Bangladés: el proletariado se rebela contra el imperialismo

Imagen de cabecera: marcha de cientos de proletarios del textil en Dhaka. Fuente:Munir uz Zaman, AFP.

Las enormes protestas, que fueron iniciadas en el marco de la pugna entre las diferentes facciones de las clases dominantes, pero lo rompieron, continúa. El jueves 2 de noviembre fue el tercer y último día de bloqueo general propuesto por el Partido Nacionalista de Bangladés (Bangladesh Nationalist Party – BNP). El día terminó de una forma similar a los anteriores: con numerosos incendios de vehículos para boicotear el transporte público, y con detenciones de altos cargos del BNP por parte del gobierno de la Liga Awami (Awami League – AL). Ya hemos informado anteriormente de estas protestas.

De nuevo es el proletariado bangladesí el que se sale de los estrechos márgenes de las luchas intestinas de las clases dominantes. La confección de ropa es una actividad económica esencial en Bangladés: es el segundo mayor productor de ropa del mundo, sólo por detrás de China; hay más de 3.500 fábricas dedicadas a este tipo de producción y emplea a más de 4 millones de personas de forma directa, la mayoría mujeres; el salario mínimo es de 75 dólares al mes. De nuevo el proletariado del textil no puede ser controlado por el gobierno de la AL, ni manipulado por el BNP. El proletariado prosigue su dura lucha y el Estado de Bangladés responde con más represión, y ya tiene en marcha 11 casos en los que hay más de 5.000 acusados por los disturbios.

Esta lucha está provocando un verdadero quebradero de cabeza al imperialismo que basa su producción en la brutal explotación que sufre el proletariado del país semicolonial y semifeudal. La lucha ha conseguido mantener cerradas durante días 500 fábricas, algunas de ellas verdaderamente enormes, por ejemplo, 50 de ellas emplean a 15.000 proletarios. De momento se confirman dos proletarios fallecidos y decenas de heridos en los choques con la policía, y el Estado ha desplegado a sus paramilitares, que están dirigiéndose a numerosas fábricas para tratar de evitar que el conflicto se extienda a nuevas áreas industriales. En las manifestaciones recientes han participado alrededor de 5.000 proletarios. Por su parte, el Estado de Bangladés afirma que no está disparando con munición mortal, sino con pelotas de goma. A pesar de ello, un conductor de furgoneta fue herido de bala esta mañana en un choque entre el proletariado y la policía, y los únicos disparos provenían de las filas policiales.

Choque del proletariado con la policía. Fuente: Munir uz Zaman, AFP.

El proletariado bangladesí denuncia que la ropa es vendida a un alto coste, que los beneficios de las empresas que producen esta ropa son enormes, pero que sin embargo, sus sueldos siguen siendo miserables. La realidad es que estas grandes empresas, estos monopolios, son la base y la razón de que ocurra tal explotación. La realidad es que la lucha contra la burguesía compradora del país, es una parte de la lucha contra el imperialismo, y que la burguesía local no son más que los subsidiarios o los lacayos de los grandes monopolios que tienen intereses en el país.

Los diferentes imperialismos que oprimen al pueblo de Bangladés han reaccionado ante el aumento de las protestas. El imperialismo yanqui se muestra preocupado y ha insistido en defender la democracia burguesa y cómo debe ser implantada, mediante elecciones que deben ser “libres” y “justas”, y de una manera pacífica; por otra parte, el embajador yanqui en Bangladesh, Peter Haas, ha urgido al BNP y a la AL a resolver el conflicto actual y dialogar. Por otra parte, otro de los principales imperialismos en el país, el británico, se ha reunido con el BNP y ha urgido al diálogo y frenar la violencia actual. Además, ha anunciado que a través de la Commonwealth enviará a sus agentes a vigilar la preparación de las elecciones, algo que también han anunciado el imperialismo yanqui y la Unión Europea. Por todo ello, los diferentes imperialismos han dejado clara su posición: ante el creciente descontento popular y la encarnizada lucha proletaria, es necesario pacificar el país, estabilizarlo y que las facciones de las clases dominantes resuelvan sus diferencias para solventar la crisis actual.

El pueblo y especialmente el proletariado de Bangladés han mostrado como la lucha en su nación es la lucha contra el imperialismo. En un país semicolonial y semifeudal como Bangladés, luchar contra su explotación es enfrentarse a los imperialistas, y luchar contra la falta de independencia nacional, es luchar contra las clases dominantes que son los lacayos del imperialismo. Por ello, la lucha de los proletarios del textil cobra un enorme significado y los imperialistas no pueden hacer otra cosa que preocuparse.

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