AND: Editorial – El bolsonarismo sin Bolsonaro gana el apoyo de la vieja democracia burguesa

Publicamos una traducción no oficial de la Editorial de A Nova Democracia.

Poco importa la intención de los políticos, pues sólo pueden cumplir la función de administradores de la opresión y la explotación del pueblo y la Nación, para luego en seguida, ser sustituidos por otros, más alineados a los intereses de los “poderosos”.

Condenado por intentar llevarse las joyas del Estado, que procedían de la donación hecha por el gobierno fascista de Arabia Saudita, Jair Bolsonaro no será preso. No ahora. Este es un cálculo fácil de hacer: esta, que es la acusación más leve sobre el ex-presidente, no tiene poder para la condenación a prisión, cuando todavía está en curso la investigación que estudia su – ¡obvio! – relación en las tramas golpistas de noviembre de 2022. Fuentes del STF dicen lo mismo: sólo será preso, de ser el caso, tras el “paso en el juzgado”. Sin embargo, no es ahí donde reside el peligro bolsonarista.

Está en marcha una gran articulación del establishment (núcleo de los poderosos de la economía, de los monopolios de empresa, Alto Comando de las Fuerzas Armadas y representantes de la embajada de EE.UU.) para librarse de Luiz Inácio, tras haber usado y abusado de sus servicio, y al mismo tiempo, neutralizar una candidatura extremista de derecha del bolsonarismo. En mayo, Luciano Huck insistió en organizar un almuerzo con Tarcísio, el presidente del Banco Central Roberto Campos Nettos, otras “autoridades” y periodistas a sueldo de la familia Marinho. El 28 de abril, Tarcísio estuvo, con mucha visibilidad, en tres largas páginas del monopolio de prensa “O Globo”, en la edición impresa, recibiendo elogios de su “moderación”, además de la gran cantidad de publicidad a los proyectos de administración paulista. Todo aquí es sintomático.

Sin Bolsonaro en 2026 para justificar la bandera de la “unión nacional por la democracia”, ¿qué será de la candidatura petista? Hay una razón de que, ahora mismo, la derecha tradicional dentro y fuera del gobierno, empuja al gobierno hacia sucesivas derrotas en el Congreso. Después de pedir, el 5 de junio, que los ministros de “centro”, apelando a las bancadas del Congreso, apoyaran los proyectos del gobierno de interés electoral, Luiz Inácio recibió como respuesta, a través de declaraciones en la prensa, que las bancadas sólo se movilizarán para proyectos de interés para las clases dominantes (las llamadas “agendas económicas”). Fuera del gobierno, ahora mismo tenemos a Arthur Lira planeando, con carácter de urgencia, el día 6, un proyecto que revise el “premiado chivatazo”, que podría incluso hacer inviable el proceso contra Bolsonaro – aunque esto no sería aprobado por el STF. es un hecho que refuerza la movilización ideológica de la base social bolsonarista, de cara a las elecciones de 2024 y, posteriormente, de 2026.

Queda por preguntar: ¿Qué tipo de “resistencia al bolsonarismo” pretende ser este gobierno actual, al frustrar de manera contundente, a los obreros y a las bases de los movimientos populares que todavía manipula a través de sus direcciones oportunistas cooptadas, al no cumplir sus promesas de campaña, y por tanto que ella derecha libera, como Arthur Lira y el “centro”?

Las masas populares tienen, une vez más, la comprobación de las falacias de este camino electorero como medio de resistir a los avances de la reacción. Sustituido Bolsonaro, las estructuras de dominación de las clases dominantes de los grandes burgueses y latifundistas, serviles al imperialismo, principalmente yanqui, se mantienen e imponen la necesidad de un presidente a su imagen, semejanza y raíz. En este sentido, poco importa la intención de los políticos, pues sólo pueden cumplir la función de administradores de la opresión y la explotación del pueblo y la Nación, para luego en seguida, ser sustituidos por otros, más alineados a los intereses de los “poderosos”, llevando adelante con nuevo impulso, aunque más debilitada que nunca, la marcha reaccionaria.

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No podríamos no abordar, sobre varios puntos de vista, la grotesca Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) presentada por Flávio Bolsonaro, que busca ceder franja costera de territorios marinos al sector privado. Es una evidente maniobra de especulación inmobiliaria, que amenaza seriamente el acceso de las masas pobres al ocio, porque, una vez sentado el precedente constitucional, todos los demonios saldrán de las sombras y nuevos proyectos avanzarán para apoderarse de otros territorios de poblaciones tradicionales de la costa. También es irresponsable desde el punto de vista de la naturaleza del medio ambiente: estos territorios son una reserva natural que, ocupados con la construcción de inmuebles, como ocurriría inevitablemente, resultaría en anunciadas “catástrofes” (verdaderos crímenes premeditados contra el pueblo), como la enorme inundación que destruyó Rio Grande do Sul, sin olvidar el debilitamiento de la defensa nacional, al socavar la soberanía en estos territorios. Más escandaloso es señalar que, en la Cámara, la propuesta fue aprobada con el apoyo de cinco diputados, que también son ministros del gobierno de falsa izquierda: André Fufuca, André de Paula, Celso Sabino, Juscelino Filho y Silvio Costa Filho, así como así como otros tantos, del PCdoB.

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