
Yeni Demokrasi: El “Llamamiento por la Paz y la Sociedad Democrática” y el anuncio de lo obvio
A continuación publicamos una traducción no oficial de un artículo publicado por Yeni Demokrasi.
El “Llamamiento por la Paz y la Sociedad Democrática” de Abdullah Öcalan es un documento que condena la Lucha Kurda de Liberación Nacional
El líder de la lucha nacional kurda, Abdullah Öcalan, quien ha estado encarcelado durante 26 años, ha iniciado un nuevo proceso en la cuestión nacional kurda con su declaración. Tras una reunión entre los parlamentarios del Partido DEM y Abdullah Öcalan en la prisión de İmralı, donde se encuentra cautivo, se presentó al público un «Texto de Apelación» preparado por Abdullah Öcalan. La declaración hace un llamado al PKK para que se desarme y disuelva, proponiendo un proceso de “paz” basado en la reconciliación con el Estado turco. Este llamado no es una maniobra táctica, sino el resultado lógico de una línea conciliadora, reformista y antimarxista que se ha construido sistemáticamente a lo largo de muchos años.
Este llamamiento, que está en línea con la orientación estratégica del Estado turco desarrollada bajo el discurso de “fortalecer el frente interno”, también tendrá implicaciones para los proyectos imperialistas y los equilibrios de poder regionales.
Cómo será recibido el llamamiento de Abdullah Öcalan para que el PKK se desarme y se disuelva por parte de la dirección del PKK y del movimiento nacional kurdo en general se aclarará en el período venidero. En la primera declaración hecha en nombre del PKK tras el “llamamiento a desarmarse y disolverse”, se anunció que cumplirían con el llamamiento de Öcalan y se declaró un alto el fuego. Mientras que los miembros de la delegación del Partido DEM que se reunieron con Abdullah Öcalan y presentaron la declaración al pueblo abordaron el tema como si el problema kurdo se hubiera resuelto, creando la percepción de que “la paz está sucediendo”, el Estado turco, por otro lado, continúa sus ataques contra los guerrilleros, y Erdoğan, junto con todas las figuras líderes de la burocracia militar, de inteligencia y civil, continúa amenazando a las fuerzas nacionales kurdas. El llamado de Öcalan de que “el PKK debe disolverse” no es más que una adaptación a una estrategia imperialista y fascista que exige la liquidación de una organización revolucionaria. Este llamado es un ataque no solo a la lucha armada del PKK, sino también a la razón de ser del movimiento nacional kurdo y su derecho a la resistencia revolucionaria.
Con la frase “integrarse en el Estado y la sociedad, como cualquier sociedad moderna y Partido que no ha sido forzado a desaparecer haría voluntariamente”, se está aconsejando al pueblo kurdo que se asimile al Estado turco y se someta al sistema anexionista-colonialista.
La estrategia del Estado turco de cooptar al Movimiento Nacional Kurdo para asegurar el “frente interno”
Considerar la declaración de Öcalan meramente como un debate interno dentro del PKK es confinar el asunto a un marco limitado. La atmósfera política antes y después de este llamado muestra que la perspectiva presentada en la declaración se alinea con la nueva maniobra estratégica del Estado turco. La nueva orientación política del Estado turco, desarrollada en conjunto con el discurso de “fortalecer el frente interno”, tiene como objetivo principal neutralizar la lucha nacional kurda, hacer ineficaces las dinámicas revolucionarias e integrar el movimiento kurdo en el sistema forzándolo a la reconciliación con el Estado. Bajo la apariencia de “fortalecer el frente interno”, el Estado turco está intentando integrar el movimiento nacional kurdo en el sistema para asegurar la estabilidad interna. Las declaraciones hechas por Erdoğan y Bahçeli indican que detrás de este llamado no solo hay un “proceso de paz”, sino también un intento de fortalecer la posición regional de Turquía.
En el corazón de esta estrategia se encuentra el objetivo de prevenir el reconocimiento internacional del estatus adquirido por los kurdos en Siria y expandir el espacio de maniobra de Turquía en la región al neutralizar internamente el movimiento kurdo. El apoyo proporcionado por EE. UU., la UE e Israel al movimiento kurdo en la región ha hecho necesaria un nuevo movimiento estratégico por parte de Turquía. El llamado de Öcalan ha surgido precisamente en este momento y se ha alineado con los planes regionales del Estado turco.
