AND: Editorial – El fuego se propaga por el patio trasero

Publicamos una traducción no oficial del último Editorial de A Nova Democracia.

Las masas populares deben persistir en sus movilizaciones – y, en particular en la Educación, es necesario dar nuevos y poderosos impulsos a la movilización de las masas estudiantiles, fuerza principal en la lucha contra el proceso de desguace y privatización en marcha del gobierno actual.

A pesar de la feroz lucha entre Evo Morales y el presidente del país, Luis Arce, por el control del partido gobernante, el intento de golpe de Estado militar en Bolivia, el 26 de junio, fracasó. Y fue principalmente porque no contó con el aval del imperialismo yanqui. El comandante de las Fuerzas Armadas, José Zúñiga –que tiene vínculos directos con los mismos ultraderechistas que intentaron una ruptura institucional en 2019, Luis Camacho y Jeanine Áñez– quedó aislado, incluso dentro del cuartel.

No había, ahí, intervención directa del imperialismo yanqui como Estado imperialista: si la hubiera, el movimiento golpista tendría mayor alcance –eso dicen los “expertos”. Esta articulación golpista tiene su principal motivo en las contradicciones entre las clases dominantes locales, “templadas” con presiones, chantajes y sobornos de ciertas corporaciones imperialistas. Lo único que el establishment yanqui quiere es evitar que el fuego se propague en su patio trasero, más aún cuando, en Asia, un área prioritaria, se encuentra en situación embarazosa de mantener sus posiciones en Taiwán, así como en el Medio Oriente, acosado por las acciones de la Resistencia Nacional Palestina. Pero, por supuesto, si hubiera tenido éxito, los yanquis habrían aplaudido, más aún cuando los articuladores son notorios vendepatrias, en un País que tiene una de las tres reservas de litio más grandes del mundo, codiciada por las mayores corporaciones imperialistas del mundo, incluido Elon Musk, que probablemente tuvieron relaciones con esta conspiración, tal como la tuvieron con la que fracasó en 2019.

En cierto modo, los acontecimientos en Bolivia demuestran dos cosas: primero, una vez más, que el período histórico que vivimos se encamina hacia eclosiones sociales, revueltas populares, intentos de establecer regímenes más reaccionarios e, incluso, guerras de todo tipo; segundo, que una conspiración golpista, abortada o frustrada, no desaparece si no hay un combate efectivo mediante la movilización de las amplias masas para barrer la reacción y derrotar las condiciones en las que se basa, la crisis general de descomposición del capitalismo burocrático y el viejo sistema estatal burocrático-latifundista del que es guardián, así como su podrido y corrupto sistema político, en el que están divididas las clases dominantes locales. Sin esto, cualquier otra medida sólo renueva las fuerzas de la reacción para una nueva envestida. Esta es una advertencia para nuestro País.

Hablando de la crisis del imperialismo yanqui, quizás el espejo más fiel de esta hoy sea el debate electoral entre Trump y Biden. Ambos, decrépitos, no tanto por la edad sino por el por el descaro, la reacción y la incapacidad de responder a las demandas del proletariado y de las clases populares locales. En la disputa, Trump salió ganando, lo que demuestra, una vez más, el alcance de la crisis del sistema imperialista y su avanzado proceso de reaccionarización.

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El fuego también se extiende por Brasil, y no sólo en sentido figurado. El Pantanal arde en llamas: se registraron más de 3.500 incendios, superando el récord hasta ahora registrado en 2020, cuando un tercio del bioma se vio afectado. De los focos de los incendios, el 95% son en zona privada – lo que, por el volumen de los incendios, demuestra que se trata de acción del latifundio, en una región marcadamente influenciada bolsonarista. Con tales atentados criminosos, los latifundistas logran dos objetivos: ampliar las áreas de acaparamiento de tierras e incluso “quemar” al gobierno en la escena internacional – ya que a Luiz Inácio le gusta vanagloriarse de ser el más ecológicamente correcto, dando gran peso a esta agenda, para escapar de las cuestiones de clase. Aún con esto, la falta de preparación, fondos y decisión política para enfrentar la acción latifundista, el reaccionario gobierno de coalición ya es blanco de críticas de los “ambientalistas”.

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Hablando de “quemar”, tras ignorar el paro de Educación y desenmascararse ante los docentes públicos federales para darle prioridad al “techo de gasto”, el gobierno envió al Congreso, a bombo y platillo, el nuevo Plan Nacional de Educación (PNE) 2024-2034 . El conjunto de metas, objetivos y toda la letanía estima mejoras en los estándares de calidad en la primera infancia, la educación profesional y técnica, la educación superior y la formación docente, prometiendo altos estándares e inversión del 10% del PIB en diez años… Pero ni conmovió ni entusiasmó a nadie, excepto a la secta de endurecidos burócratas sindicales oportunistas. Se observa que el último PNE, aprobado por el gobierno del PT, no alcanzó ni el 10% de sus objetivos, metas, etc. Para los trabajadores, es incluso instintivo pensar que cuanto más pomposas sean las promesas, más miserables serán los resultados. Y la experiencia, incluso la de los gobiernos oportunistas, lo atestigua. Bueno, cualquiera lo sabe.

Las masas populares deben persistir en sus movilizaciones – y, en particular en la Educación, es necesario dar nuevos y poderosos impulsos a la movilización de las masas estudiantiles, fuerza principal en la lucha contra el proceso de desguace y privatización en marcha del gobierno actual. ¡Defender con uñas y dientes la educación pública gratuita!

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