidarlo, como defendieron el presidente de la república Luiz Inácio y el general ultraderechista Hamilton Mourão, obviamente lleva a su repetición. Después de todo, no es una herida cicatrizada: como demostró el 8 de enero, la herida aún está abierta y sin el tratamiento adecuado. Incluso hoy, tanto como en la década de 1960, las malas hierbas del golpismo crecen por todos los pasillos y salas de reuniones de los cuarteles.

La política de apaciguamiento, llevada adelante antes y después de la Constituyente de 1988, generó la base para que ocurriese, de 2015 hacia acá, nuevas ofensivas intervencionistas del Alto Mando de las Fuerzas Armadas. Al final del régimen, no fue llevada adelante una alteración de los currículos y de la doctrina de Seguridad Nacional – que, bajo otros nombres, siguen vigentes en la mentalidad de las Fuerzas Armadas, que se consideran a sí mismas el Poder Moderador de garantía de la estabilidad constitucional ‘democrática’ y, que por tanto, se consideran también en la posición de definir en qué momento se justifica una ruptura. Al no enfrentarse decididamente al golpismo, no cambió -después de 1988- siquiera los hombres que ocuparon el Alto Mando, siendo los actuales su continuación. Incluso el Constituyente tenía presiones reiteradas y maniobras militares para aprobar el artículo 142 de la Constitución, de redacción ambigua, para servir, en el futuro, para nuevas rupturas institucionales. Mirando el curso de la historia, por desgraciado que sea, no es sorprendente que estemos delante de un nuevo golpe de Estado. Un golpe que no se consumó solo por no contar con la aprobación de los intereses norteamericanos en el País, porque temen que produzca una situación de conflagración general, especialmente en el campo, donde la lucha por la democratización del acceso a la tierra para los campesinos pobres, sobre todo en el Amazônia Ocidental (Rondônia), fue la etapa más importante de resistencia al gobierno militar de Bolsonaro.

Se repite la misma política de apaciguamiento vigoroso desde 1988, los genuinos demócratas, progresistas y revolucionarios constatarán una nueva crisis militar, que por apoyarse en una base no resuelta, será más grave y peligrosa.

Es urgente que los genuinos progresistas, demócratas y revolucionarios emprendan un combate serio contra el golpismo, condenando los 60 años del golpe militar de 1964 y contra el golpismo de hoy. Como parte de la combatir la política de apaciguamiento (solo una forma de acobardarse), exigimos que sea reinstalada la Comisión Especial de Muertos y Desaparecidos Políticos por parte del gobierno de turno, ya que es una demanda sentida por parte de los familiares y de importancia única para trazar el debate político nacional sobre los horrores fascistas del régimen militar. Es necesario defender las libertades democráticas, ya un tanto escasas y bajo ataques permanentes, a través de la movilización urgente.

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