Se entiende que esta nueva estrategia desarrollada por el Estado turco tiene varias partes componentes:
Primero, durante años, las clases dominantes turcas han sentido la necesidad de desarrollar una nueva estrategia para aliviar las contradicciones internas frente a crisis económicas, inestabilidad política, luchas de poder dentro de la élite gobernante, contracción económica, empobrecimiento incontrolable, creciente descontento público entre la clase trabajadora y el pueblo, dinámicas de guerra regional y las luchas de poder imperialistas en la región.
Las políticas agresivas de Israel en Palestina y las masacres en Gaza, el derrocamiento del régimen de Assad en Siria y el fortalecimiento del estatus de los kurdos sirios han sacudido el equilibrio regional. El Ejército Libre Sirio, que Turquía ha patrocinado durante mucho tiempo, ha sido ineficaz contra los kurdos, y aparte de las áreas que ocupa, Turquía no ha logrado el éxito que anticipaba. Hasta ahora, Turquía ha gestionado la situación aprovechando las contradicciones entre las potencias imperialistas y los vacíos creados, pero la nueva situación y los equilibrios de poder han eliminado la posibilidad de continuar con esta política. El movimiento kurdo en Siria se ha fortalecido aun más a pesar de toda la agresión del Estado turco y sus milicias proxy.
Por lo tanto, el discurso del “frente interno” se ha desarrollado como una herramienta para gestionar estas crisis y contradicciones. Las clases dominantes turcas buscan suavizar el movimiento kurdo bajo la apariencia de una “alianza turco-kurda” y, mientras aseguran la unidad interna, también buscan apoyarse en el poder de los kurdos en la región.
Durante años, el movimiento nacional kurdo ha sido uno de los mayores desafíos para el Estado turco, que lo ha definido como un “tema de supervivencia”. El verdadero problema para el Estado turco no es reconocer los derechos políticos y nacionales de los kurdos, sino romper las dinámicas revolucionarias del movimiento kurdo e integrar al pueblo kurdo en el sistema. La nueva estrategia del Estado turco, por lo tanto, busca controlar el movimiento kurdo y distanciarlo de una línea de lucha revolucionaria e independiente. Por ello, el llamamiento de Abdullah Öcalan no puede evaluarse de manera aislada de la nueva orientación del Estado turco.
Como todos los problemas nacionales en nuestra era, la cuestión kurda no es solo un asunto entre las fuerzas que se confrontan directamente, sino que también involucra la intervención de potencias imperialistas y Estados regionales reaccionarios. Así, cómo se desarrolle el proceso no será determinado únicamente por la postura de la dirección del PKK, que ha declarado que cumplirá con el llamado de Abdullah Öcalan, y el Estado turco, sino también por la participación de numerosos actores internacionales.
Las dinámicas de poder en Oriente Medio están siendo reconfiguradas tras el derrocamiento del régimen de Assad por fuerzas islamistas y el Ejército Nacional Sirio apoyado por EE. UU., la UE y Turquía. Las fuerzas nacionales kurdas, a través de las alianzas que han formado con otros poderes regionales, se han convertido en uno de los principales actores en la nueva ecuación regional. Las Fuerzas Democráticas Sirias controlan una parte significativa de los recursos económicos de Siria. Tras la caída del régimen de Assad, Siria se ha dividido de facto en múltiples partes. El pueblo druso en Siria también ha establecido una estructura de poder separada en sus regiones, negándose a reconocer al nuevo gobierno sirio, y cuenta con el apoyo de Israel. Israel es actualmente la potencia más influyente en Siria y ha ocupado una parte significativa del país. Israel ha ganado una gran superioridad a lo largo del corredor Gaza, Líbano y Siria. Esta situación representa una derrota completa para la política del Estado turco en Siria, y Turquía está profundamente preocupada por la expansión de Israel. La razón subyacente de las reuniones con Abdullah Öcalan es la creciente fortaleza del movimiento kurdo en respuesta a los desarrollos regionales, especialmente el creciente apoyo israelí.
