Anexión de Nagorno-Karabaj: la guerra de agresión entra en una nueva fase

Publicamos una traducción no oficial del artículo de la Cause du Peuple:

Después de diez meses de hambruna, falta de electricidad y calefacción tras el establecimiento de un bárbaro bloqueo por parte del Estado azerí, los 120.000 ciudadanos armenios de Nagorno-Karabaj fueron bombardeados la noche del 18 de septiembre. Azerbaiyán y Turquía tienen un proyecto político para conectar estos dos Estados de habla turca, pero el pueblo armenio, con sus dos repúblicas independientes, está bloqueando el camino hacia este proyecto criminal.

Es por esta política expansionista que Azerbaiyán y Turquía están intentando mediante guerras agresivas y políticas genocidas, exterminar al pueblo armenio e invadir su territorio. La invasión militar masiva, la noche del 18 al 19 de septiembre, por parte de las fuerzas militares de Azerbaiyán es parte de esta continuidad. Al final de una intensa batalla, las fuerzas de defensa de Nagorno Karabaj, hambrientas durante meses y superadas en número, técnica y tácticamente, recibieron la orden de rendirse. Después de sólo 24 horas, el gobierno de la República de Artsaj (Nagorno Karabaj) capituló, lo que provocó su rápida y completa anexión por parte de Azerbaiyán. Más del 90% de la población tuvo que huir de sus hogares para esconderse en campos de refugiados y búnkeres, principalmente en la capital, Stepanakert. Sólo la ciudad de Martakert se negó a rendirse y luchó hasta el final ante la agresión fascista.

Durante más de cinco días, el miedo al genocidio pesó sobre el pueblo armenio. Rodeados por el enemigo, sin comida, refugio, armas ni defensa, los armenios fueron blanco de torturas, violaciones, asesinatos y secuestros. Los soldados azeríes hicieron circular fotografías de niños y adultos buscados por sus seres queridos en los canales de Telegram, prometiendo recompensas para quienes los encontraran primero y llevaran a cabo actos bárbaros contra ellos.

Finalmente, el 24 de septiembre, después de una semana sangrienta, comenzó el éxodo de los armenios. Más de 120.000 armenios de Artsaj abandonaron sus tierras, hogares y vidas para refugiarse en Armenia. La mayoría sólo conserva la ropa que llevaban durante el lanzamiento del ataque. Más allá de esta gran crisis humanitaria, es el comienzo de una nueva fase en las guerras de agresión contra el pueblo armenio. El siguiente paso será el intento de anexión de la región de Syunik, una región de la República de Armenia codiciada por el fascista Aliyev.

Lo que ocurrió fue una limpieza étnica planificada y llevada a cabo deliberadamente por el régimen azerbaiyano, con el apoyo y la participación de Turquía, y la complicidad factual de Israel, Estados Unidos, la UE, Rusia y la ONU. Todos son cómplices mediante el silencio, la venta de armas, posiciones que igualan a agresor y atacado, declaraciones vacías, corrupción y amor al petróleo.

Estamos hablando de la destrucción de las vidas y la moral de miles de personas, algunas de las cuales han visto cuatro guerras desde su nacimiento. Algunos vieron y lucharon por la independencia en la década de 1990, independencia ganada y defendida a costa de sangre. Hoy ven el fin de esta lucha, la pérdida de sus hogares, de sus tierras, de su patria. Los dientes de los verdugos están apretados en el Cáucaso y ninguna ayuda humanitaria de los hipócritas imperialistas y títeres de la ONU podrá reparar la herida en el corazón de cada armenio. No podrán apagar la llama del odio que el pueblo armenio siente hacia sus verdugos y sus cómplices. Una vez más se siembran las semillas de una generación luchadora. Más que nunca, el proletariado armenio necesita organizarse con un partido militarizado para la revolución y la liberación nacional.

El primer enemigo del pueblo armenio es la capitulación y los traidores que la llevan a cabo y quieren venderse a los imperialistas. La victoria sólo puede llegar a través de la lucha del pueblo armenio de la mano de los progresistas y revolucionarios de toda la región. Las masas armenias pueden triunfar sobre las hordas fascistas porque la guerra justa es siempre superior a la guerra injusta. Es sobre esta verdad fundamental que renacerá el sol de la revolución y la paz en el Cáucaso.

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