Mientras el Estado turco determina sus políticas regionales aprovechando las contradicciones entre las potencias imperialistas, el movimiento nacional kurdo ha entrado en un proceso de obtención de estatus internacional al asegurar el apoyo de fuerzas imperialistas. Frente al Ejército Nacional Sirio respaldado por Turquía, que consiste en gran medida en mercenarios yihadistas de fuera de Siria, no solo los imperialistas de EE. UU. y la UE, sino también Israel, que ha aumentado su influencia regional, han brindado apoyo a los kurdos. Funcionarios israelíes han advertido repetidamente a la nueva administración de Damasco que no ataque a los kurdos. Advertencias similares también fueron emitidas por los ministros de Relaciones Exteriores de Alemania y Francia, así como por representantes de la UE en sus reuniones con los nuevos poderes gobernantes en la Siria posterior a Assad. Aunque la ecuación regional aún no se ha asentado, los desarrollos sugieren que la región kurda en el Kurdistán sirio está ganando una creciente legitimidad internacional, y pronto, los kurdos en esta región consolidarán su control bajo un gobierno reconocido internacionalmente. La participación de Yunus Behram como representante de Rojava en la Conferencia de Múnich celebrada entre el 14 y el 16 de febrero de 2025 es un desarrollo altamente significativo en este sentido. Esta fue la primera vez que los kurdos de Rojava fueron representados oficialmente en una reunión internacional tan importante, avanzando aun más en su estatus en Siria.
Compromiso, Pragmatismo y el Reemplazo de la Línea Revolucionaria
El llamamiento de Öcalan debe evaluarse dentro del contexto histórico del movimiento nacional kurdo, su impacto en la lucha de clases en Turquía y las políticas regionales del sistema imperialista. El movimiento nacional kurdo no solo ha moldeado la lucha por la libertad del pueblo kurdo durante años, sino que también ha desempeñado un papel decisivo teórica, ideológica y políticamente dentro de los movimientos revolucionarios y de izquierda en Turquía. Por lo tanto, cada paso dado en la lucha nacional kurda afecta no solo al movimiento en sí, sino también a las dinámicas de poder en Turquía y en la región más amplia.
En este contexto, el llamamiento de Öcalan debe ser analizado no solo en términos de la dirección política interna del movimiento nacional kurdo, sino también en relación con el equilibrio de fuerzas políticas en Turquía, las dinámicas del conflicto regional y los proyectos imperialistas.
La cuestión kurda no es meramente un asunto de derechos nacionales. También es un factor clave en la configuración de las dinámicas revolucionarias en Turquía. El movimiento nacional kurdo ha sido durante mucho tiempo una fuerza que influye en la trayectoria de la lucha de clases en Turquía. Esta lucha no solo ha concernido los derechos de la nación kurda, sino que también ha impactado en la radicalización o las tendencias reformistas de la clase obrera turca y del movimiento de izquierda. Por lo tanto, la próxima fase dará paso a una nueva etapa de lucha de clases en Turquía.
La declaración de Abdullah Öcalan no se ajusta a definiciones comúnmente aceptadas como “las fuerzas en conflicto eventualmente se sientan a la mesa de negociaciones” o “toda guerra tiene un final”. Aunque pueda parecer así en la superficie, la realidad es diferente. Cuando las partes en conflicto llegan a la mesa, alcanzan un compromiso basado en concesiones mutuas y un terreno común. Sin embargo, en el llamamiento de Öcalan, la comprensión de “compromiso” se define a través de la “autocondena”.
Al examinar las reacciones de los círculos revolucionarios, se hace evidente que algunos no se han opuesto abiertamente al llamado, mientras que otros lo han apoyado implícitamente o lo han respaldado a través de su silencio. Estos círculos carecen de una perspectiva de principios sobre la cuestión nacional o, debido a sus relaciones pragmáticas de larga data con el movimiento nacional kurdo, no logran denunciar abiertamente la naturaleza reaccionaria de este llamado y, en algunos casos, incluso brindan apoyo tácito.
Al adoptar tal postura, estos grupos no solo rechazan el principio del derecho de las naciones a la autodeterminación, sino que también niegan el derecho de las clases oprimidas a la revolución, lo que hace que su propia existencia carezca de sentido.
Proporcionando alivio a un Estado turco acorralado al liquidar las dinámicas revolucionarias
El “Llamamiento por la Paz y la Sociedad Democrática” representa la expresión más reciente de una orientación ideológica y política sistemática destinada a la liquidación de la lucha nacional kurda. Este llamado busca abandonar la lucha independiente y organizada de la nación kurda, integrarla dentro de las fronteras del Estado turco, reducir los derechos nacionales kurdos a su forma más insignificante y reconfigurar la lucha nacional kurda de acuerdo con los intereses de las clases dominantes turcas.
El texto del llamamiento intenta oscurecer los derechos nacionales y la lucha por la libertad de la nación kurda bajo los términos “sociedad democrática” y “paz”. Al examinarlo de cerca, no propone una solución que permita a la nación kurda asegurar sus derechos nacionales-democráticos ni ofrece ninguna crítica a la estructura anexionista del sistema existente. En cambio, presenta un enfoque que distorsiona las realidades históricas y se alinea con los argumentos de la clase dominante turca.
El llamamiento de Öcalan distorsiona las raíces de la cuestión kurda y busca deslegitimar la lucha de la nación kurda. Atribuye falsamente los orígenes de la cuestión kurda no a la estructura colonialista, anexionista y masacradora del Estado turco, sino al “clima de violencia en el siglo XX” y a la influencia del “socialismo real”. Öcalan explica la aparición del PKK en términos de “el siglo XX, el siglo más intensamente violento de la historia, las dos guerras mundiales, el socialismo real y los efectos de la guerra fría”, y afirma que esto formó la base de la organización. Esta es una distorsión deliberada que manipula las causas existenciales del PKK y de la lucha nacional kurda.
Öcalan quiere retratar al PKK como una aberración histórica y crear la imagen de que es un movimiento falso “influenciado por el socialismo real”. Este esfuerzo sirve para despojar de significado los derechos nacionales democráticos del pueblo kurdo y su lucha por la independencia, así como para liquidar la resistencia organizada.
La afirmación de que la existencia del PKK “debería disolverse porque ha caído en una falta de significado y repetición excesiva” es simplemente un reflejo de la transformación ideológica de Öcalan. La razón de ser de un movimiento de liberación nacional no es una desviación ideológica, sino las demandas reales del pueblo y las prácticas del Estado colonial. Mientras el Estado turco continúa negando los derechos más básicos del pueblo kurdo, afirmar que el PKK se ha vuelto redundante es solo una legitimación de las políticas anexionistas y colonialistas del Estado turco.
Al hacerlo, manipula la verdad histórica, absolviendo al Estado turco de su responsabilidad mientras coloca la culpa en el pueblo kurdo y en el movimiento nacional kurdo, que han luchado y pagado altos sacrificios por sus derechos. Este enfoque, desarrollado sistemáticamente por Öcalan a lo largo de muchos años, ha alcanzado ahora un punto en el que ya no requiere justificaciones intermedias, buscando abiertamente legitimar la subordinación de la nación kurda a las clases dominantes turcas.
Al ignorar las políticas de negación y aniquilación del Estado turco contra los kurdos, presenta la integración en el Estado como la solución, creando la ilusión de que Turquía se está democratizando y que los “procesos de solución” para los kurdos están avanzando. Sin embargo, incluso hoy, no solo dentro de las fronteras de Turquía, sino también más allá de ellas, los ataques contra los derechos nacionales kurdos continúan de manera sistemática.
Distorsionando la realidad histórica y la base objetiva de la Cuestión Nacional Kurda para construir una “Alianza Turco-Kurda”
El “alianza turco-kurda de 1000 años” de Öcalan es una repetición de una mentira histórica. La afirmación de que ha existido históricamente una “alianza voluntaria” entre turcos y kurdos es un intento de encubrir las políticas de opresión, masacres y asimilación implementadas contra el pueblo kurdo desde el Imperio Otomano hasta la actualidad.
Desde la fundación de la República, el derecho de los kurdos a la autonomía ha sido usurpado, sus revueltas han sido reprimidas de manera sangrienta y su identidad ha sido sistemáticamente ignorada. Las políticas de negación y aniquilación aplicadas a los kurdos, desde Koçgiri hasta Dersim, desde la Masacre de Zilan hasta la actualidad, muestran que no estamos ante una “alianza voluntaria”, sino ante una administración colonial.
La afirmación de que “los últimos 200 años de modernidad capitalista han intentado deshacer esta alianza” es un enfoque reaccionario que oculta las raíces de la cuestión kurda, blanquea los crímenes del Estado turco y coloca la lucha nacional kurda en el punto de mira. Aunque los efectos del capitalismo son un hecho, la principal razón por la que el pueblo kurdo está bajo opresión nacional es el Estado turco y sus políticas anexionistas y colonialistas, que se moldean de acuerdo con los intereses del sistema imperialista.
El movimiento nacional kurdo se ha configurado históricamente en oposición a las políticas de negación, aniquilación y asimilación forzada del Estado turco, que han oscilado entre la represión y la integración desde el Imperio Otomano hasta la República, desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Esta lucha histórica no solo se trata de asegurar derechos para la nación kurda; también es un resultado de la naturaleza fascista del Estado turco.
Durante el período otomano, los kurdos mantuvieron su existencia dentro de estructuras autónomas, pero a medida que la centralización aumentó y se desarrolló el modelo moderno de Estado-nación, se introdujeron políticas de asimilación y exterminio. Con el Tratado de Lausana (1923), los kurdos fueron colocados bajo la soberanía de la recién establecida República de Turquía, y su identidad nacional fue negada.
En los primeros años de la República, las revueltas kurdas fueron reprimidas violentamente por el Estado, con grandes levantamientos como la Rebelión de Sheikh Said, el Levantamiento de Koçgiri, la Resistencia de Ağrı y el Levantamiento de Dersim, que terminaron en masacres masivas. Tras la brutal represión del Levantamiento de Dersim en 1938, los derechos políticos y sociales de los kurdos fueron aun más restringidos, y las políticas de asimilación se intensificaron a través de métodos aun más brutales.
La fundación del PKK en 1978 fue un resultado directo de este contexto histórico y de la lucha de la nación kurda por la independencia. Sin embargo, en la declaración de Öcalan, se desestiman las razones detrás de estas luchas y sus objetivos, distorsionando las raíces de la cuestión nacional kurda.
Una de las distorsiones históricas fundamentales de Öcalan es su afirmación de que la fundación del PKK y la lucha armada fueron principalmente debido a la “influencia del socialismo real” y a la “atmósfera violenta del siglo XX”. Sin embargo, la lucha de la nación kurda por la independencia y la autodeterminación existía mucho antes del PKK, y el pueblo kurdo se había levantado repetidamente contra el Estado turco antes de que se estableciera el PKK. El enfoque de Öcalan no solo tiene como objetivo al PKK, sino que condena toda la historia del movimiento nacional kurdo.
De la teoría del “Confederalismo Democrático”, la cuál distorsiona los principios leninistas sobre la cuestión nacional, al liquidacionista “Llamamiento por la Paz y la Sociedad Democrática”
La última declaración de Öcalan es la culminación de un enfoque reformista, antimarxista y conciliador que se ha ido profundizando desde la década de 1990. Durante décadas, Öcalan ha desarrollado nuevos paradigmas que rechazan el marco teórico del marxismo sobre la cuestión nacional y la lucha de clases, abogando en su lugar por soluciones compatibles con el sistema. Su última declaración no es sorprendente dado esta evolución ideológica.
En su teoría del «Confederalismo Democrático», Öcalan no solo rechazó el marxismo y la lucha revolucionaria, sino que también negó las leyes objetivas del capitalismo, desestimando los conceptos de Estado, lucha de clases y revolución, mientras promovía un enfoque basado en la reconciliación con el sistema imperialista. Al afirmar erróneamente que la teoría del valor del trabajo de Marx es incorrecta y que “la clase obrera es un socio en la explotación con la burguesía”, reemplaza la lucha de clases con la sumisión y la reconciliación. Desestima las posiciones teóricas y políticas de Lenin y Stalin sobre la cuestión nacional, llegando a calificar sus enfoques de “desastre” y rechazando abiertamente el derecho de las naciones a la autodeterminación, incluido el derecho a establecer un estado independiente.
Por lo tanto, su último llamado declara oficialmente la perspectiva que ha estado construyendo durante mucho tiempo: una que legitima la sumisión a las estructuras de poder existentes y rechaza tanto la autodeterminación como la lucha revolucionaria.
El “Llamamiento por la Paz y la Sociedad Democrática”es una política sin salida, no una solución a la Cuestión Nacional Kurda
La reciente declaración de Abdullah Öcalan, que llama a la disolución del PKK, al fin de la lucha armada y a la “integración” de la nación kurda en el Estado turco, representa la culminación de una línea conciliadora de larga data. Los principales argumentos detrás de esta declaración son los siguientes:
1. Crear una manipulación sobre la fuente del problema kurdo y ocultar la naturaleza colonialista, anexionista, genocida y negacionista del Estado turco.
2. Presentar una ilusión de que ha habido un cambio positivo en el enfoque de las clases dominantes turcas para resolver el problema kurdo.
3. Afirmar que se está llevando a cabo un proceso de democratización en el Estado turco, creando un ambiente que podría resolver el problema kurdo.
4. Argumentar que el problema kurdo ya ha sido resuelto y que la lucha armada ya no es necesaria.
5. Afirmar que la democratización es posible a través de reformas estatales.
6. Declarar que las demandas de independencia, secesión y derechos nacionales ya no son necesarias.
Todos estos argumentos están desconectados de la realidad y se basan en distorsiones deliberadas. La causa fundamental de la cuestión kurda es la estructura fascista del Estado turco, organizado como una semicolonia del imperialismo, sus políticas anexionistas y su enfoque opresivo y colonialista hacia la nación kurda. La política principal de las clases dominantes en Turquía siempre ha sido negar la existencia kurda, profundizar la asimilación y absorber a los kurdos en un sistema anexionista usurpando sus derechos nacionales.
La declaración de Öcalan crea la ilusión de que el Estado turco ha cambiado sus políticas de dominación hacia los kurdos y ha iniciado un proceso de democratización. Sin embargo, en los últimos años, la agresión contra los kurdos se ha expandido para incluir a los kurdos de Irak y Siria, los municipios han sido tomados por delegados designados por el Estado, los representantes políticos y líderes kurdos han sido objeto de arrestos masivos, y se han llevado a cabo operaciones militares sistemáticas en las regiones kurdas, obligando al pueblo kurdo a vivir bajo un régimen de guerra constante.
Al ignorar estas brutales políticas coloniales y afirmar que es posible una “reconciliación democrática” con el Estado turco, Öcalan está dando la espalda a la experiencia histórica de la lucha nacional kurda. Las clases gobernantes turcas nunca han abandonado su política de negación y masacres contra la nación kurda. Por el contrario, cada vez que el movimiento nacional kurdo se ha fortalecido, el Estado ha respondido con una represión más dura. Hoy, la nación kurda sigue bajo una dominación anexionista, se le niegan sus derechos nacionales más básicos y, contrariamente a las afirmaciones de democratización, enfrenta un intenso terror estatal.
El llamamiento de Öcalan exige esencialmente que la nación kurda abandone por completo su derecho a la independencia y la autodeterminación. Este llamado legitima una solución basada en la asimilación a la dominación burguesa turca y un acuerdo con el Estado turco que requiere que los kurdos renuncien a su propia identidad. Sin embargo, las luchas de liberación nacional son luchas revolucionarias contra el imperialismo y el colonialismo. El derecho de las naciones a la autodeterminación es un principio revolucionario que no puede reducirse a meros derechos culturales y reformas de gobernanza local. La nación kurda tiene el derecho a la autodeterminación, que incluye el derecho a establecer un Estado independiente. El ejercicio de este derecho es una cuestión que debe decidir la nación kurda.
Reconciliación Democrática y el engaño de la ‘Paz’
Öcalan afirma que el actual Estado turco fascista será democratizado a través de reformas, declarando que “el segundo siglo de la República solo puede tener una continuidad permanente y fraternal si se corona con democracia”. Sin embargo, al observar la estructura del régimen político en Turquía, esto no es posible.
El Estado turco continúa implementando políticas represivas severas contra el movimiento kurdo, como el nombramiento de delegados en los municipios, el arresto de representantes políticos, la realización de amplias operaciones y la organización de ataques militares. En un entorno así, el llamado a la “reconciliación democrática” no es más que una política que obliga al pueblo kurdo a rendirse al ignorar la agresión del Estado.
El discurso de que “no hay otro camino que la democracia para la búsqueda y realización del sistema” es una propaganda del reformismo que rechaza la lucha revolucionaria y la confina a buscar soluciones dentro del sistema. Sin embargo, las luchas de liberación nacional en la historia del mundo han demostrado que la verdadera solución solo es posible a través de la lucha revolucionaria organizada del pueblo.
La declaración de Öcalan tiene como objetivo la liquidación del carácter revolucionario objetivo de la lucha nacional kurda. Sin embargo, inevitablemente se enfrentará a las limitaciones objetivas impuestas por las dinámicas de poder regional y las contradicciones de clase. La verdadera solución no radica en compromisos reformistas y políticas alineadas con los intereses imperialistas, sino en una línea revolucionaria que defienda el derecho de la nación kurda a la autodeterminación y que intensifique la lucha contra el imperialismo y los estados anexionistas.
La Cuestión Nacional en la Era del Imperialismo y la Solución Revolucionaria
La cuestión nacional, heredada del pasado, sigue siendo una de las contradicciones fundamentales que requieren resolución en la era del imperialismo. Tanto las luchas por la independencia en los países semicoloniales como las demandas de las naciones oprimidas dentro de Estados multinacionales son reflejos directos de la crisis general del sistema imperialista.
Con la etapa imperialista del capitalismo, la cuestión nacional ha dejado de ser un “asunto interno” de los Estados, como lo era en la era del capitalismo competitivo, y se ha convertido en un “asunto externo” en el que las potencias imperialistas intervienen directamente. Lenin y Stalin demostraron que en la era del imperialismo, las cuestiones nacionales ya no podían resolverse a través de una solución burguesa-democrática independiente, sino solo a través de la revolución proletaria como parte de la revolución mundial. Mao desarrolló aun más esta comprensión al enfatizar que las luchas de liberación nacional profundizan la crisis del imperialismo y juegan un papel crucial en la era de las revoluciones proletarias.
Hoy, las cuestiones nacionales de Palestina y Kurdistán, entre otras, están directamente vinculadas a las luchas por la hegemonía imperialista, los mecanismos de explotación y la dominación militar. El imperialismo manipula las cuestiones nacionales para sus propios intereses, dividiendo naciones, alimentando el nacionalismo y enfrentando a los movimientos populares opuestos entre sí. Sin embargo, las luchas nacionales representan uno de los puntos más débiles del sistema imperialista.
La solución completa y liberadora de la cuestión nacional en la era imperialista es responsabilidad del proletariado. La liberación de las naciones oprimidas de la dominación de las naciones opresoras y del control del capital financiero imperialista mundial solo es posible a través de revoluciones lideradas por el proletariado. La capacidad de la burguesía para establecer una soberanía nacional independiente y libre se ha agotado en la era imperialista. Por lo tanto, cualquier revolución democrática debe avanzar hacia el socialismo o ser arrastrada a la dependencia imperialista. La burguesía, por su propia naturaleza, tiende a convertirse en parte del sistema imperialista. Convertirse en un pueblo dependiente del imperialismo significa la aniquilación de todos los logros progresistas y democráticos. La única forma en que las naciones oprimidas pueden lograr una liberación completa y definitiva es crear una polarización política a favor de la democracia popular y organizarse en el camino revolucionario.
La última declaración de Öcalan significa la liquidación de la lucha nacional kurda. De acuerdo con los principios fundamentales del marxismo-leninismo-maoísmo, la libertad de la nación kurda solo puede lograrse a través de un sendero revolucionario. La liberación de la nación kurda solo es posible a través de una lucha revolucionaria contra el imperialismo, el Estado turco dominante y los regímenes reaccionarios en la